Pienso, luego me desaparecen

El pasado 26 de septiembre jóvenes de la escuela normal rural de Ayotzinapa fueron atacados por la policía municipal de Iguala en el estado de Guerrero, la justificación, recuperar un par de autobuses que supuestamente habían sido secuestrados por los normalistas en el contexto de una protesta estudiantil

Pienso, luego me desaparecen

Autor: Arturo Ledezma
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Khristian Hernández

El pasado 26 de septiembre jóvenes de la escuela normal rural de Ayotzinapa fueron atacados por la policía municipal de Iguala en el estado de Guerrero, la justificación, recuperar un par de autobuses que supuestamente habían sido secuestrados por los normalistas en el contexto de una protesta estudiantil. El saldo al día de hoy, 6 muertos y 43 desaparecidos.

El 27 de septiembre los normalistas convocan a una rueda de prensa en el lugar de los hechos con el fin de proteger la evidencia. Mientras ésta es llevada a cabo se registra un nuevo ataque por parte de la policía, al día siguiente es encontrado el cuerpo de Julio César Mondragón estudiante normalista, de 20 años, desollado y con las cuencas de los