El senador Espina ha salido a decir que la Concertación ha iniciado una fase que llama «ideología de la odiosidad» para ofender a su candidato presidencial Sebastián Piñera, hombre que representa una imagen del poder económico, la especulación y acumulación, que no se puede sacar de encima ni con su famoso fideicomiso ciego.
Y no se trata sólo de la Concertación mostrando al país con firmeza quién es realmente el ambicioso magnate, si no de que el pueblo de Chile tiene olfato y memoria, mejor aún hoy tiene medios de comunicación sumando día a día para terminar con la exclusión.
En ese trabajo está la izquierda extraparlamentaria que hoy comunicó por medio de Alejandro Navarro y Tomás Hirsch , tras reunión en la casa de los naranjas, que el Juntos Podemos Más no está muerto y que se la jugaran junto al partido Comunista, el MAS, la Izquierda Cristiana, y otros diversos sectores de la sociedad civil disconformes con el modelo neoliberal, por ofrecer una real alternativa para los chilenos y chilenas.
Para ello expresaron que es muy importante trabajar en el programa de gobierno que se espera sea diseñado por una ciudadanía activa y que no descartan la posibilidad de una primarias amplias del pueblo de Chile donde el candidato de un nuevo referente, salga fortalecido.
Sin embargo, la discusión que hoy se da al interior de la sociedad civil de ideales latinoamericanistas y hermandad, es clara frente a que la solución final no está en el candidato, si no en la unión de las luchas del pueblo de Chile, por conquistar el estado de asamblea Constituyente y desembocar así en una Nueva Constitución, un nuevo contrato social.
Vistiendo a un “mono” de seda
El que defiende a Piñera en política, debe estar bien pagado, o por lo menos tener alguna bala pasada con la izquierda a la que no ha podido derrotar por la vía democrática desde 1958.
Sus asesores de imagen desesperados, ya que al parecer ni con la cirugía estética, se logró que cambie.
Sigue siendo el mismo, un representante del capitalismo desenfrenado y desreglado del país, que se sabe para bien ante las cámaras y tener respuesta a flor de labio para el periodista sin posibilidad de contra pregunta, un hombre que se buscó temeroso sacar a Farkas de carrera diciendo que no había que mezclar farándula con política, cuando su propia figura de farandulin de cuello y corbata es evidente, pues hasta se hizo dueño de un canal de TV, que junto a los mass media, no soltaron de las mechas al crespo rubio hasta que dijo que no iba al match.
Y es que si bien la Concertación está desprestigiada, lo mismo sucede con Piñera, ya que hasta incluso dentro de sus adherentes, existe la incertidumbre si creer o no en un díscolo como lo calificará Gonzalo Rojas. Longueira dijo, “si Piñera no gobierna para la clase media y los más pobres, yo me voy” , dejando en claro que hay dudas.
Rojas, el historiador Opus Dei, que ha ensuciado el concepto de rebelde tratando de honorífica a un esclavo del poder, no pudo vestir al mono de seda.
Bruno Sommer Catalán