Dedicado a Néstor Perlongher que vivió, pensó y escribió desde São Paulo caliente, callejero y prostibular.
Junto con la publicitada estabilidad macro económica, se vive en estos días una bienvenida, refrescante e inédita revuelta estudiantil, social y sexual que ha puesto casi – casi en jaque mate a los poderes políticos y económicos de un largo, angosto y engreído país llamado Chile. El movimiento estudiantil -universitario y secundario- desde 2011 a la fecha, ha expresado una luminosa fuerza propia de los movimientos sociales – culturales de hoy, instalando en la esfera de lo público – político temáticas que estaban ocultas y silenciadas por la institucionalidad: Educación Estatal, Gratuita y de Calidad.
Del mismo modo, el movimiento de la diversidad sexual de Chile -que el próximo 22 de abril cumplirá 40 anos de intensa lucha callejera- unió a las demandas de los valientes jóvenes estudiantes la urgente necesidad de educación sin discriminación, laica y no sexista, ampliando de ese modo el radio de acción emancipada y libertaria de un pueblo activo, diverso, inquieto y movilizado. “EDUCACIÓN SEXUAL GRATUITA” gritó y escribió en una pizarrita escolar una loca marica izquierdosa, apóstata y activista conocida como “El Che de los Gays” que, travestida de profesora primaria anormalista, buscó sintonizar con todas las disidencias posibles manifestando su propia protesta – performance en la última y masiva marcha de la diversidad sexual en Santiago de Chile, septiembre de 2012.
Si bien es cierto que las demandas de los estudiantes/as son justas y bienvenidas -las compartimos y levantamos como propias- también es mucho más cierto que las exigencias de los estudiantes, así como las demandas de las disidencias sexuales, sólo alcanzarán mayor fuerza, vitalidad y visibilidad política – cultural si aprenden y deciden marchar juntas y revueltas, uniendo y contaminando sus valiosas propuestas de cambio radial y sistémico. No se tratar de luchas aisladas y gremialistas, no es posible marchar y luchar en solitario, sino más bien de cruzar, unir y afectar utopías de cambio social que comparten los mismos deseos de transformación político, sexual y cultural.
Eloísa González, vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios ACES, entendió y practicó ese entretejer de modo brillante cuando en una histórica entrevista a la prensa no monopólica declaró a los cuatro vientos que era lesbiana y que su decisión de asumirlo públicamente era un gesto político de los estudiantes secundarios de Chile. Así, la colorina Eloísa, junto al rostro emblemático de Camila Vallejo – hoy promisoria candidata comunista al parlamento de Chile- abrieron una nueva posibilidad político – cultural en la masiva, estética y performática revuelta estudiantil de un Chile post Allende, post Pinochet y post Bachelet.
La visibilidad de la Eloisa, la «Elo», como le dicen sus amigas lelas, lesbianas, puso en aprietos al machismo de la milica educación chilena y cuestionó a los propios estudiantes que con gritos genitalizados y machistas en las marchas multitudinarias, hicieron pensar que la deseada revolución sexual estaba lejos de construirse e imaginarse en los cuerpos de estos revoltosos jóvenes que ocuparon y seguirán ocupando las principales calles de Santiago y de otros muchos rincones del país. Y del mundo.
Las eloisas, unidas al emergente colectivo de arte – política conocido como «Las Putas Babilónicas», hermosos jóvenes estudiantes del emblemático Liceo José Victorino Lastarria que, vistiendo tacos agujas y labios de rojo furioso en las marchas y salas de clases de su tradicional colegio de hombres en Santiago, arman una loca e interesante trenza que el movimiento de la diversidad sexual local aún no alcanza a leer y dimensionar con todo el atrevimiento e intensidad que estos gestos terremotos contienen y desatan en Chile.
Es que más allá de ser llamadas las «hijas» de las históricas Yeguas del Apocalipsis de Pedro Lemebel y Francisco Casas, nuestras contemporáneas «Putas Babilónicas» nos afirman y confirman que la disidencia sexual, unida a una propuesta estética atrevida y cuestionadora de las normas -incluyendo la homonormatividad igualitaria- goza de vital salud no siendo asunto de pasados, sino de prometedores, políticos e intensos presentes.
Leer estos gestos políticamente significaría para el movimiento de la diversidad sexual -amplio y contradictorio en su historial y accionar- asumir que las luchas sociales de estudiantes, obreros, pobladores/as, mapuches, feministas y ecologistas, son también luchas propias, colectivas, comunitarias, justas y necesarias. Porque no se trata de levantar sólo las banderas de la igualdad como eslogan homo – comercial estilo matrimonio homosexual hegemónico o leyes antidiscriminación que no valoran ni educan en la diferencia.
Se trata de alzar la voz contra todas las injusticias sociales, contra la censura y escasa visibilidad que contienen las demandas de la despenalización del aborto en Chile. Digo despenalización, porque en Chile se encarcela a las mujeres que deciden qué hacer con sus propios cuerpos. El cuerpo de esas mujeres abortistas, el cuerpo de las lesbianas que se atreven a salir del anonimato que el patriarcado construye y recrea cada día, las locas que enloquecen las coloridas y atrevidas marchas callejeras inundando el imaginario social de propuestas estéticas – políticas, son los nuevos e interesantes signos de los movimientos sociales en el Chile de ahora. Hablo de movimientos sociales que no nacen hoy, son movimientos que tienen historias, memorias políticas, movimientos en movimientos.
La diversidad sexual es parte de un movimiento social amplio y diverso que lucha por un Chile que exige mayor democracia, libertad de prensa, crítica y de opinión, justicia para los desaparecidos y ejecutados de la dictadura de Pinochet, justicia para el pueblo mapuche que demanda independencia cultural y restauración de territorios usurpados. Somos movimiento social que piensa, crea y recrea espacios de participación, expresión y concreción política de demandas sentidas y compartidas por una ciudadanía activa.
Somos movimiento social que debe prender sus antenas frente a múltiples manipulaciones del poder institucional de partidos políticos tradicionales que proponen cambiar algo, un poquito, para que finalmente, y como lo sabemos, no cambie nada. La lucha, compañeras y compañeros, está que arde, las redes están echadas a la mar. No nos podemos ni queremos detener, porque como decía el guerrillero Ernesto Che Guevara: “La única lucha que se pierde es la que se abandona”.
Por Víctor Hugo Robles*
El Ciudadano
* Periodista, apóstata y activista conocido como “El Che de los Gays”. Texto leído en el foro panel “En las Calles: Movimientos Sociales Contemporáneos en las Américas” en el Encuentro Hemisférico de Performance y Política de la Universidad de Nueva York, realizado en São Paulo, Brasil, enero de 2013.
*Foto: Las Putas Babilónicas en Marcha de la Diversidad Sexual, registro de Mauricio Becerra.