Durante el próximo 5, 6 y 7 de diciembre se desarrollarán las elecciones del directorio de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), en medio de un escenario de múltiples cuestionamientos al rol jugado por los dirigentes actuales en la última negociación del sector público.
Pese a las más de dos semanas que los y las funcionarias se mantuvieron en movilización, exigiendo una propuesta más contundente de parte del Ejecutivo, desde La Moneda no dieron el brazo a torcer y lograron cerrar finalmente su oferta de reajuste del 3,2% gracias a los votos del Congreso Nacional, donde el oficialismo y la derecha lograron sintonía.
Los pobres resultados obtenidos en el desgastante proceso de movilizaciones han provocado una profunda crítica en las bases de la ANEF y de los propios trabajadores y trabajadoras del Estado. En este contexto, emergen las ideas de Fuerza Cabreados (Lista B) -provenientes del Movimiento Cabreados– quienes aseguran que la única manera de que el movimiento sindicalista avance es restando a los operadores políticos y los vínculos partidarios de los dirigentes actuales de la representación de los y las funcionarias.
«Desde este movimiento nos hemos aglutinado trabajadores de base del sector político y dirigentes. Hoy volvemos a levantar una lista independiente, autónoma, sin partidos políticos detrás, porque nuestra confederación es en general dirigida por la Nueva Mayoría«, señala Jimena Aguirre, funcionaria del Instituto Nacional de Derechos Humanos, dirigenta nacional de la ANEF y quien encabeza la lista.
El objetivo que Fuerza Cabreados pone sobre la mesa es claro: devolver la organización a los trabajadores, «para que se ejerza la defensa la defensa de nuestros derechos en primera línea, no como lo que ha venido pasado en estos últimos 20 años, donde se ha acentuado la precarización del empleo público».
LA FALLIDA EXPERIENCIA DEL REAJUSTE: UN INCENTIVO A LA TRANSFORMACIÓN
Orietta Fuenzalida es representante de los trabajadores públicos de la Dirección del Trabajo. Al igual que Jimena Aguirre, es dirigenta nacional de la ANEF y de la Mesa Coordinadora del Movimiento No Más AFP. Desde su perspectiva, el resultado en la última negociación del reajuste del sector público dejó varios problemas del sindicalismo chileno al descubierto.
«Se vio claramente cómo operaron al interior de las organizaciones sindicales más importantes los dirigentes de los partidos políticos de la Nueva Mayoría. Y también el rol que jugó la cúpula de la CUT, totalmente desprestigiada en la mesa de los funcionarios públicos», señala. Además, aclara que desde un principio, los y las trabajadores partieron la negociación «sabiendo que contábamos con esas debilidades de nuestros representantes».
Las lógicas de cuoteos políticos que se han venido desarrollando hace años complican el camino de independencia que necesariamente debe tener una organización sindical: «Hay mucho operador que se transforma en dirigente y directivos. Las organizaciones están capturadas por partidos políticos y estos dirigentes se favorecen a sí mismos y a sus cercanos, son verdaderas mafias al interior de los servicios y la gente está cansada«, señala Fuenzalida.
Pero los vínculos políticos de los dirigentes de organizaciones como la ANEF no son el único problema. En las pasadas negociaciones, el directorio trabajó las propuestas con sus asesores y a puertas cerradas. Ni Orietta ni Jimena -ambas dirigentas de la organización- pudieron conocer ni incidir en sus contenidos.
Las representantes recalcan, además, que las decisiones de la asamblea de presidentes de la ANEF nunca fueron tomadas en cuenta. «Desde el primer minuto la gente señaló que la medida de presión debía ser el paro indefinido, una herramienta que nos pudiera equiparar en fuerzas antes el Gobierno y nunca fue comunicada con claridad. Lo que primó en la mesa de negociación fueron los acuerdos políticos», añade Fuenzalida. Y quizás otro pudo haber sido el desenlace, dice.
Cada fin de año, el reajuste del sector público se ha posicionado como un ritual de bajas expectativas que no toca los temas profundos de sus trabajadores y trabajadoras. Por ejemplo, la precarización estructural del empleo de sus funcionarios, que ya tiene a más de 300 mil personas trabajando para el Estado sin derechos reconocidos o consignados arbitrariamente, bajo la figura de honorarios.
«Son temas que no tienen ningún espacio ni en las negociaciones sectoriales ni en la negociación del reajuste», recuerda Orietta.
BAJO LOS PRINCIPIOS DE CLOTARIO BLEST
El proyecto de Fuerza Cabreados aboga por un cambio en la orgánica y el modus operandis de las negociaciones que el sector público lidera cada año. Para ello, es fundamental la independencia política de los dirigentes y la instalación de los temas estructurales del empleo público.
Además, acusan que la negociación misma del reajuste tiene problemas en su forma. Así lo explica Jimena: «El proceso debe formularse previo a la elaboración presupuestaria, no cuando el presupuesto ya ha sido elaborado, porque no podemos incidir. Nuestra confederación debe sentarse a trabajar en marzo de cada año, no en noviembre cuando ya estamos destinados al fracaso. También planteamos un reajuste diferenciado, que tiene que ir para los que tienen menos, no puede ser que tengamos un reajuste parejo cuando realmente las diferencias de sueldos son gigantes«.
Para la líder de la lista que pretende llevar a los disidentes al directorio de la ANEF, la gente este año logró «desbordar a la dirigencia sindical», ya que se evidenció la autonomía y motivación propia de los y las funcionarias al movilizarse. «La gente no quería quedarse en Los Héroes moviendo banderas, tenía rabia y quería movilizarse porque nos sentimos humillados», agrega.
La mala negociación provocó un despertar en los trabajadores y trabajadoras públicas, que parecen estar agotados de las experiencias de sindicalismo que hoy les ofrecen sus organizaciones. Por eso, desde la Lista B, llaman a volver a los principios que alguna vez enseñó Clotario Blest, figura emblemática del movimiento sindical.
«Pero de verdad, no en el discurso», aclara Jimena Aguirre. «Necesitamos que los principios de Clotario vuelvan a conducir el sindicalismo en Chile».
Esta será la primera vez que las elecciones nacionales de la ANEF se desarrollen bajo la modalidad del voto electrónico. Sin embargo, los dirigentes anuncian desde ya que no se debe descuidar el proceso considerando las experiencias anteriores de fraude denunciado en la CUT e Impuestos Internos.
En las próximas elecciones, recalcan las dirigentas, hay mucho en juego y las y los funcionarios que participen deben estar conscientes de ello: «No queremos más esta conducción que nos lleva a que la gente se sienta como borrego, empujado en un carril que además no nos lleva a ninguna parte. Estamos marcando el paso y nosotros queremos despegar, que la fuerza de los trabajadores sea real».