Dar dinero en la calle es un ejercicio personal e íntimo que nadie puede evaluar moralmente. A veces damos plata a alguien porque nos parece honesto, otras simplemente para sentirnos bien con nosotros mismos. Este vídeo muestra una realidad que puede ser desde graciosa hasta terrible. Un tipo que pide dinero para comprar drogas y alcohol recibe más dinero que uno que pide para alimentar a su familia.
Quizá estamos acostumbrados a que nos engañen los falsos lisiados o los falsos viajeros que se paran afuera de las estaciones de buses. O quizá simplemente sentimos empatía con alguien que nos resulta más cercano. Y por más grotesco que esto pueda sonar es muy posible que alguien que quiere tomarse una botella de vino nos resulte más próximo que alguien que tenga que mantener a su familia pidiendo en la calle.
Hay cientos de respuestas, o de preguntas, que nos pueden llevar a conversar después de ver este vídeo. Cuestionarnos la solidaridad y el ego; considerar la verdadera razón que tenemos para ayudar o no ayudar a un otro. En fin. Les dejo el vídeo y que las reflexiones las saquen ustedes mismos. Solo les adelanto que el final es cuando menos alentador, por no decir emocionante.