Compañero Yuri: De venta de completos a biblioteca popular

De vender completos ‘revolucionarios’ a levantar una biblioteca popular con más de 3 mil libros y documentales. Encontramos a Yuri Zúñiga en el local que ha abierto en la calle Almirante Montt, de Valparaíso.

El más conocido como ‘Compañero Yuri’, por su afecto al ex presidente Salvador Allende, se encuentra junto a un hombre que acaba de donar quince libros. El Compañero le hace escribir un acta por la entrega, para conservar los nombres de quienes contribuyen a la causa. Su objetivo, preservar la memoria literaria a través de textos histórico-políticos y documentales.

En una entrevista de lo más movida, dentro de su local, y acompañándolo en su quehacer con el carrito de comidas que le hizo famoso en la ciudad, conocemos más de su iniciativa y su pensamiento sobre la situación cultural del enclave porteño.

-¿Cómo pasa de vender completos ‘revolucionarios’ en un colorido carro a fundar la biblioteca popular Salvador Allende?

-Digamos que el carro es la antesala de la biblioteca, porque en un principio queríamos que ésta fuera itinerante e instalarla al lado de los completos. Lo malo es que empezamos por el final. Arrendamos otro carro, lo decoramos a forma de colage, con hojas de libros que teníamos repetidos y al último pedimos el permiso para instalarlo. Pero nunca nos lo dieron.

-¿Por qué cree que no se lo otorgaron?

-Yo le echo la culpa al funcionario municipal. Era un permiso para cultura, para la biblioteca itinerante. Pero me dijeron que yo ya tenía un negocio, el de los completos, y que no me podía dar otro. ¡Aunque fuera para cultura! Increíble.

-¿Y cómo le viene a la mente la idea de la biblioteca? ¿Se le encendió la ampolleta?

-Tan simple como que un día llegué a casa y observé mi biblioteca personal que se enriquecía, me llegó la imagen del carro y asocié ideas. La manzana me cayó en la cabeza, como a Newton.

-¿Entonces decide montar la biblioteca en el salón de su casa?

-Los trámites para la biblioteca itinerante empezaron en abril del año pasado. En junio arrendé con mi familia esta casa, muy central en Valparaíso, y con mi mujer captamos el tráfico multicultural de la calle. Nos preguntamos ¿Y si colocamos la biblioteca en la casa? Primero pensamos en el pasillo de la entrada, pero es demasiado pequeño. Así que separamos el salón en dos, con una tela, y era como una biblioteca personal abierta a la comunidad.

-¿Cómo ha evolucionado desde entonces?

-Ya ves que ahora todo el espacio es para los libros. Ya no vivimos aquí. A principios de julio le dimos una fachada cultural, con imágenes de Salvador Allende, Violeta Parra, cuadros de Víctor Jara… Y nació la idea de pedir el permiso para que fuera centro cultural. La inauguración de la biblioteca fue el 4 de septiembre del año pasado, en honor del día de la elección de Salvador Allende como presidente, y pedimos a artistas de la ciudad que participaran con música y poesía.

-En cuanto a la cantidad y temática de los libros, ¿qué podemos encontrar?

-Empezamos con unos 800 libros y ahora hay alrededor de 3 mil ejemplares y 150 documentales. Todo se puede prestar: La poesía de Neruda, textos de El Che, sobre la Unidad Popular… Ahora, me gustaría hacer un llamado para que la gente nos haga llegar más libros de todas las temáticas. Cada libro es una historia y hay que seguir sumando historia.

-¿Cuál es su motivación para abrir a la comunidad este espacio? ¿Le falta cultura a la capital cultural de Chile?

-Sí, la situación de la ciudad es un caos. Un ejemplo; cuando fui a pedir permiso para constituir el espacio como centro cultural. En primer lugar me dirigí a la Municipalidad y de allí me mandaron a la Oficina de Desarrollo Comunitario. Aparecí como visto siempre y me dijeron que no se estaban dando permisos para centros culturales. Me sorprendí porque, ¿Cómo en la capital cultural no se dan permisos!

Finalmente lo conseguimos por insistencia y contactos. Lo que buscamos con esto es construir la biblioteca museo de la memoria literaria, fotográfica y audiovisual a través de documentos políticos y sociales que compramos o nos llegan por donaciones.

-¿Altruismo puro?

-La biblioteca se sustenta con el dinero del carro, de los completos. Para el Compañero Yuri el negocio es que la biblioteca se aproveche al máximo. Que cada hora haya gente. Que la gente venga a los pases de documentales todos los días a las 22 horas. Así, al pagar el alquiler siento que está aprovechado.

-En su carro de comidas aparece pintado Salvador Allende, también lo lleva en su camiseta y está en la fachada de su biblioteca. ¿Qué significa realmente para usted esta figura?

-Para mí es un representante de los logros conseguidos a partir de las luchas obreras. Realmente, cuando fue asesinado, yo tenía 11 años, pero su memoria siempre ha estado presente en mi casa. De ahí que yo haya construido mi carro a través de una verdad y por eso funciona el negocio. Porque lo que pinto, lo que hago, es lo que siento. La gente me saluda por la calle, yo levanto el puño, y es verdad. Así se ha consolidado el personaje del ‘Compañero Yuri’ y hay que aprovecharlo para hacer cosas en beneficio del bien común.

-¿Tiene planes para el futuro? ¿Nuevas propuestas para seguir contribuyendo al bien común?

-Nos gustaría levantar cuatro bibliotecas más. Una en Laguna Verde, otra en Rodelillo, Placilla y Puertas Negras. Así podríamos generar un cordón umbilical en la zona y cada fin de semana llevar cultura a cada espacio, ya sea teatro, música, cuentacuentos, baile…

-En su último documental, el cineasta estadounidense Michael Moore termina la cinta apelando a la unión para luchar contra la desigualdad social. ¿Cree usted en esa vía?

-Yo creo más bien en una frase de Mao Tse Tung: ‘Yo soy una chispa que puede incendiar un bosque’. Aún así, tengo mucha confianza en la juventud, en la generación que viene. Ellos pueden traer el cambio.

Por Laura de las Heras (Texto y foto)

El Ciudadano