“…Tras años de legislaciones que favorecen a los empresarios, entre proyectos como el Transantiago, con el fortalecimiento del sistema mixto en educación, con la privatización de nuestra salud, la contaminación de nuestros mares en manos de las salmoneras y la corrupción que convirtió SQM y PENTA en las nuevas sedes de gobierno. Hemos decidido notificar a la presidenta, en su propia casa para que no se entere por la prensa, que fracasaron y Chile se cansó de esperar… Les notificamos que desde hoy comenzamos la ofensiva”, señalaba el comunicado de secundarios y universitarios tras la “toma” de La Moneda, quienes continúan movilizados demandando educación gratuita y de calidad y el fin al lucro.
La reforma educacional del gobierno no cuenta con apoyo de ningún sector social. Gabriel Iturra, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Central y vocero del CONFECH, dice: “Seguiremos luchando pues los jóvenes y los que aún son niños tendrán que seguir endeudándose para estudiar, de fondo nada se ha trasformado. Queremos gratuidad universal y no en la medida de lo posible, acabar con el lucro, erradicar el mercado y el sistema de financiamiento mixto”. Por su parte, Diego Arraño, vocero de la ACES, agrega: “Seguiremos con las movilizaciones, dando la cara, no dejaremos que se mantenga el Sename y las AFP. Vamos a acabar con este sistema desigual. No los dejaremos gobernar”.
Tras declaraciones y comunicados algo flota. Pareciera que las luchas comienzan a unirse: “Ir creando la fuerza y la unidad, articulándonos, porque es sólo a través de la unidad y la lucha que venceremos”, afirma el Comité de Iniciativa por la Unidad Sindical (CIUS).
TRABAJADORES LUCHANDO
En junio, el CIUS convocó a la Jornada de indignación nacional y se adhirió a la Marcha multisectorial del CONFECH. Agrupa a diversos sindicatos de base, federaciones y confederaciones en la perspectiva de crear una nueva Central. Explican que 2016 es un año especialmente importante “para estar en las calles de manera decidida y combativa: los poderosos han impulsado, y prácticamente aprobado, una reforma laboral que es decididamente pro empresarial, profundamente antisindical y que atenta contra nuestro derecho a luchar por mejores condiciones laborales y de vida”. Pero, además, se manifiestan explícitamente contra el proyecto de educación de Bachelet, “que establece la ‘falsa desmunicipalización’”.
En su declaración La Educación es tarea de todos y todas, asumen como suya, y apoyan “en forma irrestricta” la ofensiva estudiantil para cambiar la educación neoliberal: “Ya estamos cansados de ver cómo el gobierno y la clase política se unen con los empresarios para hacer reformas a su pinta, para fortalecer el lucro y la explotación, como lo son las reformas educacional y laboral. Los estudiantes, trabajadores, el pueblo, no tenemos otro camino que la unidad y confiar en nuestras propias fuerzas, para avanzar en la lucha por nuestros derechos”, dicen.
Por su parte, la Coordinadora Nacional de Trabajadores NO + AFP advierte que “no podrán hacernos callar hasta que conquistemos un verdadero sistema previsional, que otorgue pensiones dignas y esté basado en los principios de la seguridad social. El clamor de los cientos de miles de chilenos que marcharon por las calles no fue suficiente para impulsar los cambios que se requieren, por lo que es necesario redoblar los esfuerzos y salir con mayor energía a expresar nuestra exigencia”.
Los trabajadores viven a diario precariedad e inestabilidad laboral, bajos salarios y cesantía, la naturalización de la explotación y el abuso, expresado sintomáticamente en el robo legalizado de las AFP, hoy mayoritariamente en manos de holdings transnacionales.
