La bancarrota de la institución alba determinó que el 24 de junio del 2005 se firmara el contrato de concesión que le otorgaba a Blanco y Negro la administración total del club. Con ello, también llegaron algunas irregularidades y abusos de poder. Hoy, ¿para qué sirve afiliarse a Colo Colo? ¿Por qué a la fecha hay poco más de 490 socios participativos cuando, en épocas anteriores, había más de 50.000? En el siguiente reportaje agrandamos la letra chica, esa que explica las razones de quizás la crisis más importante en la historia del cuadro albo.
Sebastián Rozental, delantero de Colo Colo, está en las duchas del estadio Monumental. Con el shampoo en su rubia cabellera, elagua de la regadera deja de caer de forma repentina. El recinto deportivo de Pedrero ya no tiene agua; la cuenta está impaga. Tampoco hay dinero para la luz. En el centro de la capital, la sede de Colo Colo ubicada en Cienfuegos 41 está tomada debido a que la institución no ha pagado las remuneraciones de sus funcionarios. El club no tiene dinero, ha tocado fondo.
Existe caos en el club albo. El 17 de diciembre del 2001 sale a la luz pública una solicitud de bancarrota para el Club Social y Deportivo Colo Colo. Tuvieron que pasar 54 días para que el martillo de la jueza Helga Marchant, titular del 22° juzgado Civil de Santiago, declarara la ruina del club más popular de Chile. Peter Dragicevich, presidente del Cacique en esa época, pagó la deuda. Sin embargo, la “quiebra” se mantuvo.
Al club llegó el síndico Juan Carlos Saffie, hombre de gran trayectoria en quiebras de empresas, que debía cargar con el desafío profesional más importante de su carrera: sacar de la ruina al club de fútbol más importante del país. Una de sus primeras medidas fue quitar a los dirigentes y gerentes de la institución, pues ya no tenían injerencia alguna. Colo Colo de a poco era quitado de las manos de su gente y pasaba a manos de la justicia.
Por qué quebró Colo Colo? Si quieres resultados, invierte. Eso se dice en el fútbol. Los 350 millones de pesos que se desembolsaban mensualmente por concepto de sueldos de jugadores en la mitad de la década de los noventa, llevaron al club a su trágico desenlace. Se gastaba más de lo que se generaba. Craso error. ¿Nadie se daba cuenta de los abusos financieros? Los balances finales de cada año mostraban en su rendición de cuentas que la institución estaba en auge, donde en 1997 se registró el peak de ingresos. La memoria del club, a fin de año, era aprobada por la Asamblea de socios. Nadie sabía la realidad. La crisis financiera elaborada por los antiguos dirigentes detonó la quiebra del club el año 2002. Para Jorge Vergara Nuñez, ex dirigente albo, el Cacique jamás quebró: “Colo Colo era una entidad sin fines de lucro, y con fines políticos la transformaron a una unidad con fines de lucro para hacerla quebrar”. Para el “Guatón” Vergara, personas como Eduardo Frei, Ricardo Lagos, José Miguel Insulza, Heraldo Muñoz, Sebastián Piñera y el ex presidente de la ANFP, Reinaldo Sánchez, entre otros, se dieron cuenta que con el club de Pedrero se podía hacer caja. “A Colo Colo lo quebraron por los derechos de televisión, ahí estaba el negocio. Pero como Colo Colo y la “U” no querían venderse, dijeron: ´quebrémoslos´. Luego echaron a Dragicevic y Orozco. Al mismo tiempo, Piñera se encargaba de moldear la ley de sociedades anónimas”, afirma el ex dirigente.
La desaparición de lo social
Juan Carlos Saffie, la persona encargada de ordenar la casa en Macul, se tomó atribuciones que no le correspondían. Un síndico de quiebras lo que hace es administrar los bienes del club para poder pagar la deuda por la cual la entidad quebró. Él hizo más que eso. Fue él quien decidió cerrar las escuelas de fútbol a lo largo de todo Chile. Lo mismo hizo con las filiales, aumentó las cuotas sociales y de paso modificó el padrón de socios. “El club dentro de sus estatutos tenía por obligación cumplir una cobertura social. Piñera, como director de Blanco y Negro, se encargó de borrar toda la rama social porque producía pérdidas. Es decir, borró la esencia de Colo Colo”, menciona Jorge Vergara.
