El dirigente de “Creando Izquierda” sostuvo en entrevista que “tenemos muy claro que el movimiento estudiantil no se ha resuelto, no ha tenido un cierre” y se abrirá otro periodo de manifestaciones y demandas. En cuanto a la interna en la Universidad de Chile indicó que se va a trabajar “codo a codo” con Camila Vallejo, el FEL y otras fuerzas de izquierda y que “la discusión sobre quién es más de izquierda o amarillo no me parece importante”.
Gabriel Boric fue uno de los dirigentes invisibilizados durante las movilizaciones estudiantiles del año que termina. Ni la prensa ni la opinión pública lo tenían en la retina. Al menos que fuese para hablar de “los que están a la izquierda del PC”, o “los ultras”. Sin embargo, hace unos días su lista “Creando Izquierda”, que lo postuló a la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), dio un batatazo y ganó las elecciones, dejando en segundo lugar a la dirigente de las Juventudes Comunistas, Camila Vallejo, que con la Lista J logró la vicepresidencia de la Federación. En conversación con El Ciudadano, el nuevo líder de la más grande organización universitaria del país habló de cómo vienen las movilizaciones para este 2012 y de las diferencias con su antecesora en el cargo.
-¿Cómo crees que el Gobierno debe interpretar que le hayas ganado a Camila Vallejo?
-Más que mi elección, yo creo que el Gobierno debe interpretar la elección de la Federación de la Universidad de Chile como un fuerte mandato para continuar las movilizaciones en la forma en que se definan el próximo año.
-Porque hay una diferencia entre lo que ustedes proponían, por algo iban en listas separadas…
-Sí, evidentemente, pero a mí me interesa mucho en este momento no hablar de diferencias. Con la Camila y Felipe Ramírez, que es del FEL (Frente de Estudiantes Libertarios), vamos a trabajar codo a codo y vamos a impulsar en conjunto la base del movimiento estudiantil.
-¿Te definirías como un dirigente más a la izquierda que tu antecesora?
-Mira, esa necesidad de encasillar y ponerle como el cascabel al gato a los nuevos movimientos sociales, me parece que no es relevante. La discusión sobre quién es más de izquierda o amarillo no me parece importante, pero lo que sí es importante, es volver a poner los temas de fondo en el debate público nacional y volver a ser convocante y tener el respaldo que en algún momento tuvimos de la opinión pública. No estamos por acumular descontento inorgánico.
-Pero es difícil explicar cómo una líder tan reconocida como Camila Vallejo no ganó la elección. ¿Había otro ambiente interno en la Universidad de Chile que la opinión pública no captó?
-Sí, en la Universidad de Chile había otro ambiente interno. Yo reconozco la labor que tuvo la Camila durante todo el año; hizo un tremendo sacrificio que es absolutamente destacable y tiene un tremendo potencial como dirigenta. Ahora, en la Universidad hubo un ánimo de enmendar el rumbo de la movilización y una apuesta por una alternativa política no tradicional que cada vez es más crítica de la actual institucionalidad. Pero el mandato es claramente a seguir movilizados con una mesa que sólo integró izquierda. Si comenzamos con sectarismos y divisiones, la misma gente que nos votó nos va a condenar.
-Te cargan ser electo con votos gremialistas. ¿Crees que efectivamente hubo gente de derecha que voto por ti?
-Lo de los votos de la derecha es absolutamente falso, es cosa que revisen las votaciones de los años anteriores de la derecha y se van a dar cuenta que son las mismas, no hubo una fuga de votos hacia nosotros. La derecha no supo convocar a más gente; ellos mismos descartan esa tesis. Ellos peleaban por integrar la mesa de la Federación. Además, ha quedado claro en las declaraciones que hemos dado que nosotros no somos un movimiento de derecha.
CONVIVENCIA EN LA IZQUIERDA
-¿Cómo van a convivir las diversas corrientes de izquierda que hoy integran la Fech?
-La izquierda siempre se ha caracterizado por sus peleas chicas, pero ahora la idea es estar codo a codo, respetando nuestras diferencias y visiones. Acá hay que estar unidos en las peleas grandes, que son las que nos interesan.
-Sin embargo, desde hace años, diversos grupos plantean lo mismo pero las divisiones en la izquierda parecen superarlos siempre…
-Sí, la izquierda tiene una capacidad impresionante para dividirse. Pero nosotros, hoy día, queremos apuntar a las cosas que nos unen, a las convergencias. Creo que hoy todos estamos en la disposición para avanzar en las transformaciones importantes que este país requiere.
-Un actor importante en esa unión es el Colegio de Profesores. ¿Cómo avanzarán con ellos tomando en cuenta que ya planteaste críticas?
