“¿Cómo le devolvemos a la persona su dignidad al bajar de peso? Imagínese que a una persona que pesa 150 kilos y logra bajar 40 kilos, le queda un colgajo de 4 kilos, aproximadamente. Algunas dicen que prefieren ser gorditas rellenitas, a tener nuestro cuerpo como una masa”. Mirta Espinoza ilustra de esta manera el drama que viven los pacientes con obesidad al bajar drásticamente de peso, quienes deben enfrentar un nuevo obstáculo en su recuperación: los pliegues sobrantes de piel en el abdomen.
El pasado martes 15 de mayo el Senado aprobó por 33 votos a favor un proyecto de acuerdo que busca solicitar al presidente Sebastián Piñera la inclusión de la obesidad mórbida, la cirugía bariátrica y la abdominoplastía dentro del Plan AUGE, como tratamiento integral de la denominada “guatita de delantal” y sus causas asociadas.
Mirta Espinoza, vocera del ‘Movimiento Ley Guatita de Delantal y Obesidad al AUGE’, estuvo presente en la sala del Senado. Como varios de los asistentes a la sesión, valoró el primer paso de la iniciativa. “Estamos felices y emocionadas, porque no hubo ningún voto en contra ni en abstención. Es un tremendo paso que el movimiento está gestionando. Hemos demostrado un buen trabajo, porque en la Cámara de Diputados, en el 2017, también se aprobó el proyecto de acuerdo unánimemente, con 100 votos a favor”, señaló en conversación con El Ciudadano.
Desde los inicios hasta el fin del tabú
Según estimaciones de la agrupación, en Chile existen cerca de 256 mil personas con esta condición. A pesar del significativo número, los comienzos de la lucha por sus demandas, hace poco más de dos años, no fueron fáciles para las integrantes de la agrupación.
“Cuando nosotros empezamos con el movimiento, era penoso y triste, andábamos ocho personas con carteles. Nos trataban muy mal, nos humillaban, nunca tuvimos un espacio tan fuerte, hasta que comenzamos a marchar y abrimos una página en redes sociales, para mostrar de qué se trataba nuestra lucha”, recapitula Mirta Espinoza.
La dirigenta recuerda que “era muy difícil sacar la gente a la calle”, puesto que las personas afectadas solo llegaban a compartir su malestar en redes sociales. Sin embargo, eso cambió. «Hoy ya no es tabú la problemática de la obesidad y el colgajo. Hoy podemos decir que se abrió la sociedad y que la gente está luchando por sus derechos”, sostiene.
En octubre del año pasado, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reveló que las mujeres chilenas lideran el índice de obesidad en Sudamérica. El 32,8% de las chilenas mayores de 18 años sufre de obesidad, cifra que desciende a un 24,8% en el caso de la población masculina, en segundo lugar después de Argentina (26,7%). Chile también está dentro de los países con mayores tasas de sobrepeso infantil de la región con un 9,3%, superando el promedio de América Latina y el Caribe de 7% de la población menor de 5 años.
El sentido de urgencia
La necesidad de incorporar las demandas del movimiento al AUGE responde a una serie de enfermedades asociadas a la obesidad. Espinoza pone como ejemplo la “epidemia de diabetes”, el cáncer a la tiroides, colesterol alto, hígado graso y la dermatitis crónica “producto del colgajo, de la transpiración, el mal olor y hongos que quedan en ese delantal». «Los colgajos llegan a pesar hasta 7 kilos”, grafica.
Además de su expresión en la salud física de las personas, los malestares derivados de la obesidad también tienen un componente a nivel psicológico y de género. «Es grave ver que una persona haya intentado quitarse la vida porque su pareja la trataba mal por ser gordita”, advierte la dirigenta del Movimiento Ley Guatita de Delantal. Y agrega: “Es lamentable que por ser madres, tienen que soportar muchas vulgaridades de sus propias parejas, como por ejemplo guatona, o saca tus charchetas. Es lo más suave que les dicen”.
En los niños también se expresa esta discriminación. Mirta recurre a un lamentable episodio en su vida para explicar la violencia contra las personas obesas. «Yo lo viví en carne propia. Mi hijo tenía nueve años y le hicieron tanto bullying que un día llegó -yo no estaba en casa- y se fue a la leñera, pescó un lazo y se intentó ahorcar. Cuando me llamaron, pillé a mi hijo con todo su cuello cocido. Hasta hoy lo tengo con psiquiatra”, recuerda.
Es justamente el alcance de la salud psicológica lo que impulsa a las/los integrantes del movimiento a trabajar en conjunto con el fin de bajar de peso. «Hay personas que estaban pesando 120 kilos y hoy pesan 90. Han conseguido un tremendo logro gracias al movimiento, porque somos un grupo de mujeres y hombres que nos apoyamos y vamos a hacer las actividades físicas, en conjunto, en equipo”, concluye Mirta Espinoza.