Este 8 de marzo las mujeres estamos en las calles ejerciendo nuestro poder como sujetas políticas y ciudadanas, y como integrantes del movimiento social amplio, diverso e inclusivo que está transformando Chile.
Durante 2011, mujeres de todas las edades y condiciones fuimos protagonistas y actoras en las movilizaciones por el fin al lucro en la educación, a favor de las libertades sexuales, por la defensa de nuestros recursos naturales, por una reconstrucción post terremoto digna, por el rechazo a la violencia sexista, aportando contenidos e impulsando la participación.
Hoy, más que nunca, confrontamos una institucionalidad que, en lo económico, social, político y cultural sustenta el sistema patriarcal y lo promueve desde el Estado, las iglesias y los medios de comunicación. El modelo neoliberal mercantiliza y transgrede nuestros derechos, precariza el trabajo y se apropia de los bienes comunes, nuestros recursos naturales.
Frente a ello, miles de estudiantes, trabajadoras, mujeres de todos los pueblos, jefas de hogar, pobladoras, artistas, intelectuales, lesbianas, bisexuales y trans, jóvenes y viejas, hemos salido a la calle a decir BASTA al lucro de las grandes empresas y de la banca. BASTA a la voracidad del mercado que violenta nuestros cuerpos, nuestra salud, nuestra educación, nuestro trabajo, nuestras vidas.
La política tradicional –que tiene en el sistema binominal una de sus expresiones– restringe nuestro poder de decisión, intenta relegarnos a roles domésticos e impide la expresión de la diversidad. En las últimas décadas, todos los gobiernos han fallado en reconocer nuestra actoría política y social, y han sepultado nuestras demandas históricas. En respuesta, y desde todos los puntos del territorio, desde los centros estudiantiles, las organizaciones vecinales, los sindicatos y las organizaciones feministas, las mujeres nos auto organizamos, articulando movimiento social para hacer otra política, aquella que en lo cotidiano construye nuevos relacionamientos para alcanzar una vida mejor para todas y todos.
Esta crisis de representación y de institucionalidad nos desafía a ser protagonistas de un poder popular constituyente desde donde emerja una nueva Constitución, libertaria, garante de los derechos de todas y todos. Una nueva Constitución para y por el pueblo, que abra camino a la total libertad y emancipación de las mujeres.
Desde el Estado se insiste en que la violencia contra las mujeres es sólo un problema al interior de las familias y las parejas, ocultando que se trata de un problema estructural, inmerso en la cultura machista que nos afecta en todos los ámbitos y durante toda nuestra vida: a las niñas, las jóvenes y las adultas, a lesbianas, migrantes y trans. Repudiamos la violencia física y sexual de la policía sobre las jóvenes y las mujeres indígenas; la violencia en el trabajo por exposición a condiciones laborales insalubres, incluso a costa de la vida; la violencia sexista de los medios de comunicación y la publicidad, y en el discurso y la práctica de las élites que gobiernan; la violencia institucional, visible en políticas públicas y leyes infames que condenan a mujeres que abortan, que discriminan en los planes de salud; que naturalizan la desigualdad entre mujeres y hombres.
No aceptamos la invocación de la crisis económica para imponer flexibilidad laboral y restricción de los ya precarios derechos laborales de las mujeres. Rechazamos el código laboral que obstaculiza la sindicalización, que propicia la inestabilidad en el empleo y que no permite la negociación colectiva de verdad, quedando al arbitrio de los empresarios. Repudiamos los planes de salud indignos que discriminan a las mujeres, como así mismo el sistema de AFP fracasado que entrega pensiones indignas a todos los trabajadores, y a las trabajadoras en forma particular.
Rechazamos los abusos a las mujeres inmigrantes y la negación de sus derechos al trabajo, la salud, la educación, la vivienda e identidad cultural.
A las iglesias les decimos que no queremos sus discursos machistas y medievales en nuestras vidas, nuestra sexualidad y nuestra cama. Ya va siendo hora que el Estado asuma su carácter laico, que respete nuestras decisiones sobre continuar o no un embarazo, o con quien formamos familia, y que garantice que esta libertad sea ejercida por todas, en igualdad y sin discriminación.
