El clima político en Paraguay parece cada vez más complicado y su presidente, Horacio Cartes, está entre la espada y la pared. Las violentas manifestaciones del viernes contra el Congreso paraguayo desnudaron el malestar social y la falta de legitimidad política con la que cuenta el mandatario y sus senadores, quienes hicieron todo lo posible para aprobar la enmienda constitucional que permita la reelección del empresario devenido en presidente.
La protesta, impulsada principalmente por el Partido Liberal y hasta por senadores del Partido Colorado -al cual pertenece el presidente Cartes- que se oponen a su reelección, terminó con el edificio parlamentario en llamas y una fuerte represión policial que dejó el saldo de un muerto, más de 100 heridos y unos 200 detenidos.
La víctima mortal era Rodrigo Quintana, un dirigente de las juventudes del Partido Libertal, fallecido por los disparos de un policía en la propia sede de la formación política, situada a un kilómetro y medio de la zona de conflicto, lo cual despertó aún más las sospechas por el accionar de las fuerzas represivas.
Luego de los hechos, el propio presidente Cartes, que destituyó al ministro de Interior y al jefe de Policía, habló el domingo en un vídeo difundido en sus redes sociales donde respondió al exhorto de paz hecho el sábado por el papa Francisco con la propuesta de abrir una mesa de diálogo con la oposición y con un representante de la Conferencia Episcopal
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Tal como señala El país de España, el mandatario paraguayo propuso iniciar el lunes este diálogo y “determinar las prioridades para lograr un gran acuerdo por encima de los intereses sectarios”. Detalló que además de a un representante religioso invitará los presidentes de los partidos con representación parlamentaria y a los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados. “Paraguay nos necesita trabajando juntos en nuestros múltiples colores”, declaró.
Por su parte, el expresidente y hoy senador Fernando Lugo —cuyo partido, el progresista Frente Guasú, que ha apoyado al Partido Colorado en la aprobación de la enmienda en el Senado— pidió también que no se repita más violencia y que se apueste por “la paz y la participación democrática de todos”.
Actualmente, un grupo de manifestantes ha montado una carpa en la plaza frente al Congreso para juntar firmas que impidan que la enmienda constitucional se lleve a cabo. En un clima hostil cargado por las acusaciones cruzadas entre partidos políticos y el descontento de la ciudadanía, las horas felices de Cartes parecen estar contadas y la posibilidad de una reelección -tanto de él como de Fernando Lugo- parece cada vez más lejana.
Por Gustavo Yuste
@gusyuste