Son las siete de la tarde y comienzan a sonar las primeras notas de bajo y unos timbales al interior del gimnasio Gil de Castro. Afuera del lugar, un sol aporta los últimos rayos para aquella tarde de sábado que augura una sabrosa jornada de música tropical. Al interior prueba sonido la banda valdiviana Re- Fácil, cultora del estilo villero y que lleva alrededor de un año tocando el popular género. Según dice Ariel Illanes, representante y manager de la banda, “la idea de hacer cumbia villera nació porque era el ritmo que la ‘taba llevando en Valdivia’ y de a poco los chicos se motivaron y fueron sacando temas de bandas argentinas del mismo estilo. Bandas como ‘Super Merka 2’ ‘Piber Chorros’ son nuestras influencias. Ahora la idea a futuro es componer nuestras propias canciones”.
Tras media hora de probar sonido ante un par de curiosos que comienzan a llegar al recinto – en su mayoría adolescentes – Re-Fácil baja del escenario y es el turno de “La Funa”, otro exponente local de villera, pero con temas propios y más conocidos por el público asistente. Ambas agrupaciones poseen aproximadamente siete músicos, y sus edades fluctúan entre los 20 y 24 años de edad, lo que explica que la mayoría de los fans de estos ritmos tropicales sean en su mayoría jóvenes.
Sobre el escenario nada queda al azar, la ubicación de las luces, el efecto de humo, los instrumentos y por supuesto el “look” de los músicos, que incluye: peinados con mucho gel – algunos al estilo Álvaro Ballero- gafas, poleras más o menos similares, pantalones a la cadera, zapatillas deportivas y los clásicos “jockeys” de algún equipo de baseball norteamericano.
GÉNESIS DE LA CUMBIA VILLERA
La denominada Cumbia Villera pertenece a un ritual que manifiesta y legitima un modo de vida, el de “la pobla”. Pablo Lescano es el creador de este nuevo fenómeno en Argentina, cantante y compositor, ex integrante y tecladista de «» es el fundador del ya popular estilo, que a fines de 1999 dio a luz a Flor de Piedra, agrupación que tuvo éxito inmediato con su tema “Sos Botón”, en el que se habla de la policía trasandina. A partir de este momento, surgieron bandas como: Yerba Brava, Re Piola, Mala Fama, La Chala, Guachín, Kalu, Pibes Chorros entre otros cultores de este estilo.
El epicentro de aparición de la Cumbia Villera se localiza en la localidad de San Fernando, distrito de San Isidro, dentro del gran Buenos Aires, cercano a la Capital Federal. El estilo villero pertenece a un ritual que legitima un modo de vida, la construcción de una realidad social que pone de manifiesto la discriminación, la marginalidad y la exclusión social. Sus cultores lo utilizan como un elemento eficaz, para la transmisión de una estética vinculada a los pobres, retratando sus vidas, su sexo, su cuerpo y sus adicciones.
Eso es lo que manifiesta Aliro Silva, más conocido como “Gato”, timbalero de los valdivianos Re-Fase, “nuestras letras hablan de la calle, de los sentimientos, del amor”. En este tópico de representaciones, las bandas villeras reproducen su entorno marginal y de exclusión en sus letras, adoptando el argot argentino, lo que queda plasmado en varios de sus éxitos; que aluden a los Chorros o Flaites, “vamos de caño con antecedentes / robamos blindados, locutorios”…/ (Los Pibes o Chorros).
Otras de las letras aluden a las drogas, como las del grupo Damas Gratis, “yo tengo una flor/ y la tengo que cuidar/ y cuando sea grande / me la voy a fumar” Infaltables son también las líricas sobre sexo, otra temática recurrente de este estilo caliente. El grupo Flor de Piedra lo deja bastante claro, “no te hagas la nena de mamá / porque ese olor a leche que sale de tu boca / la vaca no lo da”
La música villera es de por sí muy explícita en sus letras, con una “transparencia” lírica, que puede incluso resultar chocante ante la sociedad, con tópicos claros y directos y eludiendo totalmente metáforas y dobles sentidos.
CALOR EN EL ESCENARIO
A medida que avanzan las horas, el gimnasio poco a poco comienza a abarrotarse de gente, especialmente jóvenes ávidos de calor y sabor tropical, mientras en las afueras un radiopatrulla vigila para que no se produzcan incidentes, quizás una muestra clara de que muchos asocian la música villera con la delincuencia. Y no es para menos, ya que algunas bandas argentinas han sido objeto de censura al otro lado de la cordillera, por “incentivar la delincuencia” en los sectores más pobres del país.
