Durante esta semana, el movimiento estudiantil, en pleno apogeo durante las últimas semanas, vivirá momentos claves. Primero, por su convocatoria a movilización y paro nacional para este jueves -donde esperan hacer sentir en las calles el descontento hacia la reforma educacional que se ha expresado en diversas tomas y paros- pero también por la invitación a retomar el diálogo del Mineduc, congelado desde hace tres meses.
La Confederación de Estudiantes de Chile aceptó la invitación formulada por la ministra Adriana Delpiano, luego de que el Mineduc se comprometiera a mostrarles el proyecto de reforma a la educación superior, que será ingresado a fin de mes al Parlamento. Además, se les aseguró que podrán entregar su pliego de demandas para ser consideradas, aunque la confianza de los universitarios en la instancia no es plena.
«Vamos a ver si este proyecto de ley contiene las propuestas por las que el movimiento estudiantil ha luchado todos estos años. Nos interesa saber si contempla un sistema de financiamiento directo a las instituciones de educación superior, abandonando el voucher. Esperamos que también contemple mecanismos de democracia efectivo para los estudiantes, que se sancione el lucro y se considere el tema del endeudamiento de las familias chilenas a raíz de los créditos», explicó Gabriel Iturra, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Central.
El dirigente estudiantil, quien también es vocero del Confech, señaló que nunca le aseguraron a las autoridades que, producto de esta conversación, estén pensando en deponer las movilizaciones: «Al contrario, si el viernes nos damos cuenta de que definitivamente no están incorporados los elementos que son importantes, la movilización va a seguir y se va a radicalizar», recalcó.
Por otro lado, los estudiantes recalcan que les parece «lamentable» que se les invite recién a conversar sobre la reforma, cuando faltan pocas semanas para que el proyecto ingrese al Congreso. «Esto da cuenta de una falta de respeto del Ministerio de Educación, pero nos hemos mostrado siempre abiertos al diálogo y queremos conocer dicho proyectos. Pero si no contiene nuestras demandas, la movilización va a continuar», señaló Iturra.
La omisión de las movilizaciones secundarias
Por estos días es indiscutible que el movimiento estudiantil toma fuerza en las tomas y paralizaciones del mundo secundario y de los planteles privados que lideran la ofensiva, como es el caso de la Universidad Andrés Bello. Sin embargo, los estudiantes secundarios no fueron invitados a la reunión de este miércoles que abordará en específico las propuestas del Ejecutivo para la Educación Superior.
Así lo recalcó el vocero de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) y presidente del Centro de Estudiantes del Instituto Nacional Barros Arana, Diego Arraño.
«Nosotros no fuimos invitados a esa reunión. No se ha acercado nadie a nosotros, pero seguimos atentos si es que se produce una invitación antes del jueves para poder asistir o vamos a ser nuevamente alejados de las propuestas, mientras que nos acusan después que no tenemos disposición de diálogo«, enfatizó.
Arraño recalcó que las movilizaciones seguirán y se «revitalizarán» si los estudiantes secundarios no son también integrados al diálogo con el Mineduc. «No nos pueden dejar de lado ni privar de conocer los proyectos de ley. No vamos a bajar nuestros paros y tomas hasta que nuestras demandas -que ya traemos desde hace mucho tiempo- sean consideradas».
A juicio del dirigente, la falta de señales hacia los estudiantes muestra que «nuevamente el Gobierno cree que el movimiento secundario está en pañales, pero nuestra movilización ha ido en ascenso». A nivel nacional, aseguran, existen más de 100 colegios en toma o paro, y las acciones podrían radicalizarse tras la convocatoria del próximo jueves 9 de junio.
Tanto en el mundo secundario, como universitario, las desconfianzas priman. «Creemos que estos gestos los hacen con el objetivo de limpiar su imagen y mostrarse dialogantes, pero en realidad no lo están haciendo», afirma Arraño. Por eso, de cara a una nueva jornada de movilización, el llamado no es sólo al movimiento estudiantil: «Este es un problema de las familias de Chile», enfatizó.