El consumo de pornografía en exceso puede traer cambios en la conducta de las personas y desarrollar posibilidades de que hombres jóvenes se conviertan en agresores sexuales, señaló Alejandro Villena Moya, profesor de la Universidad Internacional de La Rioja, España, quien consideró que las mujeres son las principales víctimas de este tipo de contenido.
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En rueda de prensa desde la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), el catedrático expuso que existe un comportamiento generalizado en el mundo ante el consumo de pornografía, por lo que la situación de un país y otro no suele ser diferente en este tema.
En ese sentido, expuso que generalmente el primer acercamiento a la pornografía ocurre entre los 9 a 11 años de edad, y se estima que a partir de los 15, algunas personas generan el hábito de ver pornografía de forma casual.
Señaló que esto es peligroso, pues el consumo de este tipo de contenido a temprana edad puede afectar el desarrollo de una persona y su relación con la sociedad.
«En el caso de los chicos, las afectaciones son mayores, porque cambiará la forma en la que ve a la mujer y hará que sus prácticas sexuales consistan en cosificar e instrumentalizar a su pareja. Convierte la sexualidad en producto en vez de una relación afectiva»
Alejandro Villena Moya
Profesor de la Universidad Internacional
de La Rioja, España,
Explicó que en España, nueve de cada 10 universitarios creen que la pornografía es fiel a la realidad, lo que les lleva a practicar en la vida real esas formas de sostener relaciones sexuales, y estima que el comportamiento de la sociedad mexicana es muy similar.
Reconoce que la agresividad sexual es producto de una serie de circunstancias, no obstante, puntualizó que la pornografía puede ser un motor para normalizar la violencia en las relaciones.
«Los chicos desarrollan probabilidades de ser agresores sexuales, mientras que las chicas tienen más posibilidades de ser víctimas de violencia, ya que no distinguen, creen que la violencia es placentera»
De igual forma, indicó que los videos para adultos aumentan los estereotipos de género, haciendo creer que la mujer siempre tiene que estar sometida al placer del hombre, además de que refuerza la visión de que las mujeres son un objeto.
Apuntó que este tipo de conducta se puede corregir acudiendo con un especialista, sin embargo, señala que debe haber regulaciones en este tema desde las políticas públicas.
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