La Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual ha detectado, de enero a julio de 2011, veinte femicidios. Ocho de las mujeres asesinadas habían denunciado al agresor ante los organismos competentes y tres de ellas contaban con medidas cautelares. El machismo sigue matando mujeres, y los mecanismos institucionales responsables de su protección son ineficaces. Por eso, nuevamente se inicia campaña contra la violencia hacia las mujeres en todos los ámbitos.
Recientemente, la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Carolina Schmidt, ha querido mostrar a la ciudadanía que gracias a las iniciativas adoptadas por este Gobierno -entre las que se encuentra la instalación de centros para rehabilitación de hombres agresores- los femicidios habrían disminuido a nivel nacional en un 50% respecto del año 2010.
Los dichos de la ministra parecieran responder más al deseo de sacar dividendos políticos que a un serio interés por enfrentar este grave problema social. No hay evaluación, ni puede haber, de un programa piloto que recién se implementa desde hace seis meses, y que presenta cuestionables resultados en otros países.
Las cifras que exhibe Sernam no dan cuenta del problema real. ¿No es acaso femicidio la violación y posterior asesinato de Madelaine Pichuhuinca de 12 años de edad? ¿y el de Fernanda Rivas, asesinada por un cliente del local nocturno en que trabajaba? Y otros, que la ley también excluye. El Sernam omite, además, información tan relevante como los femicidios frustrados, y el seguimiento de los procesos judiciales a los agresores, entre otras. Nos parece impresentable que la única información oficial de gobierno sobre el femicidio, contenida en la página web de Sernam sea una transcripción literal de la crónica roja de la prensa de circulación nacional.
El femicidio es una expresión extrema del continuo de violencia contra las mujeres, que afecta, de una u otra forma, a todas. Este continuo se expresa en la casa, en las calles, en las instituciones, y en todos los lugares en que desarrollamos nuestras vidas: menores salarios en los mismos puestos de trabajo; acoso y violencia sexual; sexismo en los medios de comunicación y en la publicidad; educación sexista; trata y explotación sexual de niñas y adultas; discriminación a migrantes e indígenas; violencia contra lesbianas y otras sexualidades disidentes, etc.
En nuestro país, el Estado, el empresariado, la Iglesia y los medios de comunicación reproducen las bases sociales y culturales de la violencia de género. Sin embargo, las mujeres estamos cada vez menos dispuestas a tolerar la discriminación, la violencia y cualquier otra manifestación machista. No queremos más victimización.
La Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual -organizaciones y redes de mujeres y feministas- llama a todas y todos a hacerse parte de la Campaña ¡Cuidado! El machismo mata, en todas las regiones del país.
Por Red Chilena contra La Violencia Doméstica y Sexual