La huelga de hambre protagonizada por 11 habitantes de Caimanes se redujo a ocho. Los comuneros que reclaman el cierre del tranque de relaves minero El Mauro, de Minera Los Pelambres, disminuyeron su contingente debido al deterioro en la salud de tres activistas.
68 días cumplió hoy el grupo de, ahora, ocho manifestantes que permanecen en huelga de hambre como forma de protesta frente al peligro que significa para la comunidad de Caimanes el funcionamiento del tranque de relaves El Mauro, emplazada en el Valle del Pupío.
El movimiento Defensa Caimanes Unidos Venceremos, liderado por Cristian Flores y con la asesoría legal de Sandra Danino, pide el cierre de las faenas del tranque de relaves minero El Mauro pues consideran “atenta contra la vida del poblado”.
La estructura en cuestión mide 240 metros de alto, alrededor de un kilómetro de largo, y tiene en su interior material tóxico que decanta en el fondo del estero del Pupío. Los elementos líquidos dañinos o relaves, se filtran en las napas subterráneas al no existir un recubrimiento protector en toda la extensión del complejo minero.
Las barreras de contención de El Mauro, hechas de arena condensada, presentan filtraciones de humedad. Además, por medio de fotos difundidas a través de internet, se aprecia el tranque al límite de su capacidad. Ante estos hechos, los 8 kilómetros que separan la comunidad del establecimiento minero harían que su colapso en situaciones de emergencia como un terremoto o en lo cotidiano, como una lluvia fuerte durante invierno en la localidad, arrasara con el poblado y contaminara todo el sector.
El día miércoles de la semana pasada, la comitiva parlamentaria que visitó Caimanes con Alejandra Sepúlveda (presidenta de la Cámara Baja) a la cabeza, prometió que mediaría para que el Estado, los comuneros y Minera Los Pelambres conformaran una mesa tripartita de diálogo.
ESTADO DE SALUD DE LOS COMUNEROS
El día domingo 28, tres caimaninos dejaron la extrema medida. Estos son Pedro Soto, Ester González y Nancy Rojas. El primero de ellos, de 60 años de edad, dejó la huelga de hambre por recomendación médica y tras la petición de sus compañeros. González y Rojas por su parte, aludieron motivos familiares para dar un paso al costado.
Mireya Ardiles, presidenta de la Junta de Vecinos N° 4 señaló que “hasta que no se forme la mesa de diálogo los ahora ocho comuneros seguirán sin probar bocado alguno. La convicción es tal que no depondrán su actitud hasta morir si es necesario”, dice la dirigente.
Ardiles también informó que el día domingo pasado un médico examinó a los huelguistas. El profesional diagnosticó que uno de sus miembros, Marcos Soto, está bajo peso y lo llamó a dejar el movimiento.
La Cámara de Diputados recibiría ayer a representantes de Los Pelambres para que acepten formar parte de la mesa de diálogo.
Por David Abrigo B.
El Ciudadano