Además, los estatutos nunca fueron tomados en cuenta generando un mal dentro de los socios. Ellos, totalmente atropellados por la nueva administración, dejaron de pagar sus cuotas frente a tal escenario, lo que produjo que fueran desligados de la institución. La mayoría de los afiliados dejó de pagar las cuotas al no saber los destinos de su dinero, ya que las asambleas fueron totalmente inválidas. Las decisiones de Colo Colo las tomaba la justicia. Toda la participación de la gente dentro de su club había desaparecido. Todas las decisiones de los representantes de la gente ya no tenían validez. Todo el pueblo colocolino estaba sin voz ni voto. ¿Se ordenó la casa?
La nueva administración
Tras la salida de Saffie un nuevo síndico asomó por Pedrero: Patricio Jamarne. Luego de 3 años buscando soluciones, encomendó a “SGL (Sergio Guzmán Lagos) Inversiones Limitada, Larraín Vial Servicios Profesionales Limitada y Estudio Jurídico Guerrero, Olivos, Novoa y Errázuriz Limitada, el estudio, estructuración e implementación de un plan de negocios que permitiera, por un lado, alzar la quiebra, y por otro, hacer viable al Club y evitar la venta de todos sus activos, salvaguardando sus bienes y prestigio adquiridos por varias generaciones de colocolinos”. Este consorcio ideó y planificó la solución que consistía en “la entrega, por parte del Club, de la concesión de la explotación del uso y goce de todos los bienes del mismo a una sociedad anónima abierta, especialmente constituida al efecto, la que, por un plazo no inferior a 30 años, explotará todos los derechos activos de la Corporación”. Todo bajo la ley número 20.019, llamada Ley de Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales (SADP), ideada por el entonces senador Sebastián Piñera.
El 8 de marzo del 2005 se constituyó la Sociedad Blanco y Negro S.A. entre el abogado Arturo Marín Vicuña y los ingenieros comerciales Sergio Guzmán Lagos y José Miguel Barros Van Hövell Tot Westerflier, uno representando a Asesorías e Inversiones Sergio Guzmán L. y Compañía Limitada, y el otro a Larraín Vial Servicios Profesionales Limitada, a fin de “organizar, producir, comercializar y participar en espectáculos y actividades profesionales de entretención y esparcimiento de carácter deportivo y recreacional”.
El 24 de junio del 2005, se firmó el Contrato de Otorgamiento y Venta de Concesión, uso, goce y explotación entre la Corporación Club Social y Deportivo Colo Colo y Blanco y Negro S.A. Las personas que estamparon su firma en dicho documento representando a la Corporación (Club Social y Deportivo Colo Colo) fueron el síndico de quiebras Patricio Jamarne y Cristián Varela, mientras que José Miguel Van Hövell y Arturo Marín Vicuña lo hicieron representando a la Concesionaria ByN S.A.
Se puede apreciar que los personeros del consorcio que convencen al Club Social y Deportivo Colo Colo de ceder sus activos para que una sociedad anónima recién constituida los explote, son las mismas personas – con otras entidades – que toman el mando de la institución.
Colo Colo cedía todo lo deportivo a una concesionaria, quedándose sólo con el aspecto social. Sin embargo, quedó estipulado que la Corporación tenía derecho a tener dos representantes dentro del directorio de Blanco y Negro.
Uno de los aspectos que llama la atención del contrato de concesión es su “Cláusula primera. Declaración de propósitos del directorio de la Corporación”, donde se dan una serie de argumentos que, según la concesionaria, facilitan la quiebra del club pero que hasta el día de hoy existen, por lo que la institución debería seguir sumida en la bancarrota. “Desde mediados de la década de los años noventa, la actividad se deterioró vertiginosamente. La violencia en los estadios, la mala organización y programación de torneos, la emigración constante y progresiva de las figuras más destacadas del fútbol, la televisación exclusiva y excluyente del torneo oficial, la desmotivación de los agentes publicitarios, las remuneraciones excesivas, tanto de los jugadores como de los cuerpos técnicos, (…) son algunas de las causas que llevaron a la quiebra de la actividad futbolística profesional”. Nada nuevo si analizamos lo siguiente: hace pocos días murió un hincha colocolino en las inmediaciones del estadio El Teniente de Rancagua; las vacaciones de los equipos están ligadas a la eliminación del torneo, lo que genera nulo descanso en el equipo que logra el campeonato; hace pocas semanas, en medio del desastroso desempeño del equipo, las dos figuras más destacadas del plantel (Esteban Paredes y Bryan Rabello) tuvieron que desligarse de la institución debido a la ineficiencia de sus directivos; la televisación sigue siendo exclusiva y excluyente por medio del Canal del Fútbol, que te permite seguir al equipo siempre y cuando contrates su señal Premium; y por último, los altos sueldos de jugadores y cuerpos técnicos son demasiado altos si vemos, posteriormente, que el desempeño no tiene nada que ver con el dinero pagado. Incluso algunos ni siquiera alcanzaron a jugar por el cuadro albo.
