Si la entrada de dos personalidades como Blatter y Platini fue compleja, al parecer falló la coordinación de un aviso previo, la de material para dicha reconstrucción será casi imposible. Aquí, el balompié tendrá más dificultades meter un gol a la guerra (o ‘no guerra’).
El fútbol, como el deporte, no escribe de política. Tampoco entiende de colores de piel, de sexo o religión. No habla ningún idioma concreto, sino todos a la vez. Sus sentidos se llaman sacrificio, unión, solidaridad, amistad, compañerismo, deportividad. Son valores a los que, conforme ha ido evolucionando la sociedad, se les ha considerado románticos. Pero son su esencia, junto con el de la competitividad que lleva ligado cualquier tipo de juego.
FIFA, con una venda en los ojos y tapones en los oídos
FIFA ha acudido a Gaza con una venda en los ojos y tapones en los oídos para no atender ningún tipo de mensaje más allá del que manda el fútbol. Y el fútbol se juega en un campo -con porterías- y, si se puede, sobre un césped. La FIFA prevé financiar la rehabilitación de una decena de campos repartidos en toda la Franja, entre ellos, los dos principales estadios, el de Al-Yarmuk y Falastín, dañados en los bombardeos israelíes durante la ofensiva de los pasados meses de julio y agosto.
Platini y Blatter en una conversación.
Ahora, la pregunta que se hacen los periodistas que habitualmente cubren la información en este punto caliente del Planeta es: “¿Permitirá Israel pasar el material de construcción para la reconstrucción de dichas instalaciones?”. Y la respuesta… “Muy difícil, por no decir que no”.
Actualmente, el material de construcción en Gaza entra a cuenta gotas y está vigilado por Naciones Unidas, con almacenes especiales destinados para los mismos y hasta un GPS para los cargos que los manejan. Un protocolo meticuloso propulsado por Israel para impedir que dicho material se utilice en rehabilitar/construir algún búnker, túneles de acceso a Gaza desde Egipto (por temor a la entrada masiva de materiales) o desde Israel (temor a secuestros).
Jóvenes en Gaza durante el verano, en una tregua de 72 horas con Israel
FIFA y Hamás
El presidente del Consejo Palestino de Deportes en Gaza, Absalam Ismail Haniye, informó a primera hora del lunes de que la delegación no pudo entrar antes en Gaza porque «la parte israelí se lo impidió» en el cruce de Erez, a donde se había desplazado para recibirla. Este funcionario (Hamás es el partido que gobierna en la Franja) es hijo del dirigente del grupo islamista Hamás y antiguo primer ministro en Gaza, Ismail Haniye. Un vínculo que, quizás, también añadió picante para que Israel accediera a la petición de entrada de FIFA.
Han transcurrido ya cuatro meses desde que se proclamara el alto el fuego pero, como han comprobado Blatter y Platini, el bloqueo permanece activo y las fronteras –como así se expresa oficialmente- cerradas. A ver si los Reyes Magos usan su magia.
Desde 1998 la FIFA considerara a Palestina miembro de pleno derecho y en la actualidad el número de licencias emitidas a los palestinos supera las 19.000. Funcionarios de la FIFA han expresado su preocupación por la situación en la franja de Gaza, la destrucción de campos de fútbol, los impedimentos que atraviesan los futbolistas palestinos para su libre desplazamiento y su detención en prisiones israelíes. Desde 1977 en los territorios palestinos se juegan dos ligas diferentes por las dificultades que encuentran para desplazarse de Gaza a Cisjordania y viceversa.
Fuente: Víctor García, El Confidencial