En las agrupaciones defensoras de los derechos de los homosexuales afirman que el proyecto, presentado por tres senadores de Renovación Nacional, tiene su origen en acuerdos entre éstos y sectores de la Iglesia Evangélica.
El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) calificó como una violación al Estado laico, el proyecto presentado por los senadores de Renovación Nacional (RN) Francisco Chahuán, Antonio Horvath y Baldo Prokurica, el cual busca modificar el artículo 1 de la Constitución Política, estableciendo que la unión matrimonial es exclusiva entre un hombre y una mujer.
Con este proyecto de ley, el Movilh, según su máximo líder, Rolando Jiménez, considera que se está promoviendo la discriminación contra las minorías sexuales, mediante el uso de la misma legislación.
Ante esta situación, dicha agrupación envió una carta a los parlamentarios que presentaron dicho proyecto de ley, misiva que no ha sido respondida. En ella, la agrupación señala que se busca violar el principio de igualdad legal garantizado en la Constitución, teniendo como objetivo impedir el matrimonio entre personas homosexuales.
Al respecto, Rolando Jiménez, dirigente del Movilh, señala que ya se había intentado hacer lo mismo el año pasado. “Sectores de las iglesias evangélicas se reunieron con veinte senadores, de los cuales sólo estos tres decidieron finalmente presentar este proyecto” señaló. Según Jiménez, dicho proyecto de ley se presentó como “pro-familia”, ante lo cual, expresa que en realidad, “lo que se busca es consagrar la discriminación contra personas que tenemos una declaración sexual distinta” y así clausurar la posibilidad de que las minorías sexuales puedan hacer uso de la institución del matrimonio.
PROYECTO HOMOFÓBICO
Para el Movilh, lo que han hecho estos senadores es establecer un antecedente nefasto, porque se está permitiendo la intromisión de las iglesias en la construcción de las leyes. Jiménez señala que “este es un proyecto que tiene su origen en los sectores más homofóbicos de la sociedad chilena”, y afirma que en Chile “el Estado laico es una declaración de buenas intenciones”. Ello, porque es conocida la intromisión de las iglesias –fundamentalmente de las jerarquías- en el debate y elaboración de diversas políticas públicas que se han intentado implantar en el país en lo últimos años, como el aborto terapéutico, la pastilla del día después o el reconocimiento de los pueblos indígenas.
Semejante opinión tiene Fernando Muñoz, coordinador político del Movimiento Unificado de Minorías Sexuales (Mums), quien afirma que este proyecto es “un salto atrás. Nosotros lo entendemos prácticamente como una declaración de guerra”, agregando que ahora los parlamentarios, que se habían mostrado proclives a avanzar en el reconocimiento de derechos de los homosexuales, están mostrando su verdadero rostro ante la ciudadanía. Peor aún, implica crear –en palabras de Muñoz- “un verdadero apartheid sexual”, ya que significa relegar al mundo homosexual a una ciudadanía de segunda categoría.
En referencia al proyecto de ley de los senadores RN, se busca establecer que “las especiales características del vínculo matrimonial están determinadas por su naturaleza antropológica y sagrada, de acuerdo a las creencias religiosas y por la importancia que esta institución tiene en el plano social”. Para los autores, estas características conllevarían por tanto, que el matrimonio deba ser protegido por la ley y el Estado.
Añaden, desde el Mums, que de la mano de la época moderna “ha surgido una suerte de crisis en la vigencia y conceptualización de instituciones tan fundamentales como el de familia y el matrimonio, motivada por factores tan disímiles como la pérdida de valores, el influjo de la sociedad de consumo en la definición de los proyectos personales y de pareja”.
Frente a ello, en la misiva del Movilh se establece que las familias no se definen por sus componentes, sino por la existencia de un sentimiento de amor entre sus integrantes. La visión conservadora sobre la vida y sobre el matrimonio en particular, ha sido la que ha predominado en nuestra sociedad desde siempre, no obstante, según Jiménez, “la sociedad ha ido avanzado, dispuesta a defender los valores, la dignidad y los derechos” de las personas homosexuales. Ante el largo y dificultoso camino que ha significado el reconocimiento de las minorías sexuales por parte de la sociedad, Jiménez afirma que “hay un tema que tiene que ver con la naturaleza cultural y ética de la sociedad y política chilena”. Pese a ello, resulta positiva la cada vez más aceptación y tolerancia de las personas hacia estos grupos, aunque exista un largo camino aún por recorrer.
Al respecto, Jiménez afirma que “tenemos una clase política transversalmente conservadora en aquellos temas que ellos llaman valóricos, pero para nosotros son de justicia social”, asimilando la lucha de los homosexuales para lograr su reconocimiento, con otras luchas reivindicativas como la del pueblo mapuche o la defensa de los derechos de la mujer.
PROPUESTA DE CORTA VIDA
Una de las mayores preocupaciones que pueden existir ante proyectos como estos, son las consecuencias que pueden traer a futuro, ya que pueden representar en definitiva, pequeños retrocesos para un recorrido largo y que no ha estado exento de dificultades, como es el reconocimiento definitivo de las minorías sexuales como sujetos ciudadanos.
Al respecto, Fernando Muñoz, del Mums, hace patente su molestia ante este hecho, puesto que en noviembre de 2010, ellos habían tenido reuniones, precisamente, con el senador Chahuán y miembros de Renovación Nacional, donde se había acordado nuevas reuniones entre ambas agrupaciones, las cuales finalmente no se produjeron. Más aún cuando este partido, según Muñoz, “se mostró muy dispuesto a conversar y a discutir estos temas”.
Se debe recordar además, que en Chile no se ha logrado aprobar la ley contra la discriminación, básicamente por las fuertes presiones que estos sectores religiosos involucrados en la generación de este proyecto de ley realizan en el mundo político.
Sin embargo, Jiménez cree que esta propuesta de ley no va a continuar su tramitación, ya que a los sectores de las iglesias evangélicas que intentaron impulsarlo no les fue bien desde un principio, puesto que –salvo los tres senadores RN- no tuvo la acogida que esperaban en el Congreso.
“Es un gesto demagógico de un grupo conservador a las iglesias evangélicas”, afirma, y confía que después de todo, será la ciudadanía la que impida seguir avanzando. Por otro lado, el Movilh se encuentra trabajando de forma transversal, tanto con parlamentarios de la Alianza como de la Concertación, evitando que este proyecto pueda ser aprobado.
En el Congreso no habría votos para aprobar una ley de esta naturaleza, no sólo por incumplir tratados internacionales o por sobrellevar la constitucionalidad vigente. Ni siquiera porque los parlamentarios lo consideren así, más aún cuando, como en este caso, algunos parlamentarios “hablan una cosa en privado, y hacen otra cosa en público”, dice Muñoz.
Por Christian Armaza
El Ciudadano