Novedosa iniciativa en Mendoza que propone la construcción de un barrio de unas 200 viviendas con la inclusión de emprendimientos productivos y servicios como educación, salud y seguridad. El proyecto Hábitat Las Heras está basado en el trabajo como el principal eje alrededor del cual se organiza una comunidad. Por esta razón necesita de la construcción de una conciencia comunitaria de quienes van a formar parte de él y de una tarea imponente por parte de quienes lo soñaron, pensaron y trabajan para plasmarlo.
Entrevista a Alberto Marino, coordinador del proyecto que ya está empezando a ser implementado.
El proyecto autosustentable Hábitat Las Heras, en la Provincia de Mendoza, tiene una característica fundamental que lo hace diferente de la mayoría de los proyectos que se conciben desde las necesidades de una comunidad. El proyecto Hábitat Las Heras está basado en el trabajo como el principal eje alrededor del cual se organiza una comunidad. Por esta razón necesita de la construcción de una conciencia comunitaria de quienes van a formar parte de él y de una tarea imponente por parte de quienes lo soñaron, pensaron y trabajan para plasmarlo.
La Fundación el Prosumidor forma parte de esta iniciativa junto a otras veinte organizaciones sociales, organismos del Estado, entre los que figura el INTI, y empresas relacionadas a la construcción del Departamento de Las Heras. En diálogo con Myriam Arancibia, periodista, miembro del CONICET de Mendoza y responsable de comunicación de esta iniciativa, conocimos los aspectos salientes de este apasionante proyecto.
¿Qué características definiría como particulares del Proyecto Hábitat?
Se trata de un proyecto autosustentable. Esto es, con el trabajo y los ingresos que se generarán se podrán resolver todas las necesidades del conjunto de quienes habitan la comunidad. Estamos hablando de una economía comunitaria, de una forma de vida comunitaria que construirá una nueva conciencia. Por ello es que se trata de un proceso de autoconstrucción. Los integrantes del Hábitat deben ser aceptados por la comunidad y deberán construir, sin duda, una nueva conciencia.
¿Cómo se vive autosustentablemente?
Hay que disminuir los gastos. No se puede vivir con los parámetros del consumismo. Debe eliminarse el costo de vida que impone el sistema. En esta dirección, el proyecto comienza con la construcción de unidades productivas que permitan construir el barrio. Una empresa constructora, otra metalúrgica, una carpintería, un taller textil y plantas de proceso de alimentos, entre otras. Además, se desarrollarán los distintos servicios que habrá en el barrio. Con este proyecto se persigue que al menos un integrante de cada familia residente pueda trabajar dentro del barrio en algunos de los oficios que se promoverán y que de este modo se resuelvan a la vez las demandas de consumo del barrio y el financiamiento de las viviendas.
¿Cómo se conformará la comunidad?
La base de la comunidad está dada por las personas que trabajan en las unidades productivas y surgirá de un proceso de la Red de Organizaciones Sociales que impulsan el proyecto, quienes convocarán a las personas para que trabajen. Ya se viene dando un trabajo de construcción social que está convocando a los posibles interesados y planteando las características de este barrio. Se trata de construir el barrio y, al mismo tiempo, construir la comunidad.
Más habitantes, más calidad y a precio más bajo…
Otra de las características de este barrio es que, al no ser consideradas viviendas individuales, el costo se limita. En este proyecto, el sistema de vivienda es distinto porque no se necesita una gran cocina o una lavandería en cada vivienda. Es absolutamente antieconómico que cada vivienda tenga un lavarropas automático. Si tenemos 200 viviendas, la idea es construir un centro de lavado con 10 lavarropas industriales. La calidad del lavado será superior y el costo de los insumos (detergente, enjuagues), será muy inferior.
Lo mismo pasará con las cocinas. Si contamos con un centro procesador de alimentos, no se necesita que cada familia compre verduras, frutas, carne y demás para, después, desechar los desperdicios. La idea es que el centro de procesado de alimentos compre en forma comunitaria; lave, limpie y procese los alimentos.
A su vez, se contempla la gestión de residuos; todos los desperdicios se utilizarán para alimentar al biodigestor, al igual que los residuos originados por los distintos criaderos de animales, que se faenarán en un mini frigorífico del barrio. De esta forma, el costo de los alimentos también será menor. Hasta se podrá comprar la comida lista para consumir.
¿Con los servicios ocurriría igual?
Exactamente. El gas para consumo de quienes vivan en el Hábitat se obtendrá de biodigestores, como también el abono orgánico que proviene del mismo y la reutilización del agua para riego. En este proyecto -que está diseñado para 200 familias-todos tendrán servicio telefónico con una PC común, 10 a 20 líneas telefónicas y un sistema rotativo. De igual modo se puede tener Internet y cable. Estamos hablando de una economía comunitaria, de una forma de vida que permite la autosustentabilidad.
De este modo, dividiendo los gastos, es muy probable que con escaso ingreso, una familia pueda vivir mejor que otra con ingresos más altos. La calidad de vida no sólo tiene que ver con el ingreso sino con la calidad de los satisfactores que se incorpora a la vida. La calidad de los alimentos, del ambiente, servicios, educación, salud y seguridad. Y ese altísimo nivel de calidad de vida es absolutamente compatible con un ingreso bajo. Es posible vivir con altos niveles de calidad de vida, pero para ello es necesario cambiar la modalidad de vida. Esta es la apuesta de un proyecto de esta naturaleza.
¿Se buscará un terreno alejado del centro urbano?
Todo lo contrario. Debe ser cerca de la ciudad puesto que habrá unidades productivas que venderán sus productos fuera del Hábitat. La constructora, una vez que construya este barrio, deberá ofrecer sus servicios afuera. Lo mismo ocurrirá con la carpintería, el taller metalúrgico y el textil, la procesadora de alimentos y la huerta. Debe haber interacción para que sea posible la autosustentabilidad. No será en absoluto una comunidad cerrada o aislada como un ghetto.
¿Quiénes acompañan este proceso?
Primero, la comunidad. Luego, hay organismos técnicos como el CONICET de Mendoza, el INTI y la Subsecretaría de Desarrollo Rural que han comprometido su aporte técnico. Los organismos del Estado han ofrecido financiamiento y, en algunos casos, se subsidiarán algunos componentes del proyecto. Existen planes de viviendas y financiamiento para este tipo de proyectos. Asimismo, es destacable el aporte de empresarios privados que han planteado trabajar con costo operativo, es decir, sin renta empresarial.
Alberto Marino estará como expositor en el Encuentro Pacifista Plurinacional de Autonomías, Identidades, Vida Comunitaria, Autogestión y Redes de Economía Alternativa, a efectuarse los días 14 a 20 de marzo del 2010 en la ciudad portuaria de San Antonio, Quinta Región, Chile. Vea la convocatoria en http://www.clajadep.lahaine.org/articulo.php?p=9589&more=1&c=1
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