Por Internacional Progresista Wire
Honduras ha entrado en una crisis constitucional en vísperas de la toma de posesión de Xiomara Castro como primera mujer presidenta de Honduras.
El 23 de enero, una facción de diputados se apartó del proceso oficial de elección del presidente del Congreso Nacional para elegir paralelamente a su propio «presidente» del Congreso, viajando a un club de campo en una pequeña ciudad a 32 kilómetros de la capital para llevar a cabo esta ceremonia no sancionada.
La implicación es clara: a pesar de la rotunda victoria de Xiomara Castro y su partido LIBRE en las elecciones generales de noviembre, la nueva facción se está preparando para sabotear su presidencia y descarrilar su campaña para acabar con la narcocorrupción en Honduras.
Por ello, la Internacional Progresista vuelve a Tegucigalpa para observar la toma de posesión de la primera mujer presidenta del país y garantizar la transición pacífica del poder a su gobierno.
La Internacional Progresista lleva observando el proceso electoral en Honduras desde antes de las elecciones presidenciales del 28 de noviembre. Combinando la observación en los centros de votación con el análisis en tiempo real del recuento de votos, lxs delegadxs del Observatorio de la IP trabajaron con el Centro de Estudio para la Democracia (CESPAD) y el Consejo Nacional Electoral (CNE) para garantizar la transparencia y la responsabilidad en el proceso democrático del país.
Durante las elecciones, lxs delegadxs observaron un feroz ataque a las instituciones democráticas del país. La violencia política selectiva, la desinformación masiva y la corrupción rampante amenazaron con hacer descarrilar el proceso democrático. Un ciberataque de origen desconocido colapsó la página web de la autoridad electoral en la mañana de las elecciones, y apenas unas horas más tarde, sin contar los votos y sin una encuesta de salida clara, el Partido Nacional en el poder declaró la victoria en una gran rueda de prensa: un claro esfuerzo por disuadir a lxs votantes restantes.
Sin embargo, la democracia triunfó el día de las elecciones. La elección de Castro refleja el valor del pueblo hondureño para superar los esfuerzos por suprimir su participación en las elecciones, y el retorno de la democracia a Honduras es un logro asombroso.
Pero este triunfo es frágil, como demuestran los acontecimientos de esta semana. En la década transcurrida desde el golpe de Estado de 2009, las fuerzas armadas sólo se han abastecido mejor, se han financiado mejor y se han conectado más profundamente con lxs aliadxs militares de Estados Unidos. Mientras tanto, la red del narcotráfico ha llegado a capturar una mayor proporción del sistema político.
En su campaña para la presidencia, Xiomara Castro planteó grandes ambiciones para su gobierno, con planes para un proceso de «refundación» nacional que amplíe los derechos sociales y económicos a través de una nueva constitución. Se ha comprometido a revertir la privatización del territorio hondureño mediante el uso de las Zonas Económicas Especiales (ZEDEs), a despenalizar el aborto y a erradicar la corrupción del sistema judicial del país.
La Internacional Progresista llega a Tegucigalpa para defender este proceso de «refundación» y a lxs millones de ciudadanxs hondureñxs que acudieron a votar por él el 28 de noviembre, para hacer frente al creciente golpe de Estado contra la presidenta electa Castro y para trabajar con las fuerzas progresistas de todo el país para hacer justicia por los crímenes que su pueblo ha soportado recientemente.