La primera vez que escuché el inicio de esos versos, fue en una reunión. Una de esas reuniones en las que jóvenes estudiantes, hacíamos planes para luchar por un mejor país. “Tus manos son mi caricia mis acordes cotidianos te quiero porque tus manos trabajan por la justicia. Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos”. Me impresionaron la calidez y la solidaridad de esos versos. Poco tiempo después escuché la canción completa y ahí descubrí que el autor de esas palabras era Mario Benedetti, quien nos hacía sentir esperanza intentando lograr una sociedad más justa, acompañados de sus mensajes. “Tu boca que es tuya y mía, tu boca no se equivoca. Te quiero porque tu boca sabe gritar rebeldía”. Esa canción se convirtió en poco tiempo en un himno que acompañaba las reuniones de miles de jóvenes estudiantes en América latina.
Mario Benedettí nació en Paso de los Toros, Uruguay el 14 de septiembre de 1920. El acortó su nombre, ya que fue registrado y de acuerdo a la tradición italiana de sus padres, se llamaba: Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farrugia. Cuando cumple 4 años, se traslada la familia a vivir a Montevideo. Benedetti escribió incansablemente poemas, cuento, ensayo y novela, pero no lo hizo a una edad temprana. Cuando cumple 25 años se publica su primer libro de poemas La víspera indeleble. Después de este, no para de publicar. En 1948 dirige la revista Marginalia y publica un ensayo, al que nombra Peripecia y novela. Al año siguiente aparece su primer libro de cuentos Esta mañana, que es premiado en su país. Su primera novela, Quién de nosotros es publicada en 1953. A partir de 1954, se convierte en director literario de la revista Marcha.
La novela que le permite ser reconocido internacionalmente es la Tregua que es publicada en 1960. Cómo no recordar la historia de Martín Santomé que queda viudo a la edad de 28 años. Isabel, su esposa deja tres hijos huérfanos, el mayor de ellos de solo 4 años. La vida de Martín es insignificante. El tiene 49 años cuando comienza a escribir un diario porque está a solo un año de jubilarse de un trabajo burocrático que llena sus días. La relación con sus hijos es muy poco amorosa y el trata de llenar el vacío que enfrenta, escribiendo lo poco que sucede en su vida, hasta que 3 nuevos empleados llegar a la compañía en que trabaja. Una de ellas es mujer, su nombre: Laura Avellaneda, una mujer inteligente, cumplida y equilibrada de la que poco a poco se va enamorando perdidamente Martín, quien ya no pensará en el horror de un domingo más solo. La esperanza de volver a sentir el amor, lo vuelve menos retraído. Comienza una nueva relación que avanza cada día y esto lo llena de alegría, hasta que una mañana Laura no se presenta a trabajar porque se encuentra enferma. Los días pasan y después de 4 meses sin verla, recibe la fatal noticia de la muerte de quien sería su nueva esposa y con quien pasaba los días más agradables de su vida que ahora prometía ser distinta. Y es que nunca, ni con su primera esposa, sintió ese amor por una mujer. Pasan los meses y el último día de trabajo de Martín llega. ¿Qué hará con su vida el atribulado hombre que se siente sin esperanza alguna para seguir viviendo?
Benedetti viaja en diferentes momentos a Cuba para participar como jurado literario. Es tan estrecha la relación de él con escritores cubanos que, en 1967, su estancia en Cuba se extiende más de un año para dirigir el Centro de Investigaciones Literarias en ese país. El objetivo del centro es crear un diccionario de la literatura latinoamericana y en ese proyecto participarán renombrados escritores.
Ya en 1971, junto con otros escritores uruguayos, forman el frente de escritores 26 de marzo, que posteriormente será parte de la coalición de izquierda Frente Amplio. 2 años después, en 1973, Uruguay y Chile sufrirían los peores momentos al tomar regímenes militares mediante golpes de estado las riendas de cada país. Miles de uruguayos son perseguidos, encarcelados, torturados y muchos cientos salen de su país al exilio. Ese es el destino de Mario Benedetti, uno de los más importantes y queridos escritores de América latina, que comienza su peregrinar por diferentes países en los que nunca deja de denunciar lo que está pasando en su querido Uruguay. Son días aciagos pero el escritor no se rinde. Al contrario, su poesía se radicaliza y a través de la palabra, denuncia sistemáticamente la dictadura en su país. Al exilio, él viaja solo y va a Buenos Aires, Cuba, España. Tarda más de una década en regresar a Uruguay. De 1989, es su cuento Pacto de sangre. La historia conmovedora de Octavio, un viejo que vive con su hija y al que todos llaman abuelo, también ella, su hija. Y aun acompañado vive la soledad y solo su nieto será quien escuche su voz. Para todos, el enmudeció por su edad. Abuelo y nieto hacen un pacto de sangre, en el que solo los dos se comunicarán y nadie más sabrá su secreto. Octavio espera siempre con ansía la llegada de su nieto después de la escuela. Un buen día se despiden porque el joven irá de vacaciones a Estados Unidos. Solo 15 días, le dice al abuelo. Ninguno de los dos sabe que el muchacho se irá mucho tiempo más. El viejo Octavio al saberlo se convence de que la única salida para su vida, es la muerte. Sin su nieto, que más le queda.
Mario Benedetti muere en 2006 en su casa, en Uruguay, a los 88 años. El gran escritor pensaba: “Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad”.
Verano de 2022
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Ilustración: Iván Castillo
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