Un interesante debate se produjo en la sede Concepción de la Universidad de la República en torno a la necesidad de que Chile tenga una nueva Constitución que nazca, no de un grupo de expertos encerrados entre cuatro paredes, sino del pueblo, a través de una Asamblea Constituyente.
“La Asamblea Constituyente debe ser un proceso emancipatorio de nuestro pueblo entendiendo y pensando en los ciudadanos, en el pueblo, en las distintas corrientes de opinión. Una iniciativa como ésta debe pasar del mundo académico al mundo real, a las juntas de vecinos, los partidos, a las organizaciones sociales, debe haber una combinación o si no quedará reducido a un mundo que teoriza. Es necesario incorporarse para poder refundar una nueva institucionalidad y un nuevo Estado, que sea democrático, donde se ejerza la solidaridad y la fraternidad. Eso traducido en una nueva Constitución para este siglo XXI”. (Cristian Cuevas, presidente de la Confederación de trabajadores contratistas el cobre)
“Es urgente modificar la Constitución porque ésta es una camisa de fuerza, tenemos que tener una nueva Constitución y esto se hace marcando una preferencia, por cualquier candidato, no hay que marcar dos opciones porque eso anula el voto, hay que marcar una y junto con eso escribir AC. Habiendo un número importante personas que marquemos el voto de esta forma vamos a poder demostrarle al país, a los personeros políticos, la urgencia que tiene el pueblo de Chile, de que algún día seamos un país democrático”. (Juan Guzmán Tapia, ex ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago)
“La Constitución de 1980 es mil veces más reaccionaria y antipopular que la de 1925, es un retroceso tremendo…hoy se nos pretende hacer creer que lo que estamos pidiendo es demasiado, que nunca en Chile hemos tenido una Constitución redactada por el pueblo. Se dice también que la Constitución es un paquete muy bien atado y que es mejor no cambiarla, es lo que se dice. Ese planteamiento que es peligroso, porque argumenta que no se puede porque nunca se ha hecho, es el que tenemos que derrocar y lo podemos hacer porque tenemos una razón política, ideológica, histórica que nos dieron los fundadores de la república y es aquella que inspiró a todas las fuerzas que luchamos contra la dictadura”. (Gustavo Ruz, integrante de la Red de Asamblea Constituyente de Santiago)
De a poco la sala se fue llenando. En los respaldos de las sillas, quedaban parcas, chaquetas, gorros y uno que otro paraguas. Ya no era necesaria la calefacción. Mientras se esperaba el inicio de la jornada, la conversación fluía en el salón principal de la Universidad de la República. Otros hojeaban con interés ejemplares de dos diarios “alternativos” que sus propios creadores vendían pidiendo un “aporte voluntario”. Encuentros, saludos, intercambio de invitaciones a conversatorios y coloquios. Jóvenes de pelo largo y mochila; adultos de pelo blanco y miles de historias en la piel…
La convocatoria de la Red por la Soberanía Popular de Concepción, integrada por 20 organizaciones sociales, era atractiva: debatir acerca de una nueva Constitución para Chile, desde una asamblea constituyente. Llamativa propuesta.
Y también llamativos los expositores. El ex ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Juan Guzmán; el dirigente de la Confederación de Trabajadores Contratistas del Cobre, Cristian Cuevas y el integrante de la Red Asamblea Constituyente de Santiago, Gustavo Ruz.
Cada uno expuso su particular punto de vista sobre el tema, aunque la conclusión fue la misma: la necesidad de tener una nueva Constitución que nazca desde el pueblo soberano.
¿Qué dijo cada uno? Aquí van algunos de los pasajes más significativos de las intervenciones.
Cristian Cuevas, presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre, habló desde la visión de los trabajadores, del mundo del sindicalismo.
“Hay que entender que en el movimiento sindical no todos tienen igual disposición para hacer planteamientos políticos con la maduración y la comprensión social que deben tener los trabajadores para entender que hay que tener una nueva Constitución…”
“Esto se debate en la base del movimiento social pero no logra cristalizar en un movimiento que convoque a todos, sólo son intencionalidades…como Confederación nos planteamos que debíamos avanzar hacia una Asamblea Constituyente para una nueva Constitución. No estoy seguro, pero creo que nuestro país nunca ha habido una Asamblea Constituyente con la participación de las organizaciones, siempre han sido las elites las que han definido la institucionalidad, por tanto nunca ha habido una acción en donde los movimientos sociales puedan cristalizar en una nueva Constitución…”
“Esta aspiración, este deseo debe transformarse en un movimiento de millones que sean capaces de estremecer a nuestro país y hacer conciencia acerca de por qué es necesario tener una nueva Constitución, donde estén garantizados los derechos de hombres y mujeres, de las distintas identidades religiosas, culturales, sexuales de nuestro pueblo. Esto no puede quedarse en un deseo de una elite que intelectualiza lo que quiere pero no logra transformarlo en algo que vincule al movimiento social completo…”
“Uno se cansa de la quejumbre, vivimos quejándonos de todo, pero somos actores pasivos, no determinamos las conductas, no definimos para donde queremos llevar este objetivo político. Uno lo que ve es sólo un acomodarse, ser pasivo, hay una sociedad desesperanzada y no le podemos heredar eso a nuestros hijos…”
“Esta es una aspiración democrática y noble, pero si no logramos que eso lo entienda el ciudadano que no está en este foro, se va a quedar solo en un deseo…”
Juan Guzmán Tapia, ex ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, puso su mirada jurídica:
“…manifestar, clamar por lo que necesitamos que es quitarnos la camisa de fuerza que implica la Constitución de Pinochet. Todos conocimos lo que fue el golpe. Un bombardeo teatral que fue el primer acto de terrorismo. La represión que permitió el denominado estado de guerra…”
“En 1980 comienza el periodo de transición a la democracia con la dictación de la Constitución que es de corte neoliberal, supuestamente de economía social de mercado, que lograría el desarrollo pleno en 1987, aunque ello nunca fue así…”
“En Chile existe una democracia pero sólo formal que queda plasmada en varios artículos. El primero que dice: Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Otro que habla de Chile es una república democrática. O el que señala que La soberanía reside esencialmente en la nación. Y varios más. Las garantías constitucionales son meras expectativas. Cuando vemos cómo están protegidas nos damos cuenta que están protegidas las empresas y no los derechos de las personas”.
“La Constitución actual es de corte neoliberal, de 100 años de antigüedad en relación a los conceptos actuales…”
“Esta Constitución es inmodificable, sólo puede hacerse con el consenso pero eso implica cambalache y generalmente con eso no nos ha ido bien. Para modificar la Constitución se requiere 3/5 de los senadores o diputados en ejercicio. Si existe la oposición del presidente una vez que se ha insistido por el Parlamento, recién tiene la opción de promulgar la modificación o someter recién al plebiscito, eso requiere vencer algunos quórum, por eso dudo que se pueda hacer una modificación…”
Gustavo Ruz, sociólogo, integrante de la Red Asamblea Constituyente de Santiago, hizo su aporte con mirada histórica en el presente y el futuro.
“No puede ser que tanta gente durante tanto tiempo esté engañada bajo el imperio de un puñado de personas, que tiene el poder de la economía, de los medios, de los bancos, de las cúpulas partidistas, del sistema institucional, un puñado que controla la sociedad. Podríamos hablar de plutocracia, de los que tienen más, de los que tienen el dinero, que mandan más que los diputados y senadores y que 8 millones de ciudadanos…”.
“…en un periodo de 15 años, Chile fue un país muy libre, entre 1958 y 1973, no hemos sido tradicionalmente un país democrático. Avanzamos en la democratización y se nos pasó la mano. El año 73 la oligarquía da el golpe de estado no para sacar a Allende, no para impedir el Plan Z o erradicar el cáncer marxista, sino para restaurar el rol dominante de la plutocracia, de la minoría rica sobre el conjunto de la sociedad, esa restauración habría sido imposible mediante elecciones. Tenía que ser mediante un derramamiento de sangre. En ese periodo se hace la reforma agraria y se nacionaliza el cobre, esos 15 años son de acento democrático y soberano. Nunca en la historia de Chile habíamos sido más soberanos, más dueños de nuestro destino que el día que todos los chilenos nacionalizamos el cobre, ese hecho no podía ser permitido por los dueños del dinero. Esa fue la razón del golpe, habernos atrevido a ser dueños de nuestro destino”.
“La Constitución de 1980 se redacta de tal manera que Pinochet muera en el poder. El tema central de la nueva Constitución no es la descentralización, la ecología o la discriminaciones, el tema central es que la vía por las cuales Chile se modernizó a través del rol del Estado se suprime y el Estado no puede tener empresas a no ser que haya 2/ 3 del los parlamentarios que lo autoricen. Se le niega el estado, se reserva la riqueza a los ricos, que generan más poder, controlan el 60 por ciento del capital. El poder del dinero influye cuando se discute el uso de nuestros recursos, del agua… el poder fáctico del dinero. Frente a eso, que se ha generado por la fuerza de un bando dictado por cuatro generales, la Constitución que nos obliga a aceptar una legalidad que es como un embudo, conforme a aquello, se hizo un movimiento de resistencia contra la Constitución del 80… Ahora, debemos demostrar que quienes queremos una Constitución democrática somos mayoríaen Chile».
El debate generado tras las exposiciones, dejó claro que la reflexión y el intercambio de ideas, recién comienza. Aún falta camino por recorrer…
Por M.E.Vega