Por otro lado, la permanencia de Blanco y Negro dentro del club dura 30 años como mínimo. Sin embargo, ésta se puede aplazar por 90 años más. Así, la sociedad anónima tiene la posibilidad de estar 120 años a la cabeza de Colo Colo. La “Cláusula duodécima. Duración de la concesión” estipula que luego de haber cumplido los 30 años de concesión, siempre y cuando estuviese totalmente pagada la deuda tributaria sujeta al convenio con el Servicio de Tesorerías, “el precio a pagar a la Corporación por el nuevo período de concesión será una cantidad igual al capital de BNSA vigente a esa fecha, suma que deberá ser pagada mediante cualquier mecanismo legal, vigente a esa fecha, que permita a la Corporación hacerse dueña del 50% de las acciones de BNSA o de los derechos sobre el 50% de la votación de las juntas y del 50% de las utilidades de la sociedad, de la forma que se acuerde en su oportunidad. Prorrogada así la concesión, ella se renovará automáticamente por tres períodos de treinta años cada uno”. Sólo si la sociedad anónima quiebra, el contrato de concesión terminaría anticipadamente. Antes, no.
La realidad del socio
La “Cláusula décima. Registro de socios y cuotas de la Corporación” estipula que“el registro o padrón de socios del Club será administrado por BNSA, a fin de incrementar la adhesión a Colo Colo y de perfeccionar y de hacer fluida la atención a los socios de la corporación”. Con la tinta de la firma en el contrato, la concesionaria se comprometía a fomentar la llegada de nuevos socios. Pese a ello, éstos han ido en decadencia debido a los pocos beneficios y la nula preocupación de ByN por incrementar la cantidad de afiliados al Club Social. ¿De 50.000 a poco más de 490 socios?Fernando Monsalve, vocero del movimiento ColoColo de Todos, agrupación que busca devolverle el Club Social y Deportivo a sus hinchas, va más allá con las cifras: “Del 97´ hasta la fecha hemos pasado de 67.000 socios (con derecho a votar) a no más de 700 socios, incluyendo también a los honorarios. Esto es producto de la política institucional llevada a cabo por Cristián Varela”. Socios más, socios menos, lo cierto es que legalmente esto es una de las tantas violaciones contractuales, pues claramente no se ha incrementado el padrón de socios del club. “No me cabe duda que no incentivan a los socios con el propósito de que no interfieran en su nexo de silencio cómplice con la directiva de Blanco y Negro”, sentencia Monsalve.
Con la llegada de la sociedad anónima el adherente de Colo Colo se vio fuertemente golpeado ya que los contratos que firma ByN no lo benefician en nada. Es así como un cliente de la compañía de teléfonía Entel tiene más beneficios que un socio de la entidad popular.
Consiguiendo una entrada
En Marathon 5300 están ubicados los dos conteiner transformados en boleterías. El del lado izquierdo está lleno de grafitis y oxidado; es el de los socios y accionistas. A 5 metros de distancia se encuentra uno nuevo, recién pintado y lleno de colores. El color blanco y azul de la boletería se destaca debido a que son los colores característicos de la marca telefónica; es para los clientes Entel. Alan Flores, socio de la institución y usuario de la marca de telefonía, llega a comprar su entrada a pesar de lo caluroso del día. Si bien es socio hace varios meses, no duda en comprar su entrada en la caseta más barata. “Siempre voy acompañado así que no tengo por donde perderme. Es una lástima que así sea pero es mucho más conveniente comprarme el 2×1 de Entel que ser un socio beneficiario de la institución”.
