La inestable situación del volcán Chaitén no sólo ha puesto en tela de juicio el derecho de un gobierno a obligar a un ciudadano permanecer en un territorio, sino que también ha sido caldo de cultivo de campañas de presidenciales que se van a hacer una foto al lugar. Bernardo Riquelme, locutor y concejal de la localidad, cuenta porqué no quieren moverse de donde han vivido, acusa un abuso de publicidad del gobierno el bloqueo de la zona y la autogestión para poder vivir tranquilos.
El concejal independiente-humanista y ‘locutor rebelde’, como se define, no piensa en moverse de una comuna que, según el gobierno, tiene los días contados. Nos explica como trata de vivir normalmente en su devastada ciudad y no quiere desgastarse en explicaciones sobre por qué él, junto a un centenar de chaiteninos, continúa a merced de un cráter cuya furia parece a punto de explotar.
“Existe un abuso de publicidad de parte del gobierno. Además, a los medios de comunicación les agrada el tema que tengamos que salir y abandonarlo todo, pero los chaiteninos no sentimos mayor peligro, no tenemos miedo de que algo pueda suceder en Chaitén… Nosotros mismos estamos monitoreando cuál es la situación. Ayer no más me asomé por el volcán para volver con información fresca de cómo se veía y no hay tanto peligro como el que estaban contando, así que voy en viaje tranquilo a Osorno y sé que cuando regrese el fin de semana todo estará bien”.
Asombra tamaña seguridad en medio de tanta desolación. Porque por estos días Bernardo Riquelme podrá no tener radio, ni luz, ni agua, pero suena bien. Convincente, claro, en FM. Y en ese tono, da a conocer lo que para muchos chilenos es un verdadero misterio: por qué un grupo de compatriotas se rehúsa a dejar morir a Chaitén, aún cuando para las autoridades ello les signifique la vida.
“Mucha gente se pregunta por qué permanecemos en Chaitén… Lo primero es que está nuestra casa, nuestras cosas y uno tiene que cuidarlas. Nadie me garantiza que las autoridades en la zona las cuiden. Ya sucedió una vez que dejamos la localidad y no había carabineros ni marinos, nadie cuidaba nada. Y nadie mejor que uno para cuidar sus cosas”, dice de entrada, agregando al instante una frase que duele: “Por otra parte, cuando salgamos todos de ahí Chaitén se termina, ya no va más”.
“Esperar que hagan una súper ciudad fantástica como la que prometió el gobierno no será así, el país ya sabe que el estado no es capaz de hacer cosas como esas. Tienen puentes que se caen, trenes que no andan, hospitales que no tienen camillas, entonces cómo confiar que a los chaiteninos, que siempre han estado abandonados por la historia, les van a hacer una ciudad de lujo”, replica.
Además, para Bernardo Riquelme –quien no nació en Chaitén, pero 20 de sus 39 años de edad, los ha vivido allí- está el tema del arraigo. “Nos dieron 670 UF para adquirir una bonita casa en Puerto Montt, nosotros le pusimos 670 UF más pensando en el futuro de nuestros hijos, para cuando estudien, pero a pesar de tenerla en un lindo lugar no se le tiene cariño. No hay el mismo amor que uno siente por lo suyo en Chaitén. Ahora voy en viaje a Osorno, por ejemplo, y sé que voy a tener que andar preocupado por el vehículo, que dejarlo bien cerrado, que no dejar el portón abierto de la casa. El estilo de vida que da Chaitén es fundamental para nosotros, no lo queremos perder”, comenta.
Según el concejal independiente por el Partido Humanista, aún hay más de 100 personas viviendo a los pies del volcán, gente en su mayoría que movía Chaitén hasta que sucedió lo inesperado. Comerciantes de los supermercados más importantes, dueños de cabañas que dan hospedaje y que no dan crédito a todo los peligros que existirían en la zona. “La gente que está en Chaitén es la que tenía algo y la que generaba movimiento en el pueblo”, explica.
¿La gente no teme morir porque no ve un peligro inminente?
-Es que no hay peligro. La semana pasada se desplomó el domo del volcán y hubo un alardeo gigantesco con respecto a ese tema, pero yo sabía que eso iba a pasar rápido porque fue aprovechado además para justificar los informes que hizo la Universidad Católica, pero eso duró re poco. Además, luego escuchamos a un vulcanólogo de la Universidad de Chile quien señalaba que en realidad aquí se había se había sobrepasado las dimensiones de lo que pasaba con este volcán. Incluso replicaba eso que decían que éste era un episodio único en el mundo, que no era así. Se da en un montón de partes más y no es que de un minuto a otro te vaya a desatar una tragedia, como si se tratara de un petardo o dinamita. El Chaitén es de los volcanes ‘que avisa’, que no podría repetirse una situación como la de mayo pasado, entonces todos estos antecedentes a uno le dan más tranquilidad. Lo que menos hacemos en Chaitén es andar preocupados del volcán.
¿Y qué se hace entonces, una vida normal? ¿Lo permite el gobierno?
