Espacio Cultural Santa Ana: Territorio porteño en resistencia

Organización, ocupación de espacios y cultura en cerros porteños El Espacio Cultural Santa Ana, espacio comunitario, popular y auto-gestionado, en el Cerro Cordillera, Valparaíso, invita a compartir en su proyecto con la función solidaria de la orquesta Chico Trujillo este 8 de noviembre

Espacio Cultural Santa Ana: Territorio porteño en resistencia

Autor: Wari

Organización, ocupación de espacios y cultura en cerros porteños

El Espacio Cultural Santa Ana, espacio comunitario, popular y auto-gestionado, en el Cerro Cordillera, Valparaíso, invita a compartir en su proyecto con la función solidaria de la orquesta Chico Trujillo este 8 de noviembre.

El Cerro Cordillera es un cerro fundacional de Valparaíso y parte del ex-centro portuario. Es hoy periferia -siempre fiel a los términos zibechianos- porque el municipio se centra en cerros vecinos más rentables en términos de especulación inmobiliaria, turismo y subsidios Unesco. Pero este centro social es periferia por decisión y dedicación, porque no quiere conformarse dentro del marco hegemónico.

Al terminarse en 2008 el proceso de recuperación de la Población Obrera de la Unión y entregarla como primera población obrera en el país a las manos de sus residentes, el Cerro Cordillera se encontraba en un momento decisivo: En una atmósfera de energías liberadas, “¿ahora qué?”, y en la confianza de una comunidad organizada, un grupo se consigue en comodato para 40 años el espacio de la ex-capilla Santa Ana de la parroquia del cerro. Hoy, el centro cultural tiene dos grandes espacios a disposición de la comunidad.

Cuatro años después, conocemos un espacio crecido. Cada día en las salas y zonas del espacio hay voluntarios desarrollando sus proyectos: Grupos artísticos, talleres recreativos, seminarios educativos, actividades para el intercambio de ideas entre personas, organizaciones, países.

Dos veces al mes se reúnen todos alrededor de una larga mesa, almuerzan en conjunto y hablan los ítemes de una larga agenda mensual. Estas asambleas son muestras de un arco-iris de compromisos individuales para un fin común: El compromiso físico, al estar presente, no delegar y el propio reconstruir del espacio de manera auto-gestionada. El compromiso temporal, el tiempo de vida dedicado al espacio y pensado a largo plazo. El compromiso humano, a una resistencia placentera, al asumir la auto-determinación, la decisión de entregarse. Los almuerzos-asambleas hacen ver que aquella resistencia no es sacrificar, es ganar.

INDEPENDENCIA PARA PROYECTARSE LEJOS

Construir un sueño en una periferia significa en este país no depender de gobiernos de turnos que, luego de campañas electorales, destacan por su ausencia. Emanciparse de un Estado “benefactor” significa un empoderamiento.

Este espacio experimenta con diversos modelos de subsistencia económica: Está en proyecto piloto un modelo de subsistencia mediante el reciclaje, pagando así cuentas básicas, materiales para el trabajo continuo de restauración y mantención, e incluso horas de trabajo remunerado.

Para movilizar la comunidad y para recaudar fondos, se organizan eventos sociales, como el concierto de Chico Trujillo el 8 de noviembre. En estas ocasiones se reúnen todos, los voluntarios, los colaboradores, los vecinos. Es práctica vital para un espacio que se entiende como un nexo en una red territorial amplia, como una pieza más en un tejido social. Inclusión fundamental para el espacio: Álvaro, integrante del colectivo, es enfático en destacar que el espacio no quiere albergar en ningún instante a “una vanguardia en un cerro pobre”.

Cien por cien “del cerro” son también las ferias populares, una práctica vecinal en Chile de larga tradición. Christian Amarales, un integrante fundacional de la “Santa Ana”, explica en entrevista con El Ciudadano: “Rescata el valor del poder asociarse con otros; el encuentro donde expresamos de la forma más pura, más esencial, la condición de ser humano: Vivir en comunidad con el otro.” Ya se han hecho pocas las veces que vecinos se reúnen “sólo” para compartir, sin fines de lucro.

Este espacio cultural quiere volver a dar vida a una práctica que considera de gran valor humano. Christian sostiene que “esta feria se orienta a recuperar esta práctica, en la que la comunidad era capaz de encontrarse unos con otros, con amigos como con desconocidos”. En una sociedad atomizada y comercializada hasta afectar nuestras mismas formas de socializar, recuperar tamaña práctica social y constituir el ser humano como ser social a la base de toda organización de comunidad, se asemeja a la proyección de otra forma de convivencia, de trabajo, de territorio: De otra sociedad.

UN SUEÑO COMPARTIDO

La presencia de una gama tan diversa de actores en este espacio es muestra de que este sueño es compartido. El grupo de hip-hop del Cerro Panteón acude a toda feria popular del Espacio Cultural Santa Ana, porque “rompen con el esquema. Es otra forma de economía, es prescindir de lo estatal. Apoyamos este ‘otro’ y por eso estamos aquí”. La Compañía Turba Teatro ensaya y presenta en la ex-capilla. La Compañía Operante Teatro colaboró este primero de septiembre con una función gratuita porque el centro les prestó los espacios para sus ensayos. Universidades porteñas han acudido a seminarios en el espacio. Un vecino recuerda “que, en mi infancia, habían encuentros todos los domingos en el cerro. Toda la familia podía ir para compartir con los demás y con una chelita, una empanada y cuecas.” La Radio Placeres trasmite en vivo desde el espacio cultural. Es desde el campanario de la ex-capilla Santa Ana que trasmite el Canal 3 Valparaíso.

Más Información: espaciosantaana.blogspot.co.uk

Por Gwendolen Pare 

El Ciudadano Nº135, primera quincena noviembre 2012


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