Emiliano es de aquellos que cada cierto tiempo nos regalan gestos de esos que parecen inútiles en la fiebre modernizadora de estos días. La peleó por días para que no botaran un árbol que daba sombra frente a su casa. Los lienzos hablaban de la Nueva Grecia en Peñalolén, de la modernización que traía el Transantiago y palas y picotas se tomaron la calle. Arboles antiguos, animitas, arbustos salieron volando y jamás volvieron. No por nada alguien rayaría uno de los paraderos recién instalados con la frase : «Bonita jiles, cambian pasto por cemento». Emiliano simplemente no aguantó y el árbol frente a su casa sigue entregando sombra sobre el duro asfalto. Claro que el derribo de árboles y pasto Grecia arriba continua.
¿Cómo partió todo esto?
– Cuando llegaron a hacer esta ampliación de Grecia rompieron todo. Sacaron todos los árboles nuevos y más viejos, rompiendo de raíz todo. Entre esos árboles estaban los que planté cuando llegué a Lo Hermida y he cuidado toda la vida.
¿Cuántos años tiene ese acacio?
– Más de 10 años y los del costado son más nuevos. Un día ví que estaban rompiendo la vereda y eran claras las intenciones de cortar el árbol, el que quedó sin parte de su corteza. Le estaban poniendo una cadena y estaban a punto de tirarlo cuando salí y les dije que ese árbol no me lo iban a sacar porque me había costado mucho criarlo. Con la falta de cooperación de la Municipalidad que nunca lo regó, me sentía con todo el derecho y obligación de protegerlo.
¿Qué le dijeron?
– Que tenían que sacarlo porque iban a ensanchar la vereda y molestaba. Las cosas típicas que dicen los incapaces. Les respondí que no lo iban a cortar, que prefería que no hicieran la vereda. Por último que me la dejaran tal cual como yo la había hecho hace como 25 años atrás, pero que me dejaran el árbol ahí.
¿Le aguantaron?
– Sí, cuando les dije que yo mismo iba a agredir al primero que se atreviera a cortar el árbol.
¿Quedó todo ahí?
– No. Tuve que ir a hablar con el jefe de obras, luego con el director de obras, después con el representante del Serviu en las obras y una pila de sujetos de cascos blancos.
¿Qué cara le ponían cuando usted iba a hablarles de un árbol?
– Me miraban y se reían no más, incluso los trabajadores que son gente como uno. Demás que pensaban en este tipo tan deschabetado que pierde el tiempo peleando por un árbol, cuando le vamos a hacer una linda avenida, vamos a colocar árboles nuevos y vamos a hacer esto y lo otro. Nada de eso ha pasado, terminaron las obras y al frente sigue un tierral insoportable, tiraron unos champones de pasto, los que me ha costado un mundo poder mantenerlos e ir a regarlos con todas las rejas que pusieron, porque la Municipalidad de Peñalolén ni los riega.
¿Qué pasó al final?
– Al final se hizo la vereda y el árbol quedó en una taza.
Me imagino que cuesta discutirle a tipos como estos y a los alcaldes e intendentes porque siempre hablan de modernización y oponerse a ello es como para ser tirado a la hoguera.
– Son todos cerrados, no sé… yo he trabajado en construcción y tienen la mentalidad de destruir para hacer cosas nuevas. Y eso ocurre en todo el país, vas a cualquier parte y así pasa. No sé, en Ñuñoa cuando paso por allí veo como han destruido casas preciosas, palacios. Dicen que eso no se puede evitar. Yo creo que sí, si tuviéramos un poco más de conciencia o un nivel cultural mayor. Si estos tipos son universitarios, son ingenieros, constructores civiles… uno cree que tienen un poco más de criterio, cosa que supongo no más porque en la práctica no es así.
Sobre todo ahora que todo lo deciden los técnicos
– Sí, recuerdo que hace años en televisión alguien le alegaba a Ravinet cuando era alcalde de Santiago por lo fea que quedó la Plaza de Armas, llena de cemento. El tipo respondía que era la modernización, que si ibas a Europa las plazas eran así y todo ese discurso. Pues bien, yo no soy europeo y estoy acostumbrado a vivir junto a la naturaleza. El ánimo de ellos es romper todo para construir y que quede la mayor cantidad de costos, cosa que les permite justificar la pega también.
¿Qué le parece la nueva Grecia?
– Soy taxista y veo que el pavimento quedó liso, parejo, muy bien. Es necesario que muchas calles de Santiago estén así. Pero el entorno, llámense jardines, árboles y bandejones están pelados. Si convirtieron la calle en un peladero de cemento.
Cosa que pareciera encantarles a las autoridades.
– Es un extravío de esta época. Lo peor de todo es que la gente se cree el cuento con esto de la modernización, así permiten que en su entorno rompan cuanto hay. Después no se preocupan como va a quedar. Si sacar u árbol de más de 10 años ¿cuánto tiempo demora que crezca uno que de igual sombra con los arbustitos que ponen?
Bien vale la lucha que dio por el árbol
– Sí y creo que lo agradece la señora que vende sopaipillas, los que esperan colectivo y quien pase por ahí buscando su sombra. Creo que en febrero, cuando el sol está insoportable, nos daremos cuenta de la escoba que dejaron en la «Nueva Grecia».