Muchos coinciden en que ya nada se puede esperar de la CUT. Exequiel Venegas, presidente del Sindicato Elías Lafferte, de Redbus, y dirigente de la Unión de Trabajadores y Estudiantes Clasistas (UTEC), opina que “la CUT es un monigote no más, no pelean por los trabajadores. Prefieren estar con el gobierno, no quieren subir el sueldo mínimo. No me siento representado”. Por su parte, Horacio Díaz, presidente del Sindicato Amec Foster Wheeler, agrega que “las huelgas y paros se hacen cada vez más frecuentes como una forma de enfrentar las promesas incumplidas, las demandas insatisfechas de los trabajadores, sean fiscales o privados. El efecto político es aminorado por la prensa a través del ocultamiento o el desprestigio, sin embargo, el fenómeno no disminuye, todo lo contrario: se han constituido espacios de coordinación y lucha como el Frente de Trabajadores Mineros Nelson Quichillao, el CIUS y el Frente de Trabajadores del Sur, expresiones de este nuevo sindicalismo al margen de los partidos y con profundas críticas al sindicalismo oficialista que practica la CUT”.
BASTA DE ABUSOS
Para Ronny Nebott, dirigente del Colectivo Acción Directa, desde 2006 o quizá desde antes, “la lucha de secundarios y universitarios ha logrado dinamizar el combate político-social y a su vez ha brindado el sustrato para avanzar en la construcción de un gran movimiento popular, el cual, por debilidades propias, pero sobre todo por las de otras fuerzas sociales, todavía muestra rasgos de inmadurez y carece de unidad en la lucha”. Agrega que los pueblos y trabajadores “aspiran a una educación pública, gratuita, democrática y de calidad en todos sus niveles y a lo largo del país.”
El movimiento estudiantil prosigue la lucha por un proyecto al que ha dado forma y ha defendido en las calles. “No obstante -agrega el Colectivo Acción Directa-, sobre todo en lo que va de 2016, se ha hecho sentir fuertemente que el peso de la lucha por lograr plasmar aquellos justos y legítimos objetivos sólo lo llevan los estudiantes, secundarios y universitarios. Los demás sectores ligados a la educación: docentes, paradocentes, agrupaciones de apoderados, de ex alumnos, de deudores de créditos públicos y privados ligados a estudios superiores, de estudiosos e intelectuales del área, no se han unido en un solo frente con el estudiantado. Qué decir de los demás sectores del movimiento popular: los trabajadores públicos y privados, los pobladores, los cesantes, Sólo el estudiantado mapuche ha logrado adherir, incorporando a su vez las propias”.
“Con todo, el principal y más gravitante aporte del movimiento estudiantil a las luchas actuales, es que ha demostrado, en la práctica, que es posible y necesario luchar sin cuartel y sin importar los esfuerzos requeridos por aquellas demandas históricas de los sectores postergados”, dice Ronny Nebott.
No tienen tapujos ni temores en exigir lo que, en rigor, saben que es un derecho. Pero, esta exigencia, así como un adecuado sistema de seguridad social para los trabajadores y los jubilados, vivienda social digna para deudores habitacionales y allegados, tierras y reconocimiento jurídico para el pueblo-nación mapuche, una cultura de liberación y otros derechos denegados y pisoteados por los sostenedores y defensores del actual ordenamiento político-social, son problemáticas que requieren de una respuesta global, que no será resuelta en los marcos del actual sistema: “Cada lucha sectorial remece toda la armazón de la estructura social, pues sus objetivos cuestionan la parte y a la vez el todo.
De allí que la demanda estudiantil lleva a potenciar las demás peticiones, insta a sus demandantes a movilizarse, a hacer públicas sus aspiraciones y a luchar por éstas. El movimiento estudiantil ya se hermana con las luchas por No + AFP y por un sistema previsional público y solidario, ” concluye Ronny Nebott.
