Desde noviembre del año pasado, el Movimiento Salud Para Todos/as comenzó a articularse como un espacio de convergencia para personas y organizaciones que buscan problematizar la crisis de este derecho social en Chile. Luego de conversaciones y generación de datos sobre el tema, los miembros de la organización formularon una orgánica que se vincula con los principios de unidad, autonomía y horizontalidad del movimiento.
«Diseñamos tres ejes o frentes para coordinar el trabajo, que se forma en base a comisiones de pobladores y usuarios, trabajadores de la salud y estudiantes y académicos», explica Karina Arancibia, vocera de la comisión de Trabajadores.
Movimiento Salud Para Todos/as se planteó el objetivo de instalar la problemática en la agenda pública, transversalizar los cuestionamientos y construyendo participativamente un programa y hoja de ruta que indicará la dirección de trabajo. El diagnóstico, hasta hoy, es evidente, señalan sus voceros.
«La salud pública está en crisis. Las declaraciones que se han hecho desde el Ministerio de Salud apuntan a este colapso -de los Hospitales San José y San Juan de Dios- como casos puntuales, pero nosotros enfatizamos que esta sobredemanda ha existido siempre. Los que estudiamos en hospitales públicos y la misma gente que se atiende sabe que la esperas en urgencia son largas y que a veces hay que esperar hasta tres días por una cama de hospitalización», argumenta Arancibia.
Inmersa en un escenario de privatizaciones que comienza en dictadura y se profundiza en las administraciones de la Concertación y la derecha, la salud ha sucumbido al modelo de mercado y se ha flexibilizado su consideración como un derecho social. Actualmente, la salud se ha consolidado como un bien privado sobre el cual es lícito lucrar, y el Estado destina parte importante de sus recursos a financiar la oferta privada. Esto, aunque un 80% de la población se atiende en Fonasa.
«Los recursos están destinados a invertirse principalmente en Isapres e infraestructura privada en lugar de invertir en camas públicas o de alta complejidad. Los números nos dicen que del total de la plata que se gatas en salud, el 50% se invierte en el sector público y eso que atiende más o menos al 80% de la población. Es un tema estructural, acerca del modelo de sociedad que tenemos», argumenta la dirigenta.
Nunca en la historia de Chile, afirma, el derecho a la salud ha podido ser garantizado como un derecho humano.
LA SOLUCIÓN DEL ESTADO: INVERTIR EN SALUD PRIVADA
Las precarias condiciones laborales de los trabajadores de la salud agudizan aún más la crisis que, en época invernal sobre todo, se hace sentir sobre la población más vulnerable. Recientemente, en el área norte de Santiago esto ha provocado la unidad de trabajadores, pobladores y usuarios que han tenido que lidiar con el colapso del Hospital San José y el Hospital San Juan de Dios.
El Estado viene respondiendo a la crisis desde hace años como un bombero: sin proyectos de transformación del problema a largo plazo, la solución se enfoca a pagar camas en el sector privado que puedan aminorar la crisis. Esto, aunque se ha denunciado que el Estado puede llegar a pagar más de tres veces el valor de una cama en el sector público. «Es otro de los mecanismos en los que la plata del Estado pasa a manos de privado y se perpetua este circulo vicioso», apunta Arancibia, desde el frente de trabajadores de la salud.
La ex presidenta de la FECh, Melissa Sepúlveda, es una de los miembros del frente que se organiza desde el área académica y estudiantil. Desde su experiencia, agrega que el estado municipalizado de la salud ha provocado «que los servicios de atención primaria tengan recursos muy desiguales dependiendo de cada comuna, al igual que en educación.
La ex dirigenta estudiantil recalca que, en este escenario, las demandas de los usuarios del sistema tienen poca incidencia. «Las opiniones de los comités de usuarios y consejos de desarrollo local de los hospitales y consultorios no son consideradas. A diferencia de otros países, donde los comités de usuarios tienen carácter resolutivo y deciden hacia dónde se destinan los recursos de cada establecimiento», explica.
Entre las necesidades más inmediatas se encuentra la continuidad de las listas de espera que provoca que muchos pacientes mueran a la espera de intervenciones. Desde el Movimiento Salud Para Todos/as explican que hay colapsos en los servicios de urgencia, una atención primaria que no funciona y que la prevalencia de algunas enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión responden al mismo modelo de mercado.
Pero hay otro diagnóstico preocupante que se relaciona con la despolitización de los usuarios del sistema de salud. «Hemos sido poco empoderados y empoderadas y tenemos una demanda gigantesca», recalca Sepúlveda.
AVANZANDO HACIA LA CONFORMACIÓN DE UN MOVIMIENTO SOCIAL
Aunque la salud como derecho social es una de las demandas más sentidas de la población, las experiencias de movilización en torno a este tema no han sido satisfactorias ni unificadas.
El movimiento que se desarrolla por estos días busca responder a eso, rescatando las iniciativas de organizaciones como la Mesa Regional de la Salud, que lleva más de 5 años trabajando la problemática en las localidades de Cañete, Tirúa y Temuco.
«El movimiento tiene una responsabilidad grande de poder unificar estas experiencias locales que se están dando para poder constituir un gran movimiento que pueda pelear por el derecho a la salud en todos sus sentidos. No sólo por un acceso a atención de calidad sino por generar población más sana. Y eso implica cuestionarse qué entendemos por salud actualmente, afirma Melissa Sepúlveda.
La organización también mantiene dentro de sus objetivos de disputar la investigación que se genera en las casas de estudio, que muchas veces se ve marcada por un conflicto de intereses de empresas alimentarias o farmacéuticas. En la misma línea, contribuir a la formación de profesionales comprometidos con la salud como un derecho.
Sin embargo, la movilización es un factor fundamental, reconocen. Por estos días han estado presentes en las manifestaciones de usuarios por el colapso de los hospitales San José y San Juan de Dios, a través de la campaña «La espera nos está matando», que busca posicionar el problema de la listas de espera por intervenciones y consultas.
«Creemos que ya explotó el tema previsional y la demanda por educación y la salud es algo por lo que debiésemos luchar como pueblos, no sólo para exigir mejor servicios, sino para que las comunidades construyamos una salud atingente a nuestras necesidades. Esta es una pelea social y amplia por vivir de una manera más digna«, cierra Sepúlveda.
El próximo 3 de septiembre, de 10 a 14.30 horas, se desarrollará una Asamblea y Encuentro Metropolitano donde se evaluarán objetivos y pasos de movilización. En tanto, el 10 de septiembre se realizará el Encuentro Regional de Salud. Más información, en el Facebook del Movimiento Salud Para Todxs.