Este 8 de Marzo saludamos a todas las mujeres que en Chile están luchando por sus derechos en las calles, los barrios y las poblaciones, las organizaciones, los sindicatos y las asambleas ciudadanas. Nos comprometemos a seguir fortaleciendo la movilización social y el protagonismo de las mujeres en la construcción de un país auténticamente igualitario, justo y solidario, libre de dominaciones y exclusiones.
Exigimos, demandamos, defendemos:
• Autonomía y libertad sexual y reproductiva.
• Aborto libre, legal, seguro y gratuito.
• Maternidad voluntaria, protegida y segura.
• Basta de violencia hacia las mujeres. Ni una mujer menos, ni una muerta más.
• Basta de violencias y discriminaciones contra lesbianas, bisexuales y trans.
• No a la violencia y la represión a las mujeres de los pueblos originarios. Basta de militarización de territorios de pueblos originarios.
• Extensión de los derechos laborales al trabajo sexual.
• Reconocimiento y respeto de la libre opción sexual e identidad de género.
• Trabajo digno. No a la flexibilización laboral, al trabajo precario, al trabajo esclavo, al trabajo infantil.
• Igual salario por igual trabajo. Seguridad social, pensiones y salarios dignos y justos.
• Educación pública gratuita, laica y no sexista.
• Fin al lucro en la educación y en la salud.
• No a la privatización de los recursos naturales y los servicios públicos.
• Soberanía alimentaria y energética.
• Vivienda, agua potable, saneamiento, tierra.
• Paridad en la repartición del trabajo doméstico y de cuidado de la salud familiar.
• Basta de injerencias religiosas que interfieren con el Estado laico.
• Basta de concentración económica de los medios de comunicación. Prensa libre y comprometida en lo social.
• Verdad, justicia y reparación.
• Apoyo y defensa de las justas y urgentes demandas territoriales. Basta de represión y persecución a los movimientos sociales en Aysén y otras regiones del país.
• Mujeres organizadas, mujeres movilizadas por la transformación política, económica, social y cultural.
Por COORDINADORA 8 DE MARZO
Integrada por:
Central Unitaria de Trabajadores/as, CUT
Articulación Feminista por la Libertad de Decidir
Instituto de la Mujer
Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual
Movimiento pro Emancipación de la Mujer Chilena, MEMCH
Foro de Salud y DDSS y DDRR
Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, RSMLAC
Educación Popular en Salud, EPES
Colectivo Conspirando
Observatorio de Equidad de Género en Salud
La Ciudad de las Diosas
Ilga-LAC
Ideas sin Género, ISIG
Feministas Feas
Warmipura, Mujeres Inmigrantes
ANAMURI
Marcha Mundial de Mujeres-Chile
Comité de Servicio Chileno, Cosech
Colegio de Profesoras y Profesores de Chile
Radio Siglo XXI de la Pintana, Programa Palabra de Mujer
Red de Mujeres Radialista ANARCICH
Feministas Tramando
Observatorio de Género y Equidad
La Morada
Corporación de Desarrollo de la Mujer, DOMOS
Grupo de Mujeres Plaza Ñuñoa
Coalición Internacional para el Hábitat (HIC)
Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos
Confederación de Trabajadores y Trabajadoras del Cobre
Mesa Social Por Un Nuevo Chile
Fondo Alquimia
Mujeres Comunistas
Mujeres Partido Progresista
Colectivo Red del Camino Agar
Feminismo en Azul
Medusa Colectivo, Valdivia
Corporación Humanas
MODEMU (Movimiento por los Derechos de la Mujer)
Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos
Asociación Nacional de Funcionarias del Servicio Nacional de la Mujer, ANFUSEM.
Colectiva Feminista Para Noikas, Valdivia
Católicas por el Derecho a Decidir-Chile
Frente Amplio de Mujeres de Izquierda, Valparaíso
Texto de autoría externa. Recibido y publicado por