Siguiendo esos planteamientos o ese espíritu han surgido nuevos movimientos como la Coordinadora Basta de Abusos. Ignacio Gajardo, dirigente de la Coordinadora, explica: “Nacimos este año a partir del descontento tras la última alza del pasaje del Metro y las malas condiciones del servicio del transporte. Observamos la necesidad imperiosa de organizarnos para frenar esos abusos por parte del empresariado y la clase política. Logramos una amplia convocatoria en asambleas donde el tema central es movilizarnos para presionar al gobierno y al empresariado”. Un comunicado de Basta de Abusos, señala: “Denunciamos el robo en el servicio público y su nula capacidad de generar mejores condiciones para trabajadores y usuarios. Las protestas se multiplicaron a 12 estaciones y más de un millón de personas ha evadido el pago en las jornadas de movilización. El mensaje es claro: ‘¡Evadir, no pagar, otra forma de luchar! Sabemos que la rebaja del pasaje no es solución, sino avanzar en la unidad de los sectores anticapitalistas y quebrar de una vez el modelo neoliberal. Para eso necesitamos la construcción de una alternativa política con diferentes frentes. Uno de los más importantes es la Coordinación del 1º de Mayo Clasista, que se viene agrupando hace años en una postura de clase y combativa, además de nuestro trabajo con la Coordinadora Penco-Lirquén que lucha contra el megaproyecto Octopus.”
CONSTRUIR LO NUEVO
Movimientos medioambientales han surgido a lo largo de todo Chile, en zonas de sacrificio y comunidades olvidadas. Ejemplo han sido las luchas del Valle del Huasco, donde las comunidades han tomado conciencia de que la destrucción de cualquier punto del territorio afecta de igual manera a toda la cuenca.
Destacable es el surgimiento de la Federación de Estudiantes Técnicos (FET). Jorge Marín, uno de sus dirigentes, del Colegio San Mateo, explica que “se formó a principios de 2016 para representar a los liceos técnico-profesionales porque tanto la CONFECH, como la ACES o CONES no nos representaban cien por ciento. Nos vimos en la necesidad de agruparnos y levantar nuestras reivindicaciones, que no estaban siendo atendidas por nadie. En el país somos decenas de miles los estudiantes técnico-profesionales, cerca del 44% del alumnado. No estamos recibiendo una educación que nos prepare para el mundo laboral, por eso es importante esta lucha, para dignificarnos. Hemos participado en movilizaciones al Ministerio del Trabajo, en la marcha del CONFECH, por el fin de las AFP, y estamos aliándonos con organizaciones sindicales como UCT, CGT, SUTE, SITECO, Confederación Bancaria, y otras”.
Aún en ciernes, flota entre los movimientos sociales la idea de la unidad, del surgimiento de un nuevo proyecto que aúne las luchas y desencadene y construya los cambios en beneficio de los sectores populares y las mayorías. “Un proyecto político, enraizado en las demandas sociales de cambio, capaz de romper con el duopolio, pero, principalmente, que rompa con el consenso que, resquebrajado, aun es dominante”, dice Carla Amtmann, ex dirigenta estudiantil, presidenta de Fundación Crea.
Para Noelia Garrido, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de La Frontera (UFRO), militante de Fuerza Universitaria Rebelde (FUR), “la organización debe surgir desde la base para construir un proyecto alternativo que sea emancipador y capaz de dignificar a las clases populares. Confluir en una gran asamblea que sintetice las luchas parciales. De norte a sur comienzan a surgir movimientos sociales que abarcan demandas muy diversas, pese al cerco mediático y al centralismo. Desde 2015 hemos logrado un significativo avance para alinear nuestras demandas con otras que abarcan a diversos sectores de la sociedad, vinculándonos con la Coordinadora por la Defensa del Territorio, que nos ha permitido mantener una estrecha relación con las comunidades locales.”
Según Damián Brito, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Tecnológica Metropolitana, ex ACES, hoy militante de Juventud Rebelde (JR), “todavía no formulamos una propuesta política para el país. Criticamos la explotación y la represión y más allá de nuestra propuesta sobre educación, queremos construir una nueva sociedad. Creemos en el poder popular y el control comunitario. Nuestra apuesta de más largo plazo es desarrollar un sindicalismo clasista, que va a ayudar a reactivar la movilización popular. Siempre los movimientos estudiantiles son la antesala de grandes movimientos populares y nosotros queremos construir, a partir del movimiento social, un movimiento popular”.