La ignorada verdad de las criticadas sillas de rueda plásticas

Hace unos días las redes sociales se llenaron de críticas tras darse a conocer una iniciativa que entregó a los vecinos de la comuna de Santa Juana, en la Región del Bío Bío, sillas de rueda cuya base es el tradicional asiento de plástico conocido como silla de resina

La ignorada verdad de las criticadas sillas de rueda plásticas

Autor: Daniel Labbé Yáñez

Hace unos días las redes sociales se llenaron de críticas tras darse a conocer una iniciativa que entregó a los vecinos de la comuna de Santa Juana, en la Región del Bío Bío, sillas de rueda cuya base es el tradicional asiento de plástico conocido como silla de resina.

«Una vergüenza», «rascas», «indignas», fueron algunos de los epítetos que se le dedicaron a las estructuras, tras la ceremonia de entrega a sus beneficiarios, donde participaron distintas autoridades -entre ellos el senador del Partido País Alejandro Navarro-, quienes también fueron cuestionados.

Sin embargo, lo que muchos ignoraban era lo beneficioso, conveniente y la trascendencia de esta idea. Hace 8 años son entregadas por la Fundación Fedes en nuestro país y aplaudidas alrededor del mundo.

La organización tiene como objetivo «poder ofrecer un 100% de movilidad en Chile a las más de 250.000 personas que necesitan una silla de rueda estándar, y que se encuentran en situación de vulnerabilidad», según se puede leer en la web de la Fundación. Allí mismo se destaca que junto a su socio Free Wheelchair Mission han donado a nuestro país «más de 40.000 sillas de rueda estándar».

Uno de sus modelos es la llamada GEN 1, desarrollada a partir de materiales ya existentes, como la mencionada silla de resina y ruedas de bicicleta todo terreno, entre otros elementos. «Un estudio realizado por una entidad académica independiente, determinó que la silla de ruedas GEN 1 era adecuada y  segura  para los beneficiarios, muy firme y de alta durabilidad, además de adaptable a diversos tipos de terreno. La GEN 1 resultó de un costo extraordinariamente bajo y ya ha ayudado a mejorar la calidad de vida de cientos de miles de personas y sus familias en más de 70 países», se destaca en la web de Fundación Fedes.

 «Se hizo con la intención de poder sacar a la mayor cantidad de personas a la calle. Yo llevo 20 años en Chile, hemos visto miles de personas discapacitadas y nos dan ganas de llorar de ver personas que llevan 20, 30 años dentro de una casa sin poder salir», reflexionó en conversación con Canal 13 Steven Colón, presidente de la Fundación Fedes.

Y es que uno de los principales beneficios de este tipo de sillas es que su valor asciende solo a unos 70 mil pesos. Junto con ello, sus creadores aseguran que pueden durar alrededor de 7 años, que sus piezas son cambiables y que se adaptan a diferentes terrenos.

«Si critica, vaya y compre una silla mejor. Por lo menos nosotros tenemos la alegría de que 42 mil personas, entre los tres modelos de sillas, hoy están en la calle», concluye Steven Colón.


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