Comenzaron a finales del verano de 2005, intentando llevar a la calle uno de los tópicos más transgresores para la actualidad de ese entonces. El objetivo de un grupo de usuarios y organizaciones activistas fue generar una convocatoria pública a favor de la despenalización de la marihuana, su tenencia, acceso y autoabastecimiento.
El 15 de mayo del mismo año, en tanto, se realizó la primera manifestación masiva que llevaba por nombre “Contra el Narcotráfico… Cultiva tus derechos”. Una asistencia de 7 mil personas y el desafío colectivo a la sociedad, desde el Parque Forestal de Santiago, fue uno de los hitos que marcaron la historia de la movilización que ya tiene nueva fecha para este domingo 1 de junio.
Desde entonces, se han celebrado 9 marchas y la manifestación del domingo pasará a la historia del movimiento, según sus organizadores, como un hito en Chile y Latinoamérica. Por ello, para la jornada, han invitado a marchar a toda la familia, puesto que hoy, según recuerdan“estamos más cerca de lograr nuestros objetivos”.
La manifestación, pensada originalmente para el 25 de mayo, debió ser cambiada para el próximo domingo por la celebración del Día del Patrimonio. En Santiago, ésta se realizará a partir de las 12 horas en Plaza Italia, hasta finalizar en el Parque Forestal.
“Cultiva tus derechos, no más daño”, con más de 14 mil confirmados en Facebook, corona una década de activismo en la materia. Sin embargo, a estas alturas, muchos comienzan a preguntarse si es necesario dar paso a otras herramientas de presión y otros sostienen que la manifestación no pasa de una moda, cuestionando el potencial real de transformación de las voluntades políticas en la materia.
“Ya no basta con marchar”
Observando en perspectiva, los miembros de Movimental consideran la tradicional manifestación como una de las más grandes del país. De hecho, apuntan, el año pasado se llegó a convocar a más de 150 mil personal.
En opinión de Claudio Venegas, editor de Revista Cáñamo y parte de Movimental, la marcha ha logrado incidir en la opinión de autoridades y ciudadanos, marcando un antes y un después en el debate sobre drogas.
“Claramente ha incidido, ha sido fundamental a la hora de ponerle rostro a esta demanda, de manera pacífica, efectiva y festiva. Durante los primeros años, nuestra preocupación es que no pensaran que los usuarios eran puros enfermos y delincuentes y la masividad y el comportamiento de la gente a lo largo de esto años así lo ha demostrado”, argumentó.
Sin embargo, para Venegas, el mensaje desde hace tiempo es claro: “Con todo lo que queremos la marcha, hemos sido los primeros en decir que no basta con marchar”, señaló. Para ellos, aseguró, éste es un instrumento más para seguir alimentando el debate.
Los activistas están seguros que, en casi una década de manifestaciones callejeras a favor de la marihuana –a las que se han sumado las regiones de Chile en los últimos años-, los avances son innegables.
“Si piensas en dónde estábamos y dónde estamos hoy día, claramente es algo más que un mero rito”, puntualizó.
A la tradicional manifestación se han sumado festivales de arte, degustación de comida, seminarios y otros eventos de afinidad cannábica. Según los organizadores, la marcha y el resto de las actividades no están pensadas solo en la presión hacia las autoridades, sino también en sus propios asistentes y usuarios.
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Autoridades siguen sin tomar medidas
Sin embargo, en términos concretos, los usuarios de cannabis han visto pocos avances en el fin de las políticas prohibicionistas y criminalizadoras que han definido a los gobiernos de la Concertación.
De hecho, por estos días, el siquiatra Milton Flores pasa los 40 días de ayuno a modo de protesta por la condena de 541 días de pena remitida que obtuvo por el delito de cultivo y plantación ilegal de cannabis sativa. Su petición apunta a reconocer el valor medicinal y espiritual de la planta y recibir un trato especial desde los derechos humanos.
Sin embargo, tras una reciente reunión, el ministro Gómez ofreció la instalación de una mesa de expertos, algo que no dejó satisfechos al equipo de sicólogos de Instituto Triagrama que sigue el caso.
“Esa respuesta no tiene nada que ver con lo que nosotros de fondo hemos planteado que está ocurriendo en Chile y que es trascendente al tema de la política de drogas y tiene que ver con una vulneración de derechos humanos que está ocurriendo, una vulneración de derechos esenciales que tiene que ver con el acceso que las personas tienen a cultivar su espíritu, a vivir su dimensión trascendente de manera cotidiana, empleando herramienta y recursos que son legítimos. Eso está siendo impedido para la gente que cultiva cannabis con diferentes fines”, argumentó Paulina González, de Triagrama.
Recientemente, la ministra de Salud, Helia Molina, aseguró que hay evidencias de que la marihuana puede ser utilizada con fines médicos, pero que es necesario evaluarlo. La misma respuesta que, hace unos meses, dieron las autoridades respecto a la reubicación de la marihuana fuera de la lista de drogas duras, un tema que todavía espera.
Los profesionales de Triagrama piensan sumarse a la manifestación de este domingo, recordando que hay muchas personas a favor de las transformaciones en la materia, quienes están exigiendo “no solo su derecho a fumarse un pito y no ser perseguidos por eso, sino que a ser tratados con respeto. Actualmente hay discriminación, la gente tiene pánico a ser excluido por este motivo. Hay prejuicio y discriminación desde el Estado”.
El potencial de la manifestación
Después de 10 años, la instalación de debate respecto a la marihuana parece ser una etapa cumplida del activismo. Ahora, lo que viene, según Claudio Venegas, “es sentar a las autoridades a discutir ya sobre cambios concretos y para eso tenemos una agenda corta y una larga. Nos parece vergonzoso que el gobierno todavía no quiera sacar a la cannabis de la lista 1, teniendo el informe y el decreto arriba del escritorio”.
Hoy, sin embargo, un escenario político que comienza a acostumbrarse a la presencia de la gente en la calle que defiende sus intereses, “Cultiva tus derechos, no más daño” es una iniciativa que apunta a la cohesión social que otras demandas han alcanzado al calor de la protesta.
Al respecto, Carla Azócar, antropóloga y autora del libro “El Chile Profundo. Modelos culturales de la desigualdad y sus resistencias” (2013), escrito junto al sociólogo Alberto Mayol y Carlos Azócar, señaló que las marchas callejeras han tomado un nuevo sentido desde la aparición del movimiento estudiantil.
“Creo que el potencial de transformación de las marchas que se han producido desde 2011 es evidente”, señaló, agregando que “la visión reprobatoria de los chilenos del modelo siempre ha existido, pero, tras el movimiento estudiantil, la discusión política está más presente en el discurso cotidiano y se vuelve más densa”.
Según la antropóloga, el poder de las manifestaciones callejeras se evidenció en los programas de los candidatos presidenciales durante el 2013 y los proyectos de ley que hoy se tramitan en el Parlamento. Pese a que éstos no siempre representan los intereses del movimiento social, “sin las marchas no sería pensable que hoy día estuviéramos hablando de esto”.
Azócar aseguró que la única forma de integración social que los chilenos habían experimentado hasta hace poco tiempo era el consumo y, por ende, una fe ciega en la movilidad social. Sin embargo, tras la caída del mito, la sensación de injusticia logró permear a gran parte de la sociedad hasta sacarlos a las calles.
“Las marchas son una forma en que las personas tratan de influir para generar cambios yconstruir una sociedad a la que puedan pertenecer”, reflexionó.
Fuente: Eldesconcierto.cl