Señores Diputados miembros de la Comisión de Pesca y Acuicultura
Cámara de Diputados:
Queremos dejar constancia que el proyecto que se tramita en vuestra Comisión tiene el rechazo unánime de la pesca artesanal de la Décima, Undécima y Duodécima regiones, de todas las organizaciones que agrupan a los pescadores artesanales de Chile (incluyendo Conapach y Confepach).
Este rechazo absoluto se funda, entre otras cosas, en:
1.- El Artículo 47 de la Ley de Pesca de 1991 consagra las 5 millas náuticas, medidas desde la línea de base, desde el límite norte de nuestro país hasta el paralelo 41º27’ a la actividad pesquero artesanal. Desde aquel paralelo al sur las aguas interiores también son de uso exclusivo de la pesca artesanal.
2.- A la Mesa del Salmón, desde donde surgieron las propuestas de modificación legal que ahora se discuten en relación con el uso de nuestro territorio, nunca fue invitada ni participó la pesca artesanal.
3.- La idea de “barrios salmoneros” o Áreas de Manejo Sanitarias de la Industria del Salmón, suponen el uso exclusivo por parte de la salmonicultura de estas zonas que por Ley están reservadas a la pesca artesanal. Por lo tanto, la creación de los Barrios Salmoneros constituye, necesariamente, una violación a las Leyes Vigentes, en la que quiere ser involucrado el Congreso Nacional por un consorcio privado de organizaciones no-gubernamentales (que sólo representan intereses propios y no los de la Pesca Artesanal) y los responsables directos de la crisis sanitario- ambiental registrada en el mar austral: La Industria salmonera y los Servicios Públicos que no consideraron las denuncias que oportunamente hicimos acerca del desastre que la salmonicultura estaba causando.
4.- Los barrios salmoneros se fundan en un enorme error: creer que es posible aislar los agentes patógenos a partir de la creación, por oficio, de espacios cerrados en el mar. El virus ISA se ha expandido a lo largo de 2.400 kilómetros lineales de mar chileno en menos de un año y no será un límite administrativo lo que detendrá la dispersión de esta enfermedad, ni de ninguna otra, pues sobre ellas no actúan las “ideas” que surge de un círculo privado de trabajo.
5.- Hay que dejar muy claro, que la industria salmonera es social, económica y ambientalmente inviable. Debe 2.500 millones de dólares a la banca y no tiene posibilidad alguna de pagarlos. Su producción ha sido liquidada por una enfermedad que ella misma importó y dispersó como resultado de su mal manejo ambiental y sanitario y la displicencia de los Servicios Públicos llamados y mandatados para evitar esto.
6.- Hay que ser muy claros: este proyecto de ley no busca revivir la actividad salmonera porque esto es imposible, sino que su objetivo es cambiar el estatuto jurídico de las concesiones de acuicultura para que sean propiedad de sus tenedores. De esta forma, las miles de concesiones de acuicultura que han sido y son entregadas en forma gratuita podrán ser hipotecadas a los bancos que realicen los préstamos, con aval del Estado, a esta destructiva industria.
7.- Por ello, RECHAZAMOS el intento de privatizar un bien común de todos los chilenos y que la Ley de Pesca y Acuicultura le reserva a nuestra actividad ancestral.
pescadores artesanales de Chile