Cobquecura es un pueblo de casi seis mil habitantes ubicado al borde del mar. En lengua mapuche significa Pan de Piedra por la existencia de cerros de piedra laja con la que se han hecho muchas de sus casas. Como bien se sabe Cobquecura fue el epicentro del terremoto. Está a 120 kilómetros de Chillán, en la costa.
Es un pueblo patrimonial de una enorme hermosura. Es un lugar lleno de historia, cuna de escritores, allí nació Mariano Latorre, su casa ubicada en la Plaza hoy día solo son escombros, el poeta y amigo Fidel Sepúlveda que descansa en su cementerio, y muchos otros. Es un pueblo lleno de identidad. En este momento el pueblo está totalmente destruido aunque no subió el mar, ya que ellos señalan que al ser epicentro la ola sísmica fue hacia fuera. Todo el pueblo duerme en los cerros.
Muchas personas y amigos aportaron al llamado que hicimos desde la Universidad en ayuda de Cobquecura. Este pequeño informe es para contar brevemente lo ocurrido y agradecer.
El lunes en la tarde nos contactamos desde Santiago con Cobquecura y nos señalaron la situación. Muchos estudiantes han estado en los ùltimos años realizando sus estudios de terreno y conocen bien a la gente.
En menos de 24 horas conseguimos donaciones en dinero y materiales. La comunidad de los Traperos de Emaús puso un camión para trasladar los materiales recolectados. Los estudiantes y profesores de la Academia de Humanismo Cristiano se movilizaron. La Universidad y la Cooperación alemana pusieron dinero. Muchos amigos también. Iba también un grupo de dirigentas de Anamuri (Asociación Nacional de Mujeres Rurales) a solidarizar con los campesinos del sur. Llegamos a Cobquecura el miércoles en la tarde. Son casi quinientos kilómetros desde Santiago y en este momento el viaje es de casi doce horas por los cortes de puentes y rotura de caminos…
Juntamos casi ochenta carpas, casi todas nuevas y muy buenas, las que comenzaron a repartirse de inmediato entre los grupos que duermen en los cerros y que estaban a la intemperie.. En el consultorio médico que no sufrió daños por ser nuevo, dejamos un tambor de cien litros de bencina y otro de diesel, lo que fue muy bien recibido ya que es el único lugar con luz eléctrica que funciona con un generador. Entregamos al consultorio alrededor de cuatrocientos litros de agua mineral embotellada, grandes botellones de agua purificada (les quedaban solamente seis botellas de agua), una cantidad importante de medicamentos, una carpa de campaña grande para un policlínico ambulante, muy útil para instalarla en los cerros lo que se hizo de inmediato, y otros productos de utilidad. Una gota en el mar de todos modos. El equipo del consultorio médico, enfermeras y para médicos, todos muy jóvenes, es excelente. Son una garantía de hacer las cosas bien. Seguimos en contacto con ellos.
En la mañana del jueves comenzó a llegar ayuda en alimentos. Camiones cargados de arroz, cajas de productos varios. Hay sin embargo un enorme caos en la distribución al igual que en todas partes. Llega mucha ropa que no sirve de mucho. La organización de la distribución es un asunto muy complicado.
El Alcalde, que está al frente de su comunidad, nos señaló que el temor mayor que muchos tienen es perder el carácter Patrimonial del pueblo, y dijo que el segundo terremoto sería si el pueblo se reconstruye con mediaguas. Este es el mayor desafío a largo plazo.
El Alcalde no quería solicitar militares ya que sostenía que esa comunidad podía autogestionar su seguridad. Aunque el pueblo está vacío en la noche, los vecinos organizaban rondas nocturnas y no había ocurrido ningún robo. El jueves en la mañana llegaron unos destacamentos militares y fueron bien recibidos de todos modos.
La única institucionalidad es la Municipalidad. No hay organizaciones de la antiguamente llamada “Sociedad civil”. Ojalá que en esta coyuntura comience un nuevo nivel de asociatividad. Es lo que debería hacer la solidaridad y no quedarse solamente en la caridad.
En el corto plazo hay que comenzar a desarmar y derribar casas y muros de manera fina. En el pueblo de Quirihue, por ejemplo, también muy afectado, los campesinos, que sí saben, han comenzado a desarmar y apilar ordenadamente las tejas, los adobes, las maderas, cuidadosamente. Nos solicitaron mano de obra y los estudiantes de la Academia se aprestan para partir a esas tareas.
Los peligros de infecciones, es la mayor preocupación del personal del consultorio en el mediano plazo. Se requiere de una ayuda mas sofisticada. Baños químicos, purificadores de agua, medicamentos específicos, pareciera ser lo mas importante. Ya hay agua pero impura.
Lo que más llama la atención, aunque es evidente, es el “susto” que existe. No será fácil que la gente baje de los cerros. Dormimos en el cerro en uno de los campamentos y el silencio se sentía. Si llegara a llover la situación se volverá dramática. Los vecinos nos regalaron una olla de jaivas que habían traído unos pescadores. La vida y la reciprocidad cruzada sigue.
Lo que viene para adelante es lo siguiente. Partirá un grupo de estudiantes a Cobquecura y los pueblos y caletas vecinas la próxima semana. Hay por ejemplo una Caleta de pescadores, Caleta Perales, a la que nadie ha llegado aún y posiblemente fue arrasada. De Trehuaco, otro pueblo campesino, tampoco supimos nada. En la próxima semana trataremos de llegar a esos lugares donde tenemos mucha gente amiga. Los estudiantes continuan recolectando productos, dinero y estan organizados.
Los estudiantes van a trabajar en la demolición cuidadosa de las casas, organizar la distribución de alimentos, ropas, etc…
Vamos a juntar plata para que viajen los estudiantes voluntarios, y lleven materiales, medicamentos, para lo que tenemos una lista completa realizada por las autoridades del Consultorio.
En la semana comenzaremos desde ya a pensar en la reconstrucción, gran desafío de este hermoso lugar. Realizaremos un viaje con arquitectos, cooperación internacional y lo coordinaremos con otros grupos que están apoyando a Cobquecura. Pensamos que en este lugar hay condiciones y personas para que la reconstrucción sea digna, adecuada y culturalmente pertinente.
Estoy muy agradecido de haber podido tener esta experiencia y contar con el apoyo de mucha gente amiga.
Se les agradece.
José Bengoa
Cuenta bancaria para la Solidaridad con Cobquecura.
Banco Estado de Chile
A nombre de Francisca Pérez
RUT 8.669.977-K
Chequera Electrónica n° 3177015175-1
En el mail señalar motivo de transferencia: Solidaridad con Cobquecura
Fotografía: Gustavo Sotomayor D.
El Ciudadano