-Sí, pero fue una polémica artificial armada por la prensa. Yo efectivamente tengo una visión crítica de la participación de Jaime Gajardo, pero respeto muchísimo al Colegio de Profesores. De hecho, hago un llamado a los profesores para que sean parte de su organización, que se colegien. Nosotros vamos a respetar absolutamente su autonomía para elegir los dirigentes que estimen más convenientes, aunque eso no implica que en un marco de fraternidad no podamos hacer críticas también. En Chile estamos muy acostumbrados a no decir las cosas de frente y a entender que la unidad implica complacencia, pero nosotros entendemos que el debate es bueno que se dé públicamente, si no se termina resolviendo en cuatro paredes.
-Hablando de debates internos, en la Confech también hay visiones disidentes. ¿Cómo lo van a resolver para este 2012?
-Lo vamos a conversar en el verano. La mayoría de las universidades está entrando en proceso eleccionario de federaciones por lo que van a cambiar algunas corrientes. A nosotros nos interesa decir también que la Universidad Católica y la Universidad de Chile no son las únicas que se han movilizado, sino que todo lo contrario, muchas regiones le han puesto el hombro a este proceso y por una cuestión mediática no se han visualizado.
-Pasa lo mismo con los secundarios. ¿Crees que quedaron un poco opacados por los universitarios?
-Yo espero poder juntarme con ellos para hacerles un llamado para trabajar en conjunto y decirles lo mismo que hemos planteado dentro de la Fech, que está bien que tengamos diferencias, eso no debe entenderse como un problema y afectar nuestra unión social porque los adversarios no están dentro del movimiento estudiantil, sino que en el Gobierno.
MOVILIZACIONES 2012
-¿La primera medida de esta nueva Fech será luchar por un congelamiento de los aranceles?
-Más que sea la primera prioridad, el tema de los aranceles es lo que viene en orden temporal porque ya se está dando. La Universidad Técnica Federico Santa María ya dio una señal muy potente al congelarlos y nosotros esperamos que el resto de las universidades haga el mismo gesto, cosa que hasta el ministro Bulnes pidió.
-Sin embargo, el rector de la Usach ha dicho que mínimo deberían subir por el IPC y que esa postura es la que predomina en el Consejo de Rectores…
-Nosotros lo vamos a conversar con nuestro Rector en su momento y esperamos que haya buena disposición porque frente a la tremenda movilización social que hay hoy día, las universidades también tienen que tener gestos importantes y estar en sintonía con lo que está sucediendo.
-¿Cómo van a manejar el factor desgaste después de un año casi entero movilizados fuertemente?
-La forma de las movilizaciones no la deciden los dirigentes, la deciden las asambleas, se decide por consulta a las bases y, por lo tanto, es importante que la opinión pública entienda eso. Quizás por eso nosotros avanzamos más lento, pues no hacemos acuerdos cupulares sino que escuchamos la opinión de la gente, que es la que finalmente le pone el hombro a las movilizaciones. Si no los escucháramos a ellos y nos arregláramos los bigotes entre los dirigentes, este movimiento jamás hubiese tenido la masividad que mostró este año.
-Pero ustedes como dirigentes conducen la movilización y deben hacer propuestas de cómo movilizarse.
-Sí, hay una apuesta de conducción pero esas discusiones se deben dar en las asambleas con las bases. Dicho esto, creemos que no hay que estar en discusiones eternas respecto de cómo movilizarnos y perder el fondo del asunto. Cuando nos pasa eso dejamos de lado los temas que nos unen y empezamos a generar divisiones que no ayudan en nada al movimiento. En ese sentido, un paro, una toma, una marcha, pueden servir o no y hay que evaluarlo según el momento político y contexto del momento.
-Más allá de las grandes movilizaciones de este año, los estudiantes no lograron capitalizar logros concretos y sólo se vieron pequeños avances. ¿Cuál sería un logro concreto de cara a 2012?
-Nosotros tenemos muy claro que el movimiento estudiantil no se ha resuelto, no ha tenido un cierre y que, por lo tanto, el próximo año vamos a continuar con las movilizaciones. Sabemos que no ha habido avances concretos y eso es una clara manifestación de que la institucionalidad política chilena no da el ancho para dar cuenta de las demandas que tiene el mundo social. Frente a eso, en 2012 debemos articularnos con otros sectores sociales para hacer más presión porque la pelea que estamos dando hoy no es de carácter sectorial, sino que es política. En segundo lugar, los cambios no suceden de la noche a la mañana, eso lo sabemos, pero cada año que perdemos es un año más de deudas para las familias, precarización para las universidades y sufrimiento para mucha gente que no tiene buena educación.
-¿Pero cuál es ese objetivo político?
-El objetivo va a ser cambiar la dirección de cómo se entiende hoy día el modelo educacional. Por ejemplo, tenemos que llegar a un acuerdo respecto a algún modelo de desmunicipalización, también sobre los fondos basales de libre disposición para las universidades, tenemos que acordar que el financiamiento de la educación superior se realice directamente a las instituciones y no mediante becas. De esa forma hay que ir avanzando hacia la consagración de la educación como un derecho social.
-Hablaste de articularse con otros sectores para lograr ello. ¿Cómo hacerlo con un movimiento social más bien atomizado y sindicatos debilitados?