Para ser socio beneficiario de Colo Colo, el primer escalafón en la jerarquía de los adherentes al club albo, se debe desembolsar $35.880 correspondientes a las primeras 12 mensualidades. Luego, los beneficios que se obtienen al ser socio son dos: para el sector Cordillera del estadio Monumental el precio de una entrada que es generalmente de $8.000, queda en $5.000 y el precio del ticket a sector Océano de $12.000 queda en $9.000. Los descuentos son de $3.000. Es decir, el descuento real para una persona que es socio y que va a ver a Colo Colo una vez al mes (considerando que por lo general son dos partidos de local y dos de visita) es de $10. Ni hablar si esta persona lleva a un menor ya que la entrada para niño sale $3.000 en los dos sectores. Por otra parte, comprar un celular Entel en una conocida casa comercial sale $9.990. Acudir al estadio a adquirir su entrada en la caseta exclusiva de clientes de esta compañía sale mucho más conveniente. Allí se venden entradas con la estrategia de marketing 2×1, por lo cual en el sector Cordillera el boleto queda en $4.000 y en sector Océano a $6.000.
¿Y el socio beneficiario en las urnas? Cero participación. No tiene voz ni voto, ni tampoco puede asistir a las asambleas: se le prohíbe. Además, debe esperar dos años para tener el derecho a conseguirse un socio activo que lo respalde en su carta de petición para tratar de transformarse en un socio participativo. Para la respuesta se debe esperar dos meses más, siempre y cuando esté con todas las cuotas al día. Así lo dicen los Estatutos del Club Social y Deportivo Colo Colo.
¿Socio activo? Pertenecer a este tipo de adherente te permite participar en asambleas y tomar decisiones dentro del club. Debido al prolongado tiempo en el que el afiliado no puede participar es que la gente deja de pagar sus cuotas. No ganan nada, no tienen derechos ni obligaciones. Finalmente se transforma en dinero perdido. Para el vocero del movimiento ColoColo de Todos, el destino de esa plata es claro: “Cristián Varela y Jorge Aguilar decidieron que el dinero de los socios beneficiarios pasara directamente a la cuenta de Blanco y Negro”. Según Monsalve, quién además es miembro de la Comisión revisadora de cuentas del Club Social y Deportivo, si bien antes institucionalmente el socio beneficiario también existía, el que quería afiliarse al club lo hacía de inmediato como socio activo, ahorrándose los engorrosos trámites de hoy en día. A Pablo Acchiardi, afiliado desde niño y creador de la página davidarellano.cl, le consta que el dinero desembolsado por los adherentes pasa directamente a Blanco y Negro: “Yo hablaba con Andrea Marín, la secretaria que atiende en el Monumental, y le pedía como socio beneficiario que me diera la cuenta para depositar mis cuotas. Ella me daba una cuenta de Blanco y Negro. Ahora que soy socio activo deposito en la cuenta de la Corporación. Por sí mismo no es tan terrible, pero es un incumplimiento de contrato tremendo”.
El cuento del descuento
Los descuentos de los socios son ínfimos. Existe otra rebaja que es muchísimo más significativa: la caída abrupta en la cantidad de socios del Club Social y Deportivo Colo Colo. En un reportaje publicado en la desaparecida revista Plan B en la fecha 26 de febrero, se lee que el catastro oficial del pueblo colocolino es de 70.000 socios. Gente cercana a la institución nos informó que en su momento fueron más de 50.000. Sin embargo, a la fecha, para poder cumplir el quórum necesario en una asamblea de socios es de 247 personas, que equivale al 51% total de socios participativos. El otro tipo de socio que puede participar son los “Socios honorarios”, y su lista oficial equivale a 262 personas. Es decir, 232 son los socios activos (los que pagan sus cuotas) ya que los socios honorarios no deben pagar nada.
Un cifra oficial de socios en épocas anteriores se desconoce, ya que después de la quiebra del club se descubrió que muchos documentos no existían o habían desaparecido, entre ellos los documentos con la respectiva cantidad de socios. Ejemplo de ello es que luego del 97´, el año de apogeo del club, no existieron registros sobre la situación de los socios dentro de la institución.
