Luego de dos intensos días de compartir en torno a metodologías participativas e integradoras, se logró afinar aún más el diagnóstico de la urgencia de transitar del extractivismo depredador a megaescala, a un paradigma que respete la vida, que no disocie los derechos humanos de los derechos ecosistémicos, que valore la pequeñez y la grandeza de un mundo integrador donde todas y todos seamos protagonistas.
Acuerdos significativos en torno a la criminalización creciente de los defensores y defensoras del agua y la vida, a los procesos viciados y no vinculantes de consulta y participación que se están impulsando, y a la necesaria derogación del Código de aguas y los instrumentos privatizadores de los bienes comunes, fueron parte central de las conclusiones de este espacio de intercambio.
Más de 40 organizaciones de todo Chile, participaron de este tercer Aguante la Vida organizado por el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), en miras a seguir nutriendo la senda del buen vivir, diseñando estrategias colectivas y apostando por el poder que genera una comunidad que cree en sí misma y que entiende que la vida está del lado de quienes la defienden.
Lucio Cuenca, director del OLCA, señaló que este tipo de espacios son muy estratégicos en un contexto de expansión extractivista que desconoce todos los límites ecosistémicos, y que ha sido impulsada tanto por gobiernos de la concertación y de la derecha a favor de los grandes grupos económicos. “Reunirse como hemos hecho acá, para escucharnos, para entender que nuestro territorio no es víctima de la mala suerte sino de una devastación programática en nombre del “crecimiento y desarrollo”, es imprescindible para que el agua y la vida sigan siendo posibles en el Chile del siglo XXI”