-El tejido social en Chile fue destruido durante la dictadura y la Concertación se encargó de mantenerlo de esa manera. Nosotros entendemos que un proceso de recomposición de ese tejido social toma tiempo y lo que ha sucedido desde las diversas luchas sociales desde 2001, son pequeños avances. El próximo año va a ser una oportunidad para capitalizar todo eso. Sabemos que tenemos un movimiento sindical, de pobladores y pueblos originarios, que se está potenciando poco a poco, pero evidentemente no estamos en una situación ideal. Hay que realizar un trabajo de hormiga con las bases y no sólo a través de conferencias de prensa.
-¿La posibilidad de una Asamblea Constituyente, que se ha venido planteando desde diversos sectores, es para ustedes una opción real?
-La Asamblea Constituyente es un norte que nosotros tenemos, pero creo también que hay que tener en claro que no va a suceder mañana.
-¿Piensas que a estas movilizaciones les ha faltado decir concretamente qué tipo de país se quiere construir? Te hablo de más contenido programático de los grupos que se movilizan…
-Más que como un problema, eso lo veo como una oportunidad. Evidentemente el movimiento estudiantil ha madurado este año y las discusiones han ido avanzando a responder la pregunta de cómo nos imaginamos a Chile en el futuro. Eso tiene que ver mucho en cómo cambiamos la actual institucionalidad, porque estamos frente a una democracia antipopular, excluyente, con instituciones que no representan a la mayoría del país. Tenemos un sistema de ley de partidos políticos que pone barreras de entrada gigantes a la constitución de nuevos actores, tenemos un sistema binominal que subsidia y sobre representa a una minoría, tenemos un sistema de quórum contra mayoritarios en el Congreso que hace irrelevantes las discusiones que ahí se dan y tenemos finalmente un Tribunal Constitucional también contra mayoritario que puede revocar las decisiones que se dan en los espacios que supuestamente son de deliberación democrática.
Entonces, evidentemente hay muchos cambios que hacer en la institucionalidad y nosotros no podemos negar que esa institucionalidad existe, por lo tanto debemos presionar desde el movimiento social para que se produzcan estos cambios y poder emerger como nuevos actores políticos.
-Eso significa sentarse a conversar con parlamentarios y tú planteaste tu disconformidad con las negociaciones que se hicieron en la última parte del año.
-Nosotros, como movimiento estudiantil creemos que no se puede caer en el autismo y sólo conversar con nosotros mismo. Es importante entender, nos guste o no, que hoy existe un Gobierno de derecha que debemos interpelar. Los cambios no se los estamos pidiendo al viejito pascuero, se los estamos pidiendo al Estado de Chile. Ahora, la diferencia está en que nosotros no creemos que hoy día haya que negociar con parlamentarios, no creemos que haya que delegar nuestra vocación transformadora en sectores políticos que no nos representan. Queremos nosotros ir con iniciativas, ser parte de la solución del problema. Cuando digo nosotros, no sólo pienso en los estudiantes, sino que también me refiero a los académicos, a las comunidades universitarias en general.
-Ahí existe otro reto para el movimiento estudiantil, entonces, porque la triestamentalidad es clave para avanzar en propuestas.
-Por supuesto, la Universidad de Chile ha avanzado en eso…
-Sí, pero en otras universidades los claustros triestamentales fracasan constantemente.
-Hay muchas otras universidades a las que les falta todavía eso. Me acuerdo de una columna del año pasado de Agustín Esquella, en El Mercurio, que decía que cuando él fue Rector de la Universidad de Valparaíso, a principio de los 90s, pensó que iba a durar muy poco porque evidentemente iba a haber un cambio de los estatutos delegados de la dictadura, sin embargo, la Concertación no le puso fichas a esto y finalmente la mayoría de las universidades siguen con los mismos estatutos, que son profundamente antidemocráticos. Entonces tiene que haber un proceso de democratización de las universidades que debe estar dentro de las prioridades de la Confech impulsar.
-¿Pero hablas de todas las universidades?
-Claro, no sólo de las tradicionales, sino también de las privadas. Para ser bien concreto, declaraciones como las de la rectora de la Universidad Gabriela Mistral, Alicia Romo, que decía que no le gustaban los centros de alumnos y federaciones porque no le gustaba la organización, son sencillamente inaceptables.
-¿Iniciarán un proceso de inclusión de las universidades privadas en la Confech?
-Las privadas ya tienen la posibilidad de entrar a la Confech, de hecho la Universidad Central, que partió con una movilización muy importante este año para evitar que se vendiera a una empresa con fines de lucro, es la primera privada en tener voz y voto en la Confech.
-Ellos fueron la punta de lanza de las movilizaciones de este 2011.
-Sí claro, ellos son los que iniciaron el movimiento estudiantil y no han sido lo suficientemente reconocidos por aquello.
Por Sergio Jara Román
El Ciudadano Nº116, segunda quincena diciembre 2011
Fotografía tomada de www.radiorebelde.cu