Irregularidades dentro del Club Social
Es temprano en el Monumental. Se escucha una voz fuerte pero dubitativa por los altoparlantes de la sala. “Esta reunión no alcanza el quórum necesario para constituir la asamblea que es de 247 socios. En consecuencia, la asamblea no se puede desarrollar y se convoca a una segunda citación que está establecida para el día 30 de mayo próximo. (…) No hay nada más que decir y queda levantada la sesión”. Estas palabras corresponden a Cristián Varela, presidente del Club Social, el 14 del mismo mes donde se daba por terminada la primera citación a asamblea y se debía efectuar un segundo llamado. Éste quedó declarado, en propias palabras de la máxima autoridad, para el 30 de mayo. Sin embargo, un comunicado a fines de ese mes informaría lo siguiente: “el Directorio Nacional ha acordado citar a Asamblea General Ordinaria en primera citación, para el día sábado 23 de junio a las 10:00 hrs. en el estadio Monumental”. Si no se pudiese realizar la asamblea por falta de quórum, “el Directorio Nacional ha acordado realizar la segunda citación para el sábado 14 de julio”.
Los estatutos dicen que “las Asambleas Generales Ordinarias y Extraordinarias serán legalmente instaladas y constituidas si a ellas concurriere, a lo menos, la mitad más uno de los socios activos y honorarios. Si no se reuniere el quorum, se dejará constancia de este hecho en el acta y deberá disponerse una nueva citación con los mismos requisitos que el anterior, para día diferente, dentro de los 30 días siguientes al de la primera citación, en cuyo caso la Asamblea se realizará con los socios activos y honorarios que asisten”. Es decir, la Segunda Asamblea se realizará sin importar el quórum que asista.
El primer llamado a Asamblea se hizo dos veces con fechas diferentes violando los estatutos del Club Social y Deportivo. En el pasado 23 de junio, supuesta primera junta, también se levantó la sesión en medio de fuertes discusiones entre Cristián Varela, ex presidente de Blanco y Negro y actual presidente de la Corporación, y los socios que asistieron a la Asamblea. Todo provocado por la reacción del mandamás al ver que Marcelo Barticciotto tomaba la palabra.
La gente se estaba preparando para participar, a pesar de no respetar los estatutos, en la Asamblea de socios postergada para el 14 de julio, fecha en la que tendría que ser finalmente la reunión, sin importar quórum mínimo. No obstante, un nuevo comunicado sería anunciado por el Facebook de la institución. En él se leía que para “respetar el fin de semana largo” se decidió cambiar la fecha otra vez dejando la junta para el 21 de julio a las 10:00 hrs. Todas las personas que habían programado su día para acudir a la reunión aquella jornada debieron cambiar sus planes. Para la segunda congregación no es necesario un mínimo de quórum y esa es la razón que propone la Corporación para postergar nuevamente la Asamblea. El Club Social comandado por su presidente hace y deshace pasando por alto sus propias reglas.
Intentamos hablar con gente de Blanco y Negro como también con gente del Club Social y Deportivo Colo Colo, sin recibir respuesta alguna. Asimismo, al momento de acudir al estadio nunca hubo un encargado que nos dirigiera con alguna persona que nos pudiera atender.
Hoy por hoy, el pueblo colocolino está optimista con la llegada del nuevo técnico Omar Labruna, que desembolsó dinero de su bolsillo para llegar a la banca alba. La gente y los socios tienen esperanzas de salir de la crisis deportiva en la que el club está sumergido. El partido en esa cancha puede darse vuelta y se puede salir victorioso, pero el encuentro que se juega fuera del rectángulo de pasto está lejos de ser ganado por la gente. Tanto la Concesionaria como la Corporación ha dejado de lado al socio, manteniéndolo descontento y sin ganas de participar en su institución. Esto sigue empoderando a la gente que llegó a la entidad alba y que tiene para rato en Macul. Sin técnico que los guíe, sin creadores que lleven adelante al equipo, sin atacantes que ataquen y lo que es más importante, sin defensas que los defiendan, los socios seguirán siendo pisoteados y seguirán viendo como un grupo de empresarios se apropia cada vez más de la institución que antes era de ellos.
______________________
Corrección de autoría
Por: Juan Pablo Chávez y Javier García