– Por supuesto. La gente va, limpia sus casas. Va al campo y ve a sus animales. Los que tienen negocios atienden sus locales. Yo no sé si la presidenta lo aprendió en su viaje a Cuba o ya venía tomando lecciones sobre cómo hacer un bloqueo, porque Chaitén parece una verdadera Cuba: nos prohíbe tener agua, nos prohíbe tener luz, nos prohíbe comprar pasajes para ir a Chaitén. Las navieras –como tienen una subvención estatal- no nos venden pasajes, prefieren estar bien con el gobierno y no con los ciudadanos de Chaitén. A nosotros hace ya 3 días que se nos acabó el combustible y no quieren entregarnos más, entonces hay una especie de bloqueo que sí nos molesta.
-No tenemos servicios básicos de los que se pagan. Pero superamos, por ejemplo, el tema de la luz con un generador eléctrico. Tenemos estanques de agua que captamos de pozos y sacamos con motobombas. Combustible conseguiremos en Argentina y si no nos venden pasajes cruzaremos la frontera. Yo estoy hoy en Futaleufú para viajar por Argentina y llegar a Osorno mañana, pero no nos van a prohibir por ningún motivo que no estemos en Chaitén el tiempo que queramos estar.
“SI SENTIMOS PELIGRO, TENEMOS CLARO QUÉ HACER”
A Bernardo no han vuelto a interponerle un recurso para que no pernocte en Chaitén, pero sí a todos los amenazaron con el Sename para quitarles la tuición de los niños.
“Afortunadamente lo solucionamos, pasamos un episodio bastante triste en el muelle, pero lo más penoso fue enterarnos que en Castro, ciudad a la que llegarían los menores, no había nadie para recibirlos y gracias a un carabinero pudieron pasar la noche en una comisaría. Durmieron sentados, antes les habían robado… Yo me pregunto: ¿dónde estuvo el apoyo del Estado? Ese hecho demostró que los hijos no pueden estar mejor que al lado de sus padres. O sea, no entiendo qué quiere el gobierno de nosotros. Nos ataca por todos lados, no nos cuida a nuestros niños, no sé cuál es el pecado tan grande que hemos cometido, si sólo queremos vivir en nuestras tierras”.
A su juicio, “El aparataje comunicacional del gobierno es mucho más grande de lo que uno puede imaginar. Nosotros somos absolutamente responsables de lo que hacemos. O sea, si sentimos algún tipo de peligro nosotros tenemos claro lo que tenemos que hacer, adonde dirigirnos. No son los carabineros ni las tropas del Ejército los que nos van a sacar en brazos de nuestras casas, lo más probable es que, de ocurrir algo, nosotros salvemos a un par de ellos”, asegura.
A pesar de no sentirse amenazados, ¿existe algún tipo de organización?
-Estamos organizados. Tenemos vigilancia permanente en el río, vigilancia del volcán, estamos coordinados a través de celulares, usamos las bocinas de los vehículos. Tenemos además casa y lugares donde quedarnos.
¿Qué le dirías a esa gente que hoy los ve en los medios y los tilda de rebeldes e irresponsables al no querer dejar la ciudad?
-Nosotros vamos a permanecer hasta el final en Chaitén, no actuamos pensando en que le agrade o no le agrade a la opinión pública las cosas que hacemos, pero estamos actuando con el corazón. Estamos concientes que tenemos que estar en nuestro pueblo porque o si no lo hacen desaparecer ‘de una’. Hay un decreto al parecer, también hemos oído de intereses de extranjeros… Se habla de norteamericanos interesados en el territorio, hidroeléctricas, entonces no sé cuál es el interés tan grande de que abandonemos la comuna.
-La gente cuando va y está en Chaitén le cambia inmediatamente la percepción de lo que ocurre, los mismos periodistas que están acá, si se conversa directamente con ellos, te dirán que se sienten absolutamente seguros, se desplazan con normalidad. Sus editores en Santiago están más asustados que ellos!!
“Chaitén no está para reubicaciones. Aquí lo que hay que hacer es limpiar”, nos dijiste hace unos meses atrás, pero sigue cayendo ceniza…
-No, ya no hay cenizas. No hay temblores tampoco como los que se comentan. El peligro más grande que tenemos es que pueda desbordarse el río, pero esa es una responsabilidad absoluta del gobierno. Ellos deben hacer los trabajos para enrocarlo y proteger las casas para que no veamos más propiedades flotando en el agua. De hecho, interpusimos un recurso de protección esta semana en contra del gobierno para que actúe con celeridad en la materia.
– La ciudad está harto más limpia, no hay comparación como estaba 3 meses atrás. Lo que falta para que el Estado se gane un aplauso de parte de los chaiteninos es que haga una buena defensa del río, un enrocado, porque es el agua y no el volcán lo que puede dañar nuevamente las viviendas que están en el borde y cortar el camino.
Juan Pablo Burgos
El Ciudadano
Fotografía:Carlos F. Gutiérrez