Doce puntos avanza Chile respecto a la posición que ocupó en 2015 en la clasificación mundial de libertad de prensa que publica la organización Reporteros sin Fronteras, hasta el 31º puesto.
Según el informe, la concentración de medios en nuestro país «limita el debate democrático» y «pese a los avances en el acceso a la información y el uso de Internet, sigue siendo difícil cubrir manifestaciones y algunas radios han sido cerradas en los últimos años«. A pesar de eso, en términos generales, el documento considera que «han disminuido de forma exponencial las agresiones a periodistas desde el final de la dictadura».
El reporte también señala unos de los casos que en 2015 atentaron contra la libertad de expresión: «En 2015 la justicia militar pidió a la revista The Clinic que revelara sus fuentes en un escándalo de fraude en el que estaban implicados oficiales del ejército».
Reporteros sin Fronteras asegura que Chile está «mejor calificado que la mayoría de sus vecinos en libertad de expresión» porque en términos generales la situación de la libertad de prensa «se deterioró» en 2015 en el continente americano.
Menos libertad de prensa en Latinoamérica
Para la organización, el empeoramiento responde a las crecientes tensiones políticas en numerosos países, «alimentadas por la recesión económica, la incertidumbre sobre el futuro y los repliegues comunitarios«.
Como principales obstáculos a la libertad de prensa, el informe destaca la violencia institucional -como se registra en Venezuela y Ecuador– y del crimen organizado (Honduras), así como la impunidad (Colombia), la corrupción (Brasil), la concentración de los medios de comunicación (Argentina) y la vigilancia en Internet, sobre todo en Estados Unidos.
Además, subraya con especial énfasis a México, Colombia y a la mayoría de los países de Centroamérica por estar acechados por grupos organizados como los cárteles, paramilitares y narcotraficantes, hecho que hace que el trabajo de investigación sea «peligroso en estos países –en ocasiones, incluso imposible–, frente a la determinación y el grado de violencia que se alcanza, que va hasta las decapitaciones».
También hace hincapié en El Salvador, donde -asegura Reporteros sin Fronteras- «la situación de la libertad de prensa no ha dejado de deteriorarse desde 2014, cuando ascendió al poder Salvador Sánchez Cerén, quien por cierto acusó a los medios de comunicación de participar en una ‘campaña de terror psicológico’ contra su Gobierno».
Los países en los que la situación de la libertad de prensa se encuentra en peor estado siguen siendo Venezuela, donde la prensa de oposición y los medios de comunicación independientes intentan subsistir frente a las intimidaciones y maniobras del Presidente Nicolás Maduro, y Cuba, donde el régimen de Raúl Castro sigue controlando casi por completo la información.
Por su parte, Costa Rica continúa a la cabeza de la clasificación de la región, incluso se encuentra en el grupo de los diez primeros países a escala mundial. El texto destaca que «es el único país de Centroamérica que no padece altos índices de corrupción y las consecuencias que estos engendran en el acceso a la información». Jamaica y Canadá si sitúan en segunda y tercera posición, respectivamente.
El desarrollo global, dice, «muestra un clima de miedo generalizado y de tensiones, que se suma a una creciente influencia de los Estados y de los intereses privados en las redacciones».
Tres países de Europa del Norte se encuentran a la cabeza de la clasificación: Finlandia (1er. lugar desde 2010), los Países Bajos y Noruega, mientras que Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea se encuentran en la parte más baja.