El pasado domingo 7 de mrzo se organizó en el Centro Cívico Cotxeres Borrell de la ciudad de Barcelona, un acto cultural solidario destinado a recaudar fondos para las víctimas del terremoto acontecido en Chile el pasado 27 de febrero. El evento estuvo organizado por un grupo de chilenos residentes que, en menos de 4 días, movilizaron toda red de contacto disponible, todo recurso humano y material que estuviera al alcance, logrando coordinar la participación de múltiples organizaciones, colectivos, y agentes individuales (en su mayoría chilenos) dispuestos a contribuir en este acto de solidaridad.
El evento, programado inicialmente para durar dos horas y en un teatro con una capacidad aproximada de 160 personas, debió ajustarse a la imprevista concurrencia de unas 1.500 personas que se aglomeraron a las afueras del Centro Cívico. Niños y jóvenes, adultos y ancianos, todos reunidos con un propósito común: ayudar al pueblo chileno. Abundaban las camisetas color rojo, las caras pintadas, las banderas chilenas y los innumerable C-H-I que se oían entre la multitud.
A pesar de la lluvia y de la imposibilidad de algunos de poder acceder al recinto, sorprendió la disposición de la gente. Sin duda algo fuerte latía en los corazones de los centenares de chilenos que nos encontramos allí reunidos. La impotencia de estar lejos de casa. La necesidad de reunirse con nuestros semejantes y formar parte de un todo. Mostrar con la presencia que no existen fronteras que apacigüen el sentimiento de pertenencia.
Así, la jornada se caracterizó por una particular combinación entre la improvisación y la buena voluntad. A pesar de todo, tanto los organizadores del evento como los artistas involucrados, se ajustaron a las circunstancias y lograron exitosamente sacar el acto adelante. Al interior del teatro se realizaron presentaciones de música, poesía, humor, danza y teatro, mientras que en la recepción del centro debió montar un escenario improvisado que acogió a otros cuántos.
La gente tuvo una excelente disposición, con todas las ganas de ayudar, e incluso dispuesta a irse rápido para que pudieran entrar más personas al recinto, y así seguir sumando fondos para la ayuda. Un público abierto, sin ánimos de crítica, y sin grandes expectativas que satisfacer. Más que un público, los que estaban allí eran colaboradores: compatriotas sin fronteras.
Gracias a las donaciones tanto individuales como colectivas, se logró recaudar una suma de dinero bastante superior a la esperada inicialmente. El total fue de €11.166, dinero que fue recaudado por la ONG World Vision, quienes gestionarán dichos recursos destinados para la comunidad de Dichato.
Chile está unido. Lo vivido este 7 de marzo a miles de kilómetros lejos de casa, nos permitió descubrir o bien reafirmar, a quienes estuvimos allí, que lo que nos une no puede ser tan sólo un pedazo de tierra común. No. El sentimiento de unidad está puesto en el sentido de pertenencia a un grupo humano, a una comunidad.
La solidaridad del pueblo chileno da cuenta de la capacidad de las personas de ponerse en el lugar del otro y compadecerse de su dolor, lo cual representa un genuino acto de amor. Esto es algo de lo que TODOS los chilenos nos tenemos que sentir orgullosos.
Por Pamela Baeza Pamparana
Fotografías: Julio Baeza Pamparana