Jesús Emmanuel León Vázquez / Agencia Reforma
Tapachula, México. Una nueva caravana cientos de migrantes, en su mayoría centroamericanos, intenta salir de la frontera sur donde llevan varados hasta un año en espera de la resolución a sus trámites de regularización.
El éxodo denominado «Por la Justicia, la Dignidad y la Paz» tiene como objetivo llegar a la Ciudad de México a manera de protesta por la falta de respuesta a sus peticiones de asilo ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y a las solicitudes de regularización en el Instituto Nacional de Migración (INM), indicó ayer el activista Luis García Villagrán, del Centro de Dignificación Humana AC.
Desde el viernes, muchos extranjeros pernoctaron en el Parque Bicentenario de esta ciudad, vigilados por elementos del INM y la Guardia Nacional, para comenzar su viaje la mañana de ayer.
La hondureña Paola Torres -una de las más de 100 mil migrantes que se estiman varadas en la frontera sur, según diversas organizaciones- admitió conocer los riesgos de avanzar en grupo, pero, dijo, prefiere eso a volver a su país de donde huyo por la extorsión de las pandillas.
La mujer llegó a Chiapas hace tres meses, pero ante la falta de papeles para trabajar y no tener donde vivir decidió sumarse a la caravana junto a otros miembros de su familia, 10 en total incluyendo a cinco menores.
«Consideramos ya (los riesgos), más o menos estamos sabidos de lo que es ir en una caravana, pero qué vamos a hacer, para atrás no», expresó.
Sin embargo, en su primer día, cerca de dos mil migrantes, entre los que había mujeres embarazadas y personas con discapacidad, no salieron de Tapachula.
Apenas habían caminado siete kilómetros cuando un operativo de la Guardia Nacional y Policías Estatales intentó detenerlos en el punto conocido como Viva México, sobre la carretera costera de Chiapas.
Aunque estaba hasta el final del contingente, la hondureña Fanny Turcio sujetó a su hija de cinco años y avanzó luego de que la mayoría de hombres que iban hasta el frente rompió el cerco de seguridad a empujones.
«Si tuve miedo porque los policías empezaron a forcejear, tuvimos que correr, mucha gente corría, los niños», contó.
Un menor resultó con una herida en la cabeza tras el breve enfrentamiento, por lo que fue auxiliado por paramédicos del Grupo Beta del INM.
Una mujer, que exhibió una rodilla raspada, culpó a los agentes de la agresión al pequeño de unos cinco años.
«Íbamos pasando, iba un muchacho con una muchacha adelante de nosotros, a él se le zafó la chancla y por no soltarle la mano a la mujer, nos tiraron y el Policía le pegó a él», denunció.
El choque ocurrió en el mismo lugar donde el INM y la GN mantienen un punto de revisión.
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Tras el fallido operativo, ambas corporaciones revisaron unidades del transporte público para evitar que llevaran a migrantes.
Debido a la intensidad del sol y la temperatura de 33 grados centígrados, la caravana sólo avanzó 14 kilómetros por lo que decidió descansar en el poblado de Álvaro Obregón, aun perteneciente al municipio de Tapachula.
Aunque no tienen un plan definido, el cual irán decidiendo cada día, el contingente pretende seguir el mismo camino que han recorrido los éxodos previos.
Seguir por toda la costa de Chiapas hasta Oaxaca, posiblemente pasar por Veracruz, y subir a Puebla para finalmente llegar a la capital del país.
La espera
Irineo Mújica, de Pueblos Sin Fronteras, explicó que ante la dilación de las autoridades, la organización ha tramitado más de seis mil amparos en favor de los migrantes para evitar su detención y que puedan salir del sur del país a otros estados, con su proceso en marcha.
Sin embargo, el INM informó recientemente que estos documentos judiciales no conceden a los extranjeros el libre tránsito por México.
Los activistas acusaron al presidente Andrés Manuel López Obrador de contener a los migrantes en la frontera con Guatemala para que no lleguen a Estados Unidos y quedar bien con el Gobierno de Joe Biden.
«Preferimos ser golpeados por una Guardia Nacional cobarde a que alguien nos diga que nos tenemos que quedar en una cárcel sin haber hecho nada».
Irineo Mújica, activista de Pueblos sin Fronteras
La larga espera ha sido el martirio de Germán Portillo, quien tuvo que huir de Honduras luego de que los maras buscaran a su hija de 14 años y recibiera amenazas de muerte
«Mi hija entró al colegio y los pandilleros la querían como mujer para ellos», recordó.
El hombre abundó que lleva un año en México y estuvo un tiempo en Monterrey a donde logró llegar burlando los retenes migratorios, pero retornó al sur del país para continuar con su trámite de residente.
«Estoy tramitando mi permanencia, fui a Migración y me dijeron que esperara, que esperara y que esperara», externó.
El nuevo éxodo ocurre tres años después del ingreso a México de la primera caravana de migrantes en octubre de 2018.
Apenas a finales de agosto y principios de septiembre pasado se registraron cuatro caravanas de migrantes haitianos.