“Yo tomo licor, yo tomo cerveza y me gustan las chicas /Yo tomo licor…” son algunas de las sonoras frases que se escuchan por los micrófonos, mientras se da inicio al show de Re-Fase, quienes descargan un sonoro y pegajoso tema de los argentinos Amar Azul. Tun tuntún, tun tuntún, tun tuntún, suena el característico bajo cumbiero que hace vibrar al público que baila y vitorea a los exponentes locales.
Tras un rato de bailoteo y pachanga Re-Fase se baja y llega el turno de La Funa, quienes también son parte del repertorio local del género villero. Al igual que los anteriores, esta banda nació por interés de un grupo de amigos con intereses en común hacia la cumbia. Elías Rodríguez, músico de La Funa, dice que una de las principales motivaciones para tocar villera es el estímulo económico que ello genera.
Al igual que la banda anterior, La Funa comenta que la mayoría de sus fans oscila entre los 17 años en el caso de la villera, y la otra cumbia como el sound o el estilo Tommy Rey va dirigida a un público más adulto, que no entiende mucho del estilo “de la villa”.
El paso por el escenario de La Funa fue breve pero lleno de sabor tropical, el cual fue bailado y coreado por los asistentes. Se prenden las luces y por el micrófono se anuncia el plato fuerte de la noche. Nada más y nada menos que a los Supercumbieros, gritos y aplausos son la tónica para animar a estas estrellas de la cumbia villera. La banda proviene de Santiago, pero también posee integrantes de Temuco. Supercumbieros tiene a su haber dos discos en el mercado. También son parte importante del sitio web , que desde su puesta en marcha hace tres años, ha recibido más de cuatro millones de visitas.
Este portal de internet está dedicado a promover la escena villera nacional. Por lo que manifestó el Negro Pancho vocalista de los Supercumbieros, “las grandes industrias de la música marginan a las bandas villeras por considerarlas flaites, pero nosotros hemos demostrado lo contrario. Hemos adquirido fama en el circuito villero nacional con nuestro primer disco llamado “La cumbia villera llegó”, el cual obtuvo una excelente respuesta en el circuito villero y que tuvo éxitos como ‘El Chimbombo’, ‘La Golosa’, ‘El Pastel’, entre otros. El cd fue autoproducido y debido a eso, nuestra próxima placa, titulada ‘Inyectando Cumbia’ saldrá bajo un sello independiente de Santiago”.
Debido a la popularidad que adquirió la banda, fueron contactados por una productora del canal 13 y entrevistados en el programa “Canción Nacional”, conducido por Javiera Parra, la vocalista de la banda de su mismo nombre y autora de éxitos radiales como “te amo tanto”, “humedad” y “sentencia”.
Sobre el estigma social del cual son blanco las personas que escuchan cumbia villera, recae en ideas no fundadas, por lo cual son tachados de flaites, cumas, delincuentes, drogadictos y rascas. Los integrantes de las tres agrupaciones cumbiancheras son tajantes a la hora de desmitificar ese prejuicio. Puesto que por escuchar el estilo tropical no significa que ellos sean delincuentes y drogadictos, como muchos piensan.
Como bien dice Elías Rodríguez, de La Funa, “es nuestra manera de expresarnos. La cumbia villera es una forma de vivir, es alguien que es alegre y le gusta la fiesta, el show, etc. Con nuestras canciones expresamos sentimientos y nuestra vida. Es un error que nos asocien con delincuentes” dice. Es lo mismo que piensan muchos jóvenes que gustan del estilo tropical. Dicen que los representa, que sólo es música y nada más.
Ya terminado el show de Los Supercumbieros, después de calurosos aplausos, vitoreos y felicitaciones de los fans, la gente se retira. Pero antes de la partida, el público pudo disfrutar de la magia que entrega la cumbia villera, y que por un momento abandonan los problemas de la vida dejándose llevar por el alegre y caliente ritmo tropical, que de un tiempo a otro se convierte en pasión de multitudes entre los chilenos.
La cumbia villera llegó para quedarse, si antes fue el estilo de La Sonora Palacios o el conocido Tommy Rey, ahora es el turno de los villeros que de a poco van ganando terreno en la sociedad chilena, tan acostumbrada a adoptar estilos de otros lados, para después desecharlos.
Cristian Spuler Garay