Se llena el Caracol I: La Realidad. Bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se agrupan en dos bloques que se miran frente a frente en una cancha de basketball en homenaje al zapatista José Luis Solís López Galeano, asesinado por paramilitares.
El comandante Tacho, integrante de la comandancia general del EZLN, guía a la población zapatista que termina de formarse. Luego, los milicianos retroceden y se colocan al frente de las bases de apoyo formando un cinturón.
Traen un parche sobre el ojo derecho. Con el izquierdo miran fijamente a los espectadores agrupados en el auditorio del caracol. A la orden, realizan una formación cerrada, tomándose de los brazos. Miran abajo y a la derecha, abajo y a la izquierda y al centro. Al final, miran al cielo. Avanzan con paso marcado.
Emerge a caballo el Sub “Marcos”, también con el ojo derecho tapado. Trae un machete en la espalda, mientras, suena “Latinoamérica” de Calle 13. Aparece el resto de la comandancia del EZLN, saludan a Marcos, a los asistentes y a las bases de apoyo. Llevan, como varios de los asistentes, un listón negro. Al final, se retiran.
“¡No están solos!” se escucha desde la gente que grita, “¡Galeano vive!”
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Comienza la transmisión de Radio Insurgente. La voz es de Marcos, quien introduce al Subcomandante Moisés para adelantar los resultados de la investigación que la comandancia del EZLN realiza por el asesinato de Galeano.
“No somos igual que ellos”, dice, “la rabia es contra el sistema”, repite refiriéndose a los integrantes de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) autodenominada “histórica”, responsable del asesinato de Galeano.
Denuncia que entre estos mismos grupos tienen divisiones, se llegan a amenazar y comprar. Recalca que nunca quisieron hablar con las bases de apoyo zapatistas, y puso como testigo al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.
“Están matándose entre ellos”, denunció Moisés, quien además adelantó que fue una mujer quien dio un machetazo en la boca y otra mujer quien arrastró el cuerpo del zapatista asesinado.
Al final de su intervención, algo queda claro: Galeano es y será el compañero inolvidable.
En escena aparece un nuevo orador, en la plaza el sol amaina para la suerte de las más de mil personas: entre enviadas de los cinco caracoles, integrantes de la sociedad civil nacional e internacional e integrantes de la “Caravana ¡Justicia para el compa Galeano!”
Al frente de todos los asistentes están dos hombres que portan una corona de flores en memoria de Galeano, a sus flancos dos mujeres cargan ramos blancos.
Vestido como el resto de la milicia, el Subcomandante Moisés, saca de entre sus ropas un rollo con papeles, con voz enérgica inicia la lectura, explica la presencia del ejército en el caracol: “El EZLN no se puede meter por su gana a las comunidades ni a los gobiernos autónomos”, aclara, “sólo puede entrar en el asunto de las comunidades porque así se lo piden porque los militares deben de servir a los civiles”.
Resalta la importancia del mandar obedeciendo. Están ahí presentes porque la Junta de Buen Gobierno de La Realidad fue quien solicitó su presencia y apoyo.
De acuerdo a lo expresado, las prácticas de contrainsurgencia se han agravado en la región. Los programas sociales son usados para alimentar a grupos paramilitares: a cambio de azuzar y agredir a las comunidades zapatistas, integrantes de estos grupos son beneficiados con el programa Oportunidades u otros proyectos institucionales, ya sean estatales o federales.
Directamente, Moisés acusa a Florinda Sántiz, regidora por el Partido Acción Nacional (PAN) en Las Margaritas. De acuerdo con el insurgente, Sántiz -en complicidad con el gobernador Manuel Velasco, exgobernadores, el comisionado para la paz, Luis H. Álvarez y varios senadores y diputados- han orquestado el trabajo paramilitar que realiza la CIOAC, que culminó con el asesinato del “compa” Galeano.
Esta forma de política no es aislada, es parte de las tácticas de contrainsurgencia que desde el gobierno federal son mandatadas. Ellos, continua Moisés, dicen que harán lo mismo en otros caracoles; y describe una serie de ataques que ha emprendido la CIOAC en diferentes municipios autónomos zapatistas.
“Tuvimos que elegir y elegimos a nuestros pueblos”, dice Moisés, “venimos a La Realidad, donde está el dolor y la rabia. Ellos son nuestro alimento y nuestro destino. Ellos somos nosotros”.
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Se acerca la media noche. Un chipichipi que no se decide a ser lluvia nos acosa de a ratitos, mientras los asistentes, inquietos, esperan una conferencia de prensa.
Tacho va y viene, da órdenes al micrófono, señala los asientos vacíos, indica a los medios libres que ocupen su lugar frente a la plataforma. A la media noche arranca la conferencia de prensa.
Con el rostro tapado por un parche pirata, Marcos da lectura al comunicado, entre la luz y la sombra, ahí anuncia su muerte, al menos la muerte de esa botarga que él tuvo que representar.
Hizo un recuento de los veinte años del EZLN. Habló del relevo generacional, pues los insurgentes y votanes de la escuelita zapatista fueron, aseveró, en su mayoría, jóvenes. Y habló de otro tipo de relevos, como el ideológico. Pone como ejemplo el cambio de paradigma de vanguardia marxista al “mandar obedeciendo”, parte de unos de los principios que los zapatistas conocen como Buen Gobierno.
“Un ejército puede empeñarse en buscar la paz desaparecida”. También dice que el EZLN es un ejército que ha preferido “cultivar la vida en lugar de adorar la muerte”.
Sin embargo, asevera que tienen consciencia de la parte militar del EZLN y el levantamiento armado. Entonces recordó la atención que los medios de comunicación tuvieron ante su persona.
“Marcos era una botarga” ironiza. Pero puntualiza: “Era un medio no libre, pero no de paga”. Recordó entonces cómo el gobierno de Ernesto Zedillo lo presentó público como… Guillén, universitario tamaulipeco.
Habla de la sexta Declaración de la Selva Lacandona, de cómo a partir de entonces han realizado distintos esfuerzos como el festival de la Digna Rabia, la Otra Campaña, y más recientemente el curso la libertad según las y los zapatistas, donde, aseveró, encontraron con quién dialogar.
“Ya no se necesitan máscaras”, dice.
“Estas serán mis últimas palabras en público mientras deje de existir. Es una decisión colectiva”, asevera. Luego dice que no es por enfermedad, que no es por muerte.
Posteriormente hace un recuento de los asesinados durante la represión policial de San Salvador Atenco en 2006, los asesinatos de Ostula, Bachajón, Guerrero, Oaxaca, de Juan Francisco Kuykendall.
Habla de justicia, de una justicia “pequeña”, habla del dolor y del atento escuchar la decisión que tomaría el EZLN.
“Que uno muera para que Galeano viva, y en su lugar esta rabia que vive”. Y anuncia el fin de las historias de Don Durito de la Selva Lacandona, de el viejo Antonio: “Los niños y niñas no lo llorarán porque son grandes y tienen juicio”.
Luego se hace el silencio. Marcos se ha ido, y comienza a hablar como Subcomandante Insurgente Galeano. Moisés, ahora dirigente militar y vocero oficial del EZLN, anuncia el fin de la conferencia de prensa con un: “Pueden ir a dormir, o a soñar. Como gusten”.
Por Gisela Martínez y Aldabi Olvera.
Fotografías por Erika Lozano.
Esta cobertura fue un trabajo colectivo entre distintos medios libres, alternativos, autónomos o como se diga.
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