Han pasado más de cuatro décadas desde el Golpe Militar, pero Chile aún está muy lejos de terminar con la impunidad que selló la dictadura sobre los miles de ejecutados y detenidos desaparecidos.
Sin embargo, la consigna de verdad y justicia, obstaculizada hasta hoy por los pactos de silencio aún vigentes de las Fuerzas Armadas, emerge con más fuerza desde la memoria de los propios estudiantes y de las nuevas generaciones, que hoy se organizan e involucran en estos procesos.
Junto al Colectivo Memoria UC, la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica y la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (FEUC), interpusieron seis querellas por ejecutados y detenidos desaparecidos que formaron parte de la institución y del DUOC UC.
«Ellos quieren rescatar la memoria de su institución, de sus compañeros y profesores. También tienen la necesidad, ante los hechos de impunidad que ocurren hoy, de marcar presencia y decir que esta federación realmente quiere investigar los crímenes cometidos contra funcionarios, estudiantes y académicos de la UC en tiempos de dictadura militar», señaló Alicia Lira, presidenta de la AFEP.
Además de verdad y justicia, los estudiantes exigieron un acto reparatorio en términos psicológicos y morales para los familiares de estas víctimas. En este sentido, Lira destacó que «para nosotros es un hito muy importante porque la querella la firma la dirección completa de la federación, donde demuestran su voluntad política y reconocen que las autoridades de la Universidad Católica han invisibilizado el problema. Lo han acallado, pero ellos reivindican a las víctimas del plantel de la institución».
El caso de Alicia Ríos Crocco (26) años, es uno de los emblemáticos que involucran estas querellas. La estudiante de psicología se transportaba en bicicleta «cuando las versiones oficiales apuntaron a que explotó una bomba en su mochila. Más tarde los exámenes demostraron que era totalmente falso», explicó Lira.
EL GESTO DE LA FEUC POR EL FIN DE LA IMPUNIDAD
Las querellas adheridas por cada uno de los integrantes de la FEUC corresponden, además, a los casos de Ernesto Ríos (18 años, estudiante de Dibujo Técnico del Duoc UC), Juan Leiva (estudiante de Filosofía UC), Samuel Lazo (estudiante de Primeros Auxilios del Duoc UC), Víctor Oliva (estudiante de Pedagogía UC y militante del MIR) y Jenny Barra (20 años, estudiante de Enfermería UC).
Respecto al último caso en particular, explica el abogado Nicolás Pavez, Barra figuraba como detenida desaparecida hasta el 2001, cuando aparecieron huesos de su cuerpo en la Cuesta Barriga. Recién entonces fue calificada como ejecutada política.
«Son ejecutados y detenidos desaparecidos en diversos contextos: tres de las víctimas fueron del famoso caso de Paine, el 6 de octubre de 73, donde mueren 23 personas. Otra de las víctimas muere en una jornada de protesta del 86. Otra en la Operación Cóndor y muere en Argentina», detalló el abogado.
Sin embargo, en estricto rigor fueron 29 las personas ejecutadas y desaparecidas pertenecientes a la Universidad Católica y sólo se presentaron 6 querellas porque eran los únicos recursos judiciales en etapa de sumario. Otros procesos están menos avanzados o, incluso, ad portas de un fallo.
A juicio del abogado, el trabajo en conjunto con la FEUC y el Colectivo Memoria UC da cuenta de un cambio generacional al interior de la institución. «Tenemos la visión de una universidad que no se hace tanto cargo de su historia y memoria, pero es primera vez en la historia que la FEUC se querella. No es un hecho menor».
En pleno 2016, estudiantes y académicos se instalan en una política reparatoria y por el fin a la impunidad. A la vez, los propios integrantes de la FEUC hicieron un llamado a que las Fuerzas Armadas terminen con los pactos de silencio que han mantenido hasta ahora y que han implicado el encubrimiento de los responsables en diversos casos.
«Esto demuestra que hoy la juventud está por una sociedad sin impunidad, por el rescate de la memoria histórica, de lo que pasó en nuestro país con chilenos, chilenas y extranjeros. Esta es una demostración de dignidad, fuerza y convicción. No le vendría mal a las autoridades de esta universidad sumarse a la exigencia», recalcó Alicia Lira.