Construyendo nuevas formas de vivir y producir en Brasil

El MPA en su congreso reivindicó su construcción histórica de campesinas y campesinos entendidos como clase social. De esta forma, más allá de su condición de productores, ser campesina involucra formas ser, vivir y producir.

Construyendo nuevas formas de vivir y producir en Brasil

Autor: Mauricio Becerra

Foto Paletin 1
Entre los días 12 y 16 de octubre se llevó a cabo el I Congreso del Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA) de Brasil, en la ciudad de São Bernardo do Campo, estado de São Paulo.

El MPA es un movimiento que se conoce poco en Chile y en el resto de América Latina, acostumbrados a asociar exclusivamente la lucha en el campo brasilero a la acción que hace el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST).

El MPA se conforma a mediados de los años noventa y dentro de los múltiples factores de su emergencia como movimiento está el profundo abandono del campesinado brasilero, que tuvo como manifestación más concreta, la nula respuesta del gobierno de derecha de esa época frente a la grave sequía que afectaba a campesinos y campesinas que aceleró la constitución de esta movimiento.

Desde su surgimiento hasta ahora, ha sido un largo recorrido de luchas, discusiones y reflexiones. Su primer congreso es una muestra de la fuerza y capacidad de organización que han acumulando en estos años, logrando reunir a 4 mil personas de 20 estados de Brasil. En este espacio de síntesis de la discusión que fue realizada en cada uno de los estados, son varios los aspectos importantes que podemos mencionar del MPA y su primer congreso.

Un primer elemento, es la fuerte presencia de la coyuntura política que se vive en Brasil, lo que cual llevó a que el MPA explicitara su postura en el congreso. Frente a la crisis política, la debilidad del Partido de los Trabajadores (PT) y las voces de oposición que pretenden un golpe de Estado (sea a través de intervención militar o “golpe blanco” institucional), el MPA decidió manifestar su apoyo al gobierno. Esto se plasmó en la participación en la inauguración del congreso de Lula da Silva y en que durante el segundo día del evento estuviese presente la presidenta Dilma Rousseff.

Un postura arriesgada, tomando en cuenta las profundas contradicciones que atraviesan los gobiernos del PT en su política frente al campo y el reconocimiento del territorio de campesinas/os, afro-descendientes e indígenas. Por un lado, durante los gobiernos del PT se hicieron medidas como la conformación de una política nacional de agroecología, el programa de compra de semillas criollas o la compra de alimentos de los pequeños agricultores por parte del Estado. Sin embargo, al mismo tiempo en el periodo del PT es posible evidenciar la ampliación en la utilización de agrotóxicos con subsidio del Estado (Brasil está en el n°1 del ranking de países que consumen agrotóxicos) y la expansión del agronegocio sobre todo de cultivos transgénicos en contraposición a la lentitud de la reforma agraria. Cabe recordar que los grandes latifundistas poseen más del 70% de las tierras del país, mientras producen menos del 30% de los alimentos que consumos los brasileros. Estas contradicciones tendrán que ser enfrentadas por el movimiento en un escenario complejo, en que la derecha busca hegemonizar las movilizaciones en la calle y la agenda política (privatización de Petrobras, recortes en educación y salud, entre otras acciones). En este contexto, el PT ha mostrado una ambigüedad discursiva frente a la ofensiva Neoliberal, buscando fortalecer el apoyo de los movimientos sociales con nuevos cantos de sirena (que tanto nos recuerda a la Nueva Mayoría-Concertación).

Los principales temas discutidos en las mesas de trabajo del congreso fueron; 1) Coyuntura política y lucha de clases, 2) Mujeres campesinas y lucha popular, 3) Desafíos de la juventud campesina, 4) Agroecología y soberanía alimentaria. Aquí, fue especialmente significativa la mesa sobre mujeres campesinas. Resulta clave que éste haya sido un tema central del congreso, debido al conservadurismo y machismo que históricamente ha habitado el campo en América Latina. La crítica al patriarcado hecha no sólo por las mujeres del movimiento sino también de los jóvenes campesinos es muestra de una bella lucidez política. Claramente, más allá de los discursos de esos días, la influencia del patriarcado no ha sido erradicada completamente del movimiento. No obstante, estas discusiones marcan una inflexión en el MPA, que da la esperanza de que la lucha campesina anticapitalista vaya acompañada de la ruptura de las formas de dominación hacia mujeres, diversidad sexual y de los propios hombres heterosexuales en su condición de “privilegiados alienados”.

Foto Paletin 5

Otra de las discusiones que podemos tomar como aprendizaje de las propuestas del MPA, tiene que ver con su construcción como sujeto social. En las últimas décadas, el campesinado ha intentado de ser etiquetado de “pequeño emprendedor agrícola” o “agricultor familiar” por parte de la política pública, siguiendo la pauta de organismos internacionales como el Banco Mundial. Frente a esto, el MPA en su congreso reivindicó su construcción histórica de campesinas y campesinos entendidos como clase social. De esta forma, más allá de su condición de productores, ser campesina involucra formas ser, vivir y producir.

Un elemento necesario para dar la disputa política tiene que ver con la capacidad de los movimientos de proponer alternativas a las tendencias devastadoras del capitalismo actual. Esto es algo que el MPA tiene claro y por esto elaboraron el “Plan Campesino” donde se definen propuestas para guiar y propagar el modelo de la agricultura campesina, entendiendo ésta como una cultura que presupone la producción de alimentos saludables a partir de una práctica agroecológica, el respeto a la naturaleza y la alimentación de los trabajadores. Esto no se plasma sólo en un discurso de buenas intenciones del MPA, sino que se encarna en las cientos de experiencias de producción campesina agroecológica y cooperativas que el movimiento tiene a lo largo de Brasil.

Para dar solidez a su Plan Campesino, el MPA ha comprendido que es necesaria la articulación campo y ciudad, por este motivo el título del congreso es; “Plan campesino: Articulación campesina y operaria por la soberanía alimentaría”. Desde el movimiento se entiende que el ataque al capitalismo debe ser diferentes puntos de la producción de mercancías y la reproducción de la vida. Como dice Odair de Souza, dirigente del MPA; “estamos discutiendo con los trabajadores de la ciudad la importancia del tema. El pueblo brasilero no se alimenta hoy, comemos algo que creemos ser alimento. Es una comida que no alimenta el bienestar y el alma y tiene una alta carga de porquerías. Tenemos que hacer la discusión de lo que está siendo consumido y de quién produce”. De esta forma, han intentado fortalecer su colaboración con sindicatos, aunque todavía esté pendiente su articulación con una mayor amplitud de movimientos urbanos que cuentan con una gran riqueza en sus miradas y sus formas de organizar.

Todas estas discusiones se dieron en medio de un profundo compañerismo, más allá de estereotipos y folklorizaciones que se tiene del campesinado. Luego de las mesas de trabajo, era posible apreciar en los espacios del congreso grupo espontáneos de campesinos haciendo música y bailando según sus diferentes identidades regionales. Sea a través de una rueda de capoeira, bailando forró o la danza de las mujeres quilombolas, la alegría y la celebración que se respira es merecida. A pesar de su apropiación de los bienes comunes naturales. De esta forma, los avances de organización, producción y discusión política de los pequeños agricultores han sido gigantes.

Alexander Panez Pinto

Movimiento por la defensa del agua, la tierra y la protección del medioambiente (MODATIMA)

Fotos: Pablo Vergara


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