Miles de personas de más de 2.800 ciudades salen a las calles. En Nueva York, más de 300.000 personas secundaron la marcha ante la celebración el martes de la Cumbre del Clima 2014.
La ciudad de Nueva York se volcó este domingo en una masiva manifestación contra el cambio climático que reunió a más de 300.000 personas como parte de una iniciativa mundial para alertar sobre los peligros del calentamiento global. En todo el mundo miles de personas han participado en las marchas convocadas en 2.808 ciudades para pedir medidas urgentes para frenar el cambio climático.
Cálculos preliminares dados a conocer por los organizadores cifraron en 310.000 los asistentes en la marcha de Nueva York, lo que la convierte en una de las mayores marchas que se han celebrado hasta la fecha en esta ciudad.
Acudieron representantes de grupos ecológicos, de sindicatos, de comunidades de Nueva York, familias enteras y muchos ciudadanos, en una fiesta popular que sembró de color y ritmos variados diferentes avenidas de la ciudad.
Llegaron de muchos rincones, como Graciela Arias, una india kuna del archipiélago panameño de San Blas, en el Caribe. Arias quiso sumarse a la marcha, junto con otros vecinos de San Blas, para traer su preocupación porque, en su caso, las mareas cada vez más altas por el calentamiento global están inundando algunas de las islas.»Estamos pensando en ir a la tierra firme, porque ya no podemos vivir en algunas islas, porque la marea sube muy alto», sostiene.
La preocupación de la indígena panameña es una más del crisol de alertas mundiales que se reflejaron durante la marcha, que comenzó en una esquina de Central Park y, después de tres horas de caminata, terminó en el oeste de la ciudad.
Muchos girasoles de cartón, una estatua inca de unos cuatro metros, un camión de biodiésel, un enorme flotador e innumerables objetos pudieron verse durante el recorrido, animado con bandas de salsa y de jazz, y muchos lemas en contra del cambio climático.
Al comienzo de la manifestación prestaron su testimonio varios ciudadanos de todo el mundo que quisieron decir por qué llegaron aquí. «He venido aquí porque busco un futuro más brillante para mis hijos, para mis nietos y para mi bisnietos», dijo Stanley Sturgill, de 69 años, un minero del carbón del estado de Kentucky, ya retirado, que sufre de silicosis por los años que trabajó en las minas.
También estaba la joven Kathy Jetnil-Kijiner, de las Islas Marshall, en el Pacífico, un archipiélago que está a dos metros sobre el nivel del mar y que, a causa del calentamiento global, teme que lleguen a perderse miles de años de cultura y de historia. «No queremos movernos de las islas», afirmó.
A la manifestación se unió, durante un breve tramo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, con una gorra azul y que acompañaba al alcalde de la ciudad, Bill de Blasio.
La marcha se llevó a cabo en vísperas de la Cumbre sobre el Clima que se celebrará el martes en Nueva York, a la que asistirán más de un centenar de gobernantes que vendrán también para participar en el debate general de la Asamblea General de la ONU. Fue convocada para impulsar el sentimiento popular a favor de acciones de los gobernantes para proteger el medio ambiente. Los organizaciones dijeron que actos con el mismo propósito se realizaron en un centenar de ciudades.
La de Nueva York comenzó diez minutos antes de lo previsto, después de una cuenta atrás de diez segundos que terminó con el empujón inicial de la manifestación.
Al final, en el oeste de la isla de Manhattan, esperaban refrescos, sillas y música, como la de la cantante de Benín Angelique Kidjo, quien dijo que quería recibir a los manifestantes para unirse a su causa.
«A todos nos interesa cuidar nuestra Tierra. Hasta a los hombres de negocio, porque, que yo, sepa, no hay negocios en Marte», bromeó. Fue una movilización popular que sirvió para expresar todo tipo de preocupaciones. Un pequeño grupo con banderas del Tibet pedían acción contra el cambio climático; otros protestaban contra el «shale» gas y un hombre con traje de pingüino lamentaba la pérdida de la capa de hielo.
Como es norma en las manifestaciones de Estados Unidos, había pocas pancartas grandes, pero decenas de miles de cartulinas personales, muchas con toques artísticos, para reflejar cada sentimiento particular Pero también ideas firmes, como la cartulina de una manifestante que decía: «Nunca, nunca, nunca, nunca votes a los republicanos».
Fuente: Agencia Rodolfo Walsh