Luego de dos días de votación, el movimiento Nueva Acción Universitaria (NAU) recuperó la Federación de estudiantes de la Universidad Católica (FEUC), al vencer a la opción del grupo conservador Solidaridad. Los resultados fueron estrechos, puesto que la lista encabezada por Sofía Barahona obtuvo 7.171 votos (51,1%), mientras que sus adversarios, liderados por Juan Carlos Gazmuri, sumaron 6.861 (48,9%).
El NAU es el colectivo desde el cual emerge Giorgio Jackson, actual diputado de Revolución Democrática por Santiago. El movimiento estuvo a cargo de la FEUC durante 6 años consecutivos, desde 2009 hasta 2014. En 2015 la conducción recayó en el Movimiento Gremial y este año estuvo en manos de la plataforma de izquierda Crecer UC.
En conversación con El Ciudadano, la presidenta electa, Sofía Barahona, se refiere a las transformaciones que busca impulsar la mesa directiva para el próximo año, además de proyectar el trámite del proyecto de reforma a la educación superior, que actualmente está en el Congreso.
– Considerando que el resultado fue bien apretado, ¿a qué atribuyes la victoria de la lista que encabezaste?
Al trabajo de nuestros militantes, que fueron capaces de llegar a todos los rincones de la universidad para mostrar cuál era nuestro proyecto de federación y también cuál es la visión de universidad y país que tenemos. Eso provocó que a los estudiantes les hiciera sentido lo que tiene que hacer una federación y nos dieran su apoyo en segunda vuelta.
– ¿Tienes una explicación de por qué la elección del consejero superior fue disputada por las dos fuerzas de derecha en segunda vuelta?
Yo creo que eso tiene que ver con que en la primera vuelta existían tres candidatos de izquierda y, en ese sentido, la repartición de votos era inferior para cada uno de ellos. La elección del candidato de Solidaridad tiene que ver con la capacidad que tuvo el para transferir su mensaje.
– En entrevistas anteriores, ponías el acento en las transformaciones que se tienen que dar al interior de la universidad. ¿Qué debe ser transformado en la Católica?
Nuestra universidad tiene que mejorar varias cosas. Por ejemplo, problemáticas como el subcontrato. Nosotros queremos hacer un proceso de internalización de los trabajadores. También en extensión de los beneficios a los distintos campus que hay en la universidad y que benefician directamente a los estudiantes.
En cuanto a democratización universitaria, creemos que el diálogo es importante, pero consideramos que se tiene que garantizar la participación efectiva de los distintos actores de la comunidad en la toma de decisiones.
También queremos avanzar en políticas de género, para que no se den situaciones como los abusos sexuales, que tuvieron lugar en la universidad este último tiempo.
– ¿Cómo evalúas el desempeño de la Confech en 2016? ¿Qué papel quieren tener ustedes como federación?
El rol que nosotros queremos tener es propositivo, que siempre esté en la búsqueda del diálogo y la convergencia de los distintos actores en el Confech, para que el movimiento estudiantil, que actualmente se encuentra desconectado de la ciudadanía, vuelva a ser ese actor que le daba esperanza y alegría a nuestro país. En ese sentido, queremos ser actores relevantes, con una voz fuerte, pero siempre considerando la importancia del diálogo.
– ¿Cómo proyectas el trámite de la reforma a la educación superior?
Para el próximo año es sumamente relevante que los estudiantes nos hagamos parte de esa discusión, con críticas, por supuesto, pero también generando propuestas concretas, haciendo un llamado a la ciudadanía, para que siga movilizándose por una educación que sea distinta.
– ¿Qué puntos deberían integrarse al proyecto?
Yo creo que lo primero es avanzar hacia una educación que no se entienda de manera individualista, ni como una educación de mercado, sino más bien que la educación sea un punto de encuentro dentro de las distintas personas y donde todos seamos corresponsables de lo que está sucediendo con el otro.
En ese sentido, creemos que la gratuidad ha sido sumamente mal implementada y de forma irresponsable, porque genera incertidumbre en esos compañeros que actualmente están con gratuidad y que no saben, por ejemplo, que si el próximo año hay un gobierno distinto, van a poder continuar con la misma.
La reforma tampoco se hace cargo de considerar el lucro como delito en los centros de formación técnica e institutos profesionales, lo que sigue bajo la lógica de la presidencialización de la educación y eso nos parece negativo.
– Igualdad de género y las reivindicaciones feministas son dos temas bien relevantes para la sociedad en estos momentos. ¿Te consideras feminista? ¿Qué tan difícil puede ser instalar estos temas en espacios que cuentan con participación de actores conservadores, como puede suceder en la PUC?
Me considero feminista. Ha sido difícil para los distintos actores que queremos la igualdad de género posicionar esta temática en nuestra universidad. Como NAU empezamos a trabajar en 2014, sin embargo, este año desde la federación se realizó un hito que para nosotros es sumamente importante y que queremos continuar durante el próximo año, que es la Secretaría de Género.
Muchas veces las mismas estructuras de la Universidad Católica no nos permiten tocar temáticas de género o también en la misma sala de clases se presentan situaciones que representan el machismo que hay actualmente en la sociedad. Pero para nosotros eso no es una dificultad, sino más bien una motivación para seguir educando a la comunidad universitaria y seguir avanzando en igualdad de derechos para todos y todas.
– El 2017 se cumplen 50 años de la reforma universitaria de 1967. ¿Crees que hay margen en la PUC para llevar a cabo un proceso de transformación similar, pensando en términos de democratización y participación de la comunidad universitaria?
Yo creo que la conmemoración de los 50 años de la reforma es una muy buena oportunidad que tenemos como comunidad para recordar la universidad que tuvimos en una época y que, lamentablemente, se nos arrebató por la dictadura. En ese sentido, vemos con esperanza lo que va a ser el próximo año, que los mismos estudiantes, trabajadores y autoridades entiendan la importancia de que somos partícipes de la toma de decisiones y que no solo nos quedemos en las buenas intenciones cuando hablamos de comunidad, sino que también pasemos a las acciones concretas.