El 9 de agosto de 2014, Michael Brown de 18 años fue asesinado por el policía blanco Darren Wilson en la ciudad de Ferguson. El hecho causó indignación y se registraron múltiples protestas en varias ciudades de Estados Unidos (EE.UU.).
Para conmemorar la muerte de Brown, Ferguson convocó a una marcha silenciosa y a una jornada de desobediencia civil. En la víspera, al menos 250 personas recorrieron las calles de manera pacífica para dirigirse a la comisaría de la Policía. Con varias pancartas los manifestantes exigieron justicia y respeto a los afrodescendientes.
El testimonio de un amigo que acompañaba a Brown el día de su asesinato afirmó que el joven en ningún momento agredió al policía, y que, de hecho, levantó las manos para mostrar que iba desarmado. «En este país tratan mejor a los animales que a los jóvenes de color», denunció un activista.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos no presentó cargos federales contra Wilson porque “no actuó con intención criminal”, según las conclusiones de la entidad judicial en marzo pasado.
Mientras que los padres de Brown presentaron en abril una demanda contra la ciudad de Ferguson por negligencia. Los abogados demandantes aseguraron que algunas de las evidencias fueron ignoradas en las investigaciones.
“El relato que brindan las agencias encargadas de cumplir con la ley que disparan contra hombres negros desarmados por todo el país es el mismo: No tuvieron otra opción”, dijo el abogado Benjamin Crump.
El dato
Un informe publicado en junio por The Washington Post reveló que la policía de Estados Unidos ha asesinado con impactos de bala a 385 personas durante los primeros meses del año; lo que se traduce a un promedio de dos personas diariamente. La mayoría de las víctimas eran afrodescendientes y latinoamericanos; mientras que la mitad representaban a las minorías étnicas.