Una primera cuestión, es que la multisindical y quienes la apoyan en este desafío, tiene que mostrar su capacidad de convocatoria y una multitudinaria participación, ya que, expresamente, se está llamando a que se respalden las reformas laborales que impulsa el gobierno y la Nueva Mayoría y se le envíe una señal al sector empresarial y a la derecha que desean postergar estas iniciativas o las relativizan.
Si la marcha no convoca como se espera, la señal podría ser equívoca y el efecto político y comunicacional negativo.
Por eso, hasta donde se sabe, desde la CUT se intensifica en estas semanas todo el trabajo de preparación y organización de la manifestación sobre todo a través de sus “provinciales” y “zonales”, de los sindicatos afiliados y organizaciones sociales. Si bien habrá una marcha ese día en Santiago, la idea es que se replique en varias ciudades del país.
La presidenta de la organización, Bárbara Figueroa, le dio ya un sentido de urgencia: “Estamos convocando a partir de este momento a un estado de alerta permanente del movimiento sindical y a una marcha nacional a desarrollarse el 4 de septiembre”.
El Consejo Nacional Ampliado de la CUT, efectuado el primero de agosto, concluyó con la reafirmación “de la política de diálogo y movilización de la CUT, como una estrategia permanente y para poner en relieve nuestra propuesta de Reformas Laborales” y por ello “se acuerda convocar para el día 04 de Septiembre del presente año a una marcha nacional, con expresión en cada una de las provincias del país y en la región Metropolitana a fin que esta sea la primera acción de movilización por los cambios en el Código del Trabajo”.
Entre los acuerdos de esa reunión, destaca la afirmación de que “se requiere impulsar una reforma laboral que fortalezca las organizaciones sindicales, dotándolas de poder para representar a los trabajadores ante el empleador; ampliar y fortalecer la negociación colectiva en los distintos niveles de la estructura sindical; y posicionar al sindicalismo como un actor importante para promover los cambios que la sociedad chilena necesita”.
A eso se suma la reiteración de la sindicalización como un derecho que se establezca de manera automática, avanzar en la fijación de estándares para el salario mínimo, consagrar el derecho a Salas Cunas para hijas e hijos de trabajadoras y trabajadores, el fin del reemplazo en caso de huelga, término del concepto de “empresas estratégicas” que limitan los derechos laborales, cambio en el Código del Trabajo y término de prácticas antisindicales.
En una conferencia de prensa, Bárbara Figueroa, sintetizó el sentido de la marcha convocada para el 4 de septiembre: “Estamos convencidos de que un proceso de dialogo efectivo requiere también un alto nivel de agitación en las masas, de lo contrario podemos correr el riesgo de que las políticas sustantivas y estructurales para que Chile avance hacia un desarrollo pleno quede solo en algunos pocos y no en la soberanía popular”.
El tema es que eso habrá que demostrarlo ese día, es decir, que se materialice la disposición de amplios sectores del mundo del trabajo a manifestarse y hacer oír la voz “de la calle”, y que la manifestación del 4 de septiembre se convierta en una señal política hacia el Parlamento, la derechos y los empresarios.
En ese sentido, también algunos dirigentes y parlamentarios de los partidos de la Nueva Mayoría, principalmente del Partido Comunista y Partido Socialista, hacen gestiones para que se apoye la movilización convocada por la multisindical. Y se espera que las organizaciones estudiantiles, universitarias y secundarias, participen ese día ya que, finalmente, se trataría de dar una señal de impulso al conjunto de reformas que se quieren sacar adelante.
Además, la fecha parece no haberse elegido al azar. Formaría parte de un plan establecido por la CUT. Y es que en el mes de octubre debe iniciarse la discusión de los contenidos de la reforma laboral, en medio de presiones de los empresarios y empleadores para que esto se postergue, dando como explicación que ante una declinación de la economía, no es el momento de ponerse a discutir sobre cambios en la estructura laboral. Sin embargo, Bárbara Figueroa ha insistido en que éste es el momento propicio para esas modificaciones y estableció como “un logro que hemos tenido” el inicio del “debate de las reformas laborales en octubre de este año y por lo tanto en función de eso hemos precisado nuestra agenda para el periodo”.
Y la agenda tiene en lo contingente como elemento central la realización de la marcha del 4 de septiembre.
Ahí, por lo demás, la CUT haría una nueva concreción comunicacional de sus principales demandas y de los puntos cardinales de la reforma laboral que se busca.
De hecho, la convocatoria a la marcha señala: “Para derrotar la desigualdad, reformas laborales ahora”.
En círculos sindicales se espera un compromiso y movilización de organizaciones de los trabajadores de la Salud, de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), del Colegio de Profesores, de los bancarios y trabajadores del transporte y la construcción, de Colegios Profesionales, entre otros.