Pensar el territorio con una mirada integral y estratégica

La necesidad de asumir con perspectiva de largo aliento las concepciones sobre el ordenamiento territorial y el territorio, fue una de las principales coincidencias de uno de los momentos más esperados del Seminario sobre la materia organizado por el Ministerio de Bienes Nacionales: el Panel de los connotados académicos Humberto Maturana, José Bengoa y el padre Fernando Montes.

“Han compartido una mirada de mayor complejidad teórica respecto del territorio, lo que contribuye a pensar la problemática con una mirada estratégica”, comentó el Ministro Víctor Osorio.

Humberto Maturana es un biólogo y epistemólogo chileno, quien en 1994 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias; desarrolló el concepto de autopoiesis y las bases de la biología del conocimiento, y es cofundador de la Escuela Matriztica de Santiago. José Bengoa es Licenciado en Filosofía, historiador y antropólogo, reconocido por sus ensayos sobre el pueblo mapuche y es Rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. El padre Fernando Montes es sacerdote jesuita y actual rector de la Universidad Alberto Hurtado, y es Licenciado en Teología y Sociología de la Universidad Católica de Lovaina.

Los tres coincidieron en que el territorio no se debe concebir exclusivamente como recurso, como un objeto material mirado desde el punto de vista económico, ya que si bien el territorio puede ser destinado para fines productivos y de crecimiento económico, es también un espacio patrimonial, donde las personas desarrollan su vida cotidiana, producen historia y una cultura, donde hay necesidades de vivienda y de preservar el medio ambiente, pero también valores muchas veces intangibles.

En opinión del padre Fernando Montes, no puede existir un país moderno, donde el territorio sea un lugar de segregación. “En Chile tenemos un territorio segregado y que genera mucha humillación. Hay que cambiar este concepto. La sociedad tiene que garantizar los derechos sociales”, señaló el académico, quien consideró que el territorio debe ser uno de los ejes centrales para realizar transformaciones de carácter estructural.

El Rector Bengoa reflexionó sobre cómo la intervención humana va cambiando los paisajes, el territorio, al igual que los fenómenos naturales. “El terremoto empujó el proceso de destrucción de memorias, de edificios, de un orden determinado. El paisaje es naturaleza domesticada”, enfatizó el académico. Señaló que los seres humanos habitan en un determinado paisaje, en espacios comprensibles y es ahí donde se genera su sociabilidad, que tiene una relación directa con el territorio.

El biólogo Maturana insistió en la necesidad de que en la relación y visión sobre el territorio se tengan en cuenta cinco requisitos: respeto, honestidad, colaboración, equidad y ética.

En el caso del respeto precisó que se trata de que exista respeto hacia el lugar en que vivimos y nos desarrollamos, y hacia las personas, y que las personas se respeten entre sí como diseñadores de ese espacio, con mutuo respeto. “Implica también honestidad, y se requiere también colaborar, pues si no colaboramos en hacerlo, en habitarlo, lo destruimos”, manifestó.

Señaló que también se requiere equidad, basada en que la conciencia de que lo que uno hace respeta ciertas nociones no descriptivas de la legitimidad del otro, un ámbito legítimo para todos aquellos que lo van a habitar y colaborar en su mantención.

“Y la ética, es decir nos ocupamos de que las cosas que hacemos no dañen a los otros, en un ámbito de convivencia democrática”, subrayó.