Más de 2,5 millones de personas están llamadas a marchar en todo el país para reclamar las medidas económicas, sociales y políticas implementadas por el Gobierno de Juan Manuel Santos en el primer paro nacional del año el Ejecutivo.
La huelga, convocada por el Comando Nacional de Paro –un ente que engloba a varios sindicados- y a la que se han sumado distintos gremios, como camioneros, taxistas y la principal formación de izquierda, el Polo Democrático, exige una respuesta urgente a temas como el alza de los salarios, y la congelación del precio de los combustibles. Los convocantes además critican la reforma tributaria que el Ejecutivo pretende tramitar este año en el Congreso y que implicaría un aumento del IVA, que actualmente es del 15%.
También piden la defensa del patrimonio público y se oponen a la privatización de la salud, educación y las empresas estatales, como la venta de Isagén, la tercera energética del país, por 2.000 millones de dólares a un fondo de inversión canadiense es también una de las críticas de los sindicatos, más aún en un momento en el que el país se encuentra al borde de un posible racionamiento energético.
Los manifestantes pretenden mostrar su disconformidad con el Ejecutivo, cuya desaprobación alcanzó el 69%, según una de las últimas encuestas publicadas por la empresa Gallup. Pese a que desde su llegada al poder los indicativos económicos han mejorado sustancialmente, en los últimos meses la situación ha empeorado.
Por su parte, Santos se defiende a través de los datos macroeconómicos y en que el país podría alcanzar un crecimiento del 3%.
Otra concentración a nivel nacional se espera para el próximo 2 de abril. Ésta convocada por el principal partido de la oposición, el uribista Centro Democrático, contra la política de Santos también, pero sobre todo contra el proceso de paz con la guerrilla de las FARC, que llega a su recta final después de más de tres años de negociación. La prolongación de las conversaciones y del desescalamiento del conflicto en los últimos meses han propiciado un desencanto de la población.