Escuela 1 recuperada: En clases… ¡no molestar!

En San Antonio, tras 24 años de abandono, un grupo de ciudadanos intervino la Escuela 1 y trabajan para transformarla en un centro de educación cultural popular, evitando, de paso, que se convierta en el estacionamiento de un casino y un mall


Autor: Sebastian Saá

En San Antonio, tras 24 años de abandono, un grupo de ciudadanos intervino la Escuela 1 y trabajan para transformarla en un centro de educación cultural popular, evitando, de paso, que se convierta en el estacionamiento de un casino y un mall.

Cruzar por  avenida Pedro Montt en San Antonio es recorrer lentamente una fotografía de su cotidianeidad. Mientras una parte de los transeúntes se divide entre los locales de tragamonedas y el Teletrack, con bolsas en las manos, otros intentan ganar un asiento de la locomoción que los saque del centro de la ciudad. Al final de la calle -emulando con placas azules y celestes la vista al mar que ahora cubre- está la nueva postal del puerto: el moderno Casino del Pacífico.

Con 76 mil habitantes, el principal puerto de Chile ha alcanzado un 19,6% de cesantía, la más alta de su historia. Por eso, en parte, las expectativas entusiastas de la población con el casino. No obstante, la nueva casa de juegos de IVISA -que tuvo una inversión de 22 millones de dólares- hoy sólo tiene 150 trabajadores. Dicen que aumentarán en más de la mitad cuando se inaugure su segunda etapa en octubre próximo: el hotel y el Mall del Pacífico.

La biblioteca municipal continúa tan pequeña y mal ubicada como siempre, y no hay teatro ni cine. Y cuando los inversionistas a cargo del proyecto le urgieron al alcalde, Omar Vera, con la necesidad de contar con estacionamientos, él no dudó en arrendarles una vieja escuela pública abandonada, ubicada justo frente al casino, en los faldeos del Cerro Alegre. Pero el lugar estaba ocupado: un grupo de sanantoninos había decidido convertirla en un centro cultural y social, de los que escasean en el otrora “puerto rojo”.

LOS INICIOS DE LA RUINA

El imponente edificio de la Escuela 1 (D-406) en calle Enriqueta –que albergó a las ex-escuelas nº 1 y nº 2- data de 1956. De 2.337 m2, con dos pisos más un zócalo. En 1982 el recinto pasó a la Municipalidad de San Antonio.

Sin embargo, a las 7:47 p.m. del 3 de marzo de 1985 palpitó la tierra; la escala Richter marcó 7 grados. El puerto en ruinas y terminó de caer el edificio donde funcionó su primera escuela. No importó que luego un informe técnico concluyera que “es posible recuperar las estructuras dañadas, considerando en algunos casos la demolición de elementos estructurales y su reemplazo por otros que restituyan la capacidad resistente del edificio”.

La fragilidad de la estructura desnudó la inestabilidad del sistema educacional y el acceso a la cultura en la ciudad. Desde su génesis la idea de una primera escuela en San Antonio fue débil. “La voz del puerto”, periódico de mediados de los 30’, dice que “la Escuela N° 1 de Hombres de San Antonio funciona en un local ruinoso, sucio, oscuro, antihigiénico, carente hasta de servicios de alcantarilla”. La historia se repitió con el tiempo.

EL LEVANTAMIENTO

Tras el terremoto, durante 24 años, la Escuela 1 fue víctima de la basura y el saqueo. Captó el interés de quienes encontraron allí su bar, motel, baño gratuito con vista al mar, incluso escenario para un rudo entrenamiento, como hizo Bomberos, derribando varias de sus murallas. Eso hasta octubre del año pasado, cuando actores sociales y culturales de las organizaciones La Calle, Espacio Cultural, Buceo Táctico y Casa Rodante, iniciaron un proceso de recuperación.

La Escuela Socio-Cultural Comunitaria de Educación Popular no busca generar sólo un espacio de entretención cultural, sino que permitir también el ejercicio efectivo de la población de su derecho a educarse en la cultura.

Realizada la etapa de “Recuperación” -con todo lo que significa asear un espacio abandonado por 24 años-, hoy la escuela se encuentra en proceso de “Rehabilitación” de sus espacios, como las salas de talleres y el destinado a las muestras artísticas, entre otros.

Clases de malabarismo, teatro, fútbol y francés, así como recitales y exhibiciones de cine, son parte de las actividades que la agrupación ha compartido con los vecinos, quienes -salvo por el ruido que generan en ocasiones las tocatas- tienen bastante aceptación con la iniciativa. Incluso Carabineros expresó su simpatía con el proyecto, pues según comentó a la prensa el Comandante Sergio Soto, “ha alejado a los delincuentes que la utilizaban como refugio”.

EL TROPIEZO

“La Municipalidad de San Antonio adquirió el dominio de este bien raíz con la obligación de destinarlo exclusivamente para fines educacionales. (…) Deberá adoptar las medidas consecuentes para poner término al contrato de arrendamiento celebrado con la empresa Desarrollos Inmobiliarios San Antonio S.A., y luego reciliar el convenio celebrado con fecha 8 de marzo de 1982 con el Ministerio de Educación Pública, volviendo el inmueble a dominio del Fisco”, fue la rotunda respuesta de la Contraloría Regional de Valparaíso al alcalde, Omar Vera, frente al irregular traspaso que intentó hacer de la Escuela 1.

Esta resolución tiene en un litigio judicial al Municipio, que busca mantener su potestad sobre el inmueble ocupado por el grupo de actores sociales, frente a los cuales ha sostenido una sola postura: se ubicarán en otro lugar.

Opción que ellos descartan, pues planifican gestionar financiamiento y avanzar hacia una tercera etapa de “Restauración”. “Hay tecnología suficiente para recuperar un edificio del siglo 15, no habría porqué no tener la posibilidad de hacerlo con uno de la década del 50”, dispara el arquitecto Rodrigo Villamandos, actor del proyecto de recuperación.

El problema, como siempre, es la inversión. De ahí la importancia de que el subsecretario de Cultura, Eduardo Muñoz, haya anunciado la creación de un centro cultural nuevo para el puerto, que costaría cerca de 650 millones de pesos, pues según Villamandos –sujeto al presupuesto que deberá entregar un ingeniero estructural- la Escuela 1 necesitaría sólo 150 millones.

ESCUELA NATIVA

Para Villamandos sin embargo, el problema es de “enfoque”, no de dinero. “Si este edificio nos parece tan importante, la estrategia debería ser inversa: una intervención lo suficientemente cara como para que recupere su dignidad y su rol en la ciudad”. Se trata de devolverle el “valor” a un lugar que “ha estado en la memoria colectiva y ha dado respuesta a necesidades sociales, como la formación de personas”, explica.

De ahí su inclinación por la recuperación de este espacio que, a diferencia de un centro cultural moderno, representa el valor de lo natural: “Es la misma diferencia que hay entre un bosque nativo y una plantación de eucaliptos. En el nativo tengo algo que se genera espontáneamente, a través de una sinergia interna que ha establecido relaciones entre individuos y que en su conjunto es mucho más que la suma de las partes. Una plantación de eucaliptos, en cambio, se ve súper linda, pero adentro no caminan ni las arañas”.

Por Lorena Escobar y Daniel Labbé

Más información: http://nuevaescuela1.blogspot.com/

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