La confirmación de la marcha nacional para el 22 de septiembre llega justo ante un escenario de bajas convocatorias en lo que respecta el movimiento estudiantil. Diversos voceros han manifestado que luego de las Fiestas Dieciocheras esperan que el movimiento demuestre que sigue en pie con la misma fuerza de hace unas semanas.
Desde la marcha realizada en el paro nacional de 48 horas, convocado por la CUT (Central Unitaria de Trabajadores) los días 24 y 25 de agosto, que no se han registrado concentraciones masivas en marchas o manifestaciones culturales.
En la semana marcharon los seis huelguistas de hambre de la Región Metropolitana con apoyo de secundarios y apoderados. Una de las maneras más radicales de manifestación, donde estudiantes y apoderados arriesgan su vida, sólo contó con el sustento de sus más cercanos y un grupo de estudiantes secundarios que los acompañó en la travesía de marchar.
En paralelo a los huelguistas, la Confech (Confederación de Estudiantes de Chile) marchaba con unas 30 mil personas. Cifra que no es baja considerando que la convocatoria se hizo 24 horas antes. Pero en comparación a las multitudinarias marchas de 200 mil manifestantes, estas convocatorias abren la sospecha de si el movimiento estudiantil se está viviendo con la misma fuerza que empezó.
Al efecto de baja convocatoria de las marchas se suma el hecho de que hace semanas no se realiza una masiva actividad referida a la educación. Atrás quedaron los flash move, las besatones y los carnavales.
El jueves 15 de septiembre, un grupo de estudiantes realizó un cuecazo por la educación en el frontis de la Usach (Universidad de Santiago) y en el barrio Meiggs. A pesar de que resultó la iniciativa, esta no tuvo el arrastre y la masividad de otros esquinazos que se han realizado durante los cuatro meses de movilización estudiantil.
Esta actividad tenía como primera instancia realizarse en Plaza de Armas tres días seguidos, para hacer 1.800 cuecas por la educación. Pero la Intendencia Metropolitana no les otorgó el permiso a los organizadores.
Los bailarines de la Usach, la Universidad de Chile, la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC) y algunos estudiantes secundarios, realizaron una destreza de cueca para alentar al resto de los transeúntes del centro. Los jóvenes, que vestían simbólicamente ropas negras porque la “educación está de luto”, sacaron a bailar a quienes caminaban por el lugar. La gente los recibió con respeto y aplaudió al son de los cánticos que realizaban Marta Gajardo, docente de la Usach y estudiantes de bachillerato.
Nailin Miranda, estudiante de la UAHC piensa que en estas fechas todos se olvidan del movimiento por el 18 y el tema de las fondas, “entonces si la gente no vienen a nosotros, nosotros iremos a ellos”.
Nayomi Pinilla, estudiante de Enfermería de la Usach y una de las organizadoras del cuecazo dice que esta actividad es para demostrarle a la gente que sigue el movimiento. “Podemos llamar la atención sin necesidad de destrozos; el movimiento sigue en pie aunque estemos cansados”, asegura la universitaria quien además proclama estar, junto con el resto de sus compañeros, dispuestos a luchar hasta el final por una educación gratuita.
Respecto al probable deterioro de las movilizaciones, el viernes, el vocero de la Upla (Universidad de Playa Ancha), Sebastián del Pino, señaló a El Mostrador que hay un desgaste en el movimiento estudiantil y que al interior de la Confech existen “roces”.
Puede ser admisible esta baja en la convocatoria por diversos factores: los cuatro meses de movilizaciones, las divergencias que se están produciendo entre los dirigentes y las bases, el impacto mediático por el accidente en Juan Fernández y hasta la conmoción por celebrar las fiestas patrias. Sin duda algo está pasando y se debe resolver. La pregunta que hay que contestar es ¿Cómo se volverá a levantar con las misma fuerza el movimiento estudiantil?
Por Estefani Carrasco Rivera
Foto: Galería de Erwin Horment
El Ciudadano