Tres semanas de movilizaciones, de estudiantes sin clases, de marchas en Santiago y en diferentes ciudades del país. Caminata histórica desde Placilla -entrada a Valparaíso- hasta el Congreso Nacional. Pancartas, gritos, bailes y cantos. Convicción. Los profesores no paran.
Día jueves 20 de junio en la capital y esta vuelve a verse teñida de banderas azules del magisterio. Desde tres puntos de Santiago -norte, sur y poniente- se acercan profesoras y profesores hasta el Paseo Bulnes, donde tiene lugar el acto central.
Mario Aguilar, el presidente del Colegio de Profesores, es una estrella. Encabezando la marcha desde el lado poniente, al centro y atrás del lienzo del magisterio, entrega declaraciones: «Esta es una nueva jornada gloriosa del magisterio donde demostramos nuestra capacidad de convocatoria, pero -sobre todo- la unidad y la organización de mis colegas de todo Chile. Siento mucho orgullo de presidir un gremio tan organizado y con tanta convicción como este», dice el dirigente.
Aguilar hace hincapié en que no es fácil organizar una marcha de estas proporciones y que su éxito demuestra que la apuesta del Gobierno -en cuanto a bajarle el perfil al paro docente para desgastar al movimiento- no está funcionando. Cree que está «muy mal» que la ministra de Educación, Marcela Cubillos, todavía no se haya sentado en las mesas de conversaciones que se han tenido con el Ejecutivo. No obstante ello, los profesores se declaran dispuestos al diálogo.
Las y los docentes no van a claudicar hasta que se acojan sus demandas. El movimiento no ha cesado y sigue tomado fuerza. Dentro de los educadores que llegan del poniente están los del Liceo de Aplicación, quienes flamean banderas negras. También se les une más de algún estudiante secundario. No se observa gran cantidad de fuerzas represivas, todavía.
Los del norte ya están en el Paseo Bulnes. Los del sur aún no llegan. Es que caminar desde Gran Avenida con Departamental no es un tramo corto. Más de 90 buses arribaron hasta ahí.
«¡Paren con su violencia. Aquí estamos a manos limpias!»
El Paseo Bulnes se está llenando cada vez más. Hay olor a bombas lacrimógenas. Durante la mañana hubo tensiones en el exterior del Instituto Nacional entre Fuerzas Especiales (FFEE) de Carabineros y estudiantes.
Arriba del escenario está la rapera Ana Tijoux. Entre canción y canción hace alusión a la nobleza del gremio docente, agradeciendo muchas veces el haber sido invitada a participar de la movilización. «Se ven súper bien desde aquí cabros», les dijo a los profesores, estudiantes, ciudadanos y organizaciones sociales que llenan de lado a lado el Paseo.
Es la hora del discurso de Mario Aguilar. «Quiero hacer un reconocimiento a los profes que trabajan en las montañas, en los campos, en el desierto y en el litoral, y que han hecho un esfuerzo en llegar hasta acá», dice. Mientras declara con fuerza que «este movimiento es desigual», refiriéndose a que «se enfrentan al poder político y económico», Fuerzas Especiales comienza a reprimir con agua y gases. «¡Paren con su violencia. Aquí estamos a manos limpias!», grita el presidente del gremio desde el escenario.
El acto sigue desarrollándose casi con normalidad. Es que frente a tal magnitud de violencia, nadie quedó inmune. Por todos lados se escucharon reproches en contra de Carabineros, quienes sin ninguna mediación por parte de los docentes comienzan a reprimir y arruinar todo. Estudiantes secundarios -quienes ni siquiera están tan cerca del escenario- son el primer foco de los chorros del guanaco y de los gases del zorrillo.
Aguilar vuelve a dar declaraciones e insiste en que rechazan por completo la violencia ejercida por Carabineros a estudiantes del Instituto Nacional y la que están llevando a cabo en el mismo momento en que él, junto a sus colegas, se manifiestan en contra del abandono de la educación pública.
Pero Carabineros insiste. A unas cuadras, pero frente al escenario del acto -que estaba autorizado- bajan desde sus buses una gran cantidad de piquetes de FF.EE. El guanaco también se acerca y sin miramientos comienza a escupir. El acto central ha terminado, pero las personas aún se encuentran en el lugar. El Paseo Bulnes se vacía con una sensación de rabia, hasta impotencia, de sentir que ni las manifestaciones pacíficas son respetadas por la policía.
Pero no van a parar. Ni el agua sucia ni los gases tóxicos logran que docentes y estudiantes se rindan frente a los hostigamientos y criminalizaciones en su contra que históricamente ha realizado el Estado y particularmente este gobierno. «El paro continúa hasta que se solucionen las demandas», advierte Aguilar. Es definitivo: no van a parar.