Movimiento Campesino en Argentina: La tierra para el que la trabaja, tuya, mía de aquel

En noviembre de 2004, durante el II Foro de desarrollo sustentable y soberanía alimentaría que se desarrolló en Córdoba, distintas organizaciones campesinas de base anunciaron la conformación del Movimiento Campesino en esa ciudad argentina


Autor: Sebastian Saá


En noviembre de 2004, durante el II Foro de desarrollo sustentable y soberanía alimentaría que se desarrolló en Córdoba, distintas organizaciones campesinas de base anunciaron la conformación del Movimiento Campesino en esa ciudad argentina. El proyecto se convirtió en la culminación de un largo camino no exento de dificultades para los campesinos de las amplias sierras del norte de Córdoba. Su integración respondió a una necesidad imperante de capitalizar sus voces en una asociación capaz de hacer frente a las graves carencias que deben afrontar las comunidades indígenas-campesinas.

Estoy en Córdoba, el calor y la sequía han hecho estragos esta temporada. Los ríos que cruzan la ciudad están ajados y faltos de caudal, lo que no impide que la ciudad mantenga una dinámica económica y social bastante agitada. En la capital se aglutinan las diferentes organizaciones y actividades que dan vida al cuerpo social –me dice Alexis Oliva-, periodista y docente que trabaja en el Cispren (Círculo Sindical de Prensa) y en la localidad de Cruz del Eje, situada a unos 300 kilómetros al norte de Córdoba.

Es en este pequeño pueblo donde comienza a tomar forma el reconocimiento colectivo de una realidad que nos atraviesa y supera como continente. El despojo, la usurpación, el acorralamiento territorial, la deforestación, la ausencia de valoración del conocimiento ancestral en pos de una racionalidad cartesiana conformada por su mayor paradigma: El Progreso.

Recuerdo a mis amigos y conocidos de mi natal Valparaíso abogar por la Soja como si ella y sus derivados (“leche de”, “carne de”, “salsa de”) fuera la panacea para resolver cualquier ausencia proteica y de carne animal en la dieta. Pero acá en Argentina, la noción que se tiene de la soja es bastante diferente: Instrumento del capitalismo agrario, arrasa con tradiciones y legados que no sólo están bajo tierra sino que en la esencia misma de una sociedad inquieta, desorientada. Me pregunto ¿Cuánta ignorancia existe en los temas realmente importantes, el desconocimiento de las problemáticas que afectan a nuestro “barrio latino”?, ¿Como afectó en el campo la imposición privatizadora del modelo neoliberal tardío de la llamada “segunda oleada” de los años 90?

Cruz del Eje se transforma en un lugar emblemático en contra de las políticas privatizadoras y de exclusión social del Menemismo, con un pasado reivindicativo remontándose a los duros años de dictadura. Desde los años 20 hasta el ’78 fue un nudo ferroviario de gran importancia, esto se modifica, con la elección de un modelo de libre cambio financiero respondiendo a la intención de una clase dominante agropecuaria y latifundista de impedir un desarrollo industrial que genere interés divergente y demandas de obreros que perturben el orden conservador.

Cierran la totalidad de los ferroviarios desencadenando un efecto dominó de descontento y frustración por lo perdido, instalando la semilla revolucionaria en aquellos elementos más conscientes de la sociedad.

La acumulación de promesas incumplidas, el descontento generalizado y la pérdida de miles de empleos hacen que en los años 90 se manifieste la rabia escondida de gente común y corriente, se comienzan a tomar calles, se cortan las rutas principales, articulándose con diferentes organizaciones sociales de los alrededores, siendo la de Santiago del Estero -con un marcado perfil indígena- y la de Jujuy, las que tienen mayor resonancia.

Se forma la Asociación de Pequeños Productores del Noroeste de Córdoba (Apenoc), pionera en articulación campesina, las manifestaciones son seguidas con interés por la prensa independiente al ubicarse en una zona rica económicamente como lo es Córdoba. Por otro lado, el gobierno de turno instala una gran cantidad de escuelas policiales y de gendarmería en la zona, absorbiendo a la masa de desempleados y generando una contradicción dentro del movimiento popular, la fuerza policial se adentra en la comunidad y atomiza familias enteras. El que protesta era hermano del policía que lo detenía.

El movimiento campesino surge como un soplo de aire nuevo en una zona donde el monocultivo sojero transforma a pequeños agricultores en poderosos terratenientes que vieron como sus ganancias se disparaban año tras año. Agrupados en la Federación Agraria, se tornan acérrimos defensores del acaparamiento, con una ideología acorde a tener los bolsillos llenos de plata. Esta agrupación es la antítesis del movimiento campesino que reivindica otro discurso, el de soberanía alimenticia*, diversidad del suelo, respeto a la cultura del campesino ancestral, revalorización del conocimiento acumulado en generaciones, reasignación de las cotas de agua, reafirmación de la identidad rural.

Se suman a otras iniciativas llevadas a cabo por el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) todo esto bajo la constante figura de hostigamiento generalizado. Se repiten los casos de desalojo judicial.

“En el mes de julio de 2006 una comitiva de la Defensoría del Pueblo de la nación nos recibe en Cruz del Eje y pudimos relatar el informe (n·30484/06 – folio 111) final de la Defensoría, que destaca que la “acción de desalojo por vía judicial en muchos casos se combina con el procedimiento de acorralamiento consistente en apropiarse de las tierras, alambrar de modo tal de cercar las viviendas de los poseedores con promesas verbales de dejar pasos (…) Además, se denuncian graves amenazas, agresiones verbales y físicas de parte de civiles armados o la quema de cercos y sembradíos, y la matanza de animales como modo de hostigamiento para que, agobiados, los campesinos terminen por vender su posesión y radicarse en la ciudad”. (Extracto del informe del Mov. Camp. Cba.).

Ante tanta adversidad se busca una constante necesidad de apoyo e identidad con otros movimientos afines repartidos por América Latina, es el caso de nexos con el movimiento campesino boliviano, el Movimiento Sin Tierras brasileño, trabajadores rurales, campesinos de Colombia, de Perú, del Ecuador. A su vez, se enlazan con miembros de organizaciones africanas y centroamericanas que sufren los mismos tipos de atropellos.

RED DE COMERCIO JUSTO, TODOS APRENDEMOS, TODOS EDUCAMOS

Noelia y Ceferino es una pareja muy agradable, nos damos cita en un lugar acordado, son miembros activos del movimiento campesino y viven cerca de Cruz del Eje, conversamos, tomamos unos mates, me interiorizo de su realidad y de las actividades que realizan para mantener vivo el movimiento.

“Desde marzo que no llueve por allá, -me dice Ceferino-. Estamos preocupados, no hay agua”. Pero la organización está fuerte, me cuentan, hablan sobre sus abuelos que ya habían nacido en esa zona y sobre las grandes llanuras que recorrían. Hoy, todo el bosque nativo está arrasado. Noelia interrumpe para puntualizar, con una claridad política envidiable, que están dispuestos a luchar por sus tierras, que no es un capricho. Están en juego muchas cosas, sus tradiciones, conocimiento ancestral, tierras que han sido suyas desde siempre, no quieren irse a las ciudades, “tan contaminadas, tan grises”, me dice. Toda la razón.

Ellos, como tantos otros, se dedican a la cría del Caprino y sus derivados, poseen pequeños huertos que mantienen como pueden debido a la falta de agua. Están acorralados, se sienten desplazados con las grandes extensiones de soja que elimina la flora y la fauna alguna vez tan abundante en el sector. (Se calcula que se han eliminado más de dos millones de hectáreas de bosque nativo en los últimos cinco años).

“No nos quedamos de brazos cruzados, tenemos a nuestro haber un par de victorias, la creación de una escuela popular, que sigue el modelo de Paulo Freire, inaugurada el 17 de abril (día mundial de la lucha campesina). Esta escuela funciona en la educación dirigida a adultos, con claras orientaciones: Revalorizar saberes del ámbito cotidiano impartiendo contenidos a partir de la reflexión grupal, todos aprendemos todos educamos”.

– ¿Cuál es su posición política, desde la perspectiva de la práctica social?

– No tenemos una vinculación partidista, nosotros tomamos nuestras decisiones dentro de los consejos del campo, instancia donde reflexionamos y debatimos, llegando a consenso, se reparten en las localidades y se llega a una decisión final en el consejo central.

Otro motivo de orgullo del movimiento campesino es la articulación de una red de intercambio de bienes que denominan “Comercio Justo” esta agrupación de personas, prescinde de los intermediarios comerciales que mantienen la usura como su bien más preciado. Esto ha permitido la articulación con otras redes sociales de perfil más urbano (el mov. Tupac Amaru reivindica tierras y espacio donde desarrollarse en las ciudades).

Las problemáticas se repiten, sólo que ahora la soga está más estrecha, el espacio se reduce, la libertad de movimiento se restringe, pero existe mucha gente dispuesta a sacrificar su alma por su lucha, acá es la tierra, allá es el bosque milenario, el desalojo constante. No se puede comprar todo con un puñado de billetes, existe la dignidad, esa que no tiene precio, esa que se manifiesta en toda nuestra América consciente, que no responde a partidismos interesados ni a sujetos descabellados, esa que se quiere organizar, busca la luz, aparece, desaparece, ronda los espacios públicos, se aleja de la mentira electoral y de teorías deslavadas, acepta el paso del tiempo, pero se levanta de a poco.

¿QUÉ ES LA SOBERANÍA ALIMENTARIA?

Soberanía Alimentaria: Se entiende como la facultad de cada Estado o Pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria. Ello implica entre otras cosas la protección del mercado doméstico.

Entre 1988 y 2002 desaparecieron más de ciento tres mil pequeños productores agrícolas, siendo absorbidos por el impetuoso avance del cultivo de la Soja, cereal de rápido crecimiento, que exige una permanente demanda de abono específico de ácido Fosfórico y Cal, degradando el suelo a un ritmo acelerado. Se calcula que una de cada cinco hectáreas, sufre algún proceso de degradación. La presión excesiva, la falta de rotación de cultivos, y ganados, el mal manejo del agua, causan el agotamiento del suelo.

En las tierras pampeanas ocurrió hace varias décadas, cuando la agriculturización desplazó a la ganadería. Junto con las vacas, desaparecieron las especies forrajeras, como la alfalfa, que se rotaban con el cultivo de trigo y eran indispensables para la salud del suelo: Proveen nitrógeno, abundantes rastrojos y airean su estructura. Comienza la instalación de cultivos muy exigentes para la tierra como el Sorgo y la Soja. Esto, junto con las fuertes bajas en los precios internacionales de los productos argentinos y por la convertibilidad, privatización y desregulación total del sector.

Se optó por nuevas tecnologías de aplicación a los cultivos, el ingreso de semillas transgénicas, (Roundrup Ready –RR. Resiste al herbicida Glifosato, desarrollado y monopolizado por la empresa Monsanto) la siembra directa, la tercerización y subcontratación en las escalas de producción, hicieron de la soja un enemigo de los pequeños agricultores que abogan por una diversificación de sus siembras, así como de una independencia del monocultivo que aparece como una realidad, por lo tanto, la soberanía alimenticia es una consigna de lucha para los campesinos que buscan la revalorización de los cultivos, poder disponer de reservas para la alimentación de un pueblo que exporta todo su potencial alimentario dejando a las comunidades en un estado de abandono; modificando su dieta que era rica en carnes y granos varios, hoy en cambio, se sintetiza en la pauperización nutritiva, el intento de los grandes asociados en solventar la enorme necesidad proteica en la soja y sus derivados (siendo que estudios serios e independientes han comprobado que el aporte proteico que entrega la soja está muy por debajo de los entregados por la carne animal y cualquier otro cereal lo supera en calidad).

El desafío es repensar las políticas agrícolas, mantener la independencia alimentaria, evitar la liberalización y desregulación del mercado alimenticio, teniendo en cuenta el gran potencial que generan las amplias llanuras del norte argentino, para la alimentación de los pueblos libres e independientes.

Las organizaciones que se integraron en el Movimiento Campesino de Córdoba son:

La Asociación de Pequeños Productores de Noroeste de Córdoba (Apenoc); Unión de Campesinos de Traslasierra (Ucatras); la Organización de Campesinos Unidos del Norte de Córdoba (Ocunc) y la Unión Campesina del Norte (Ucan).

Por Sergio San Martín

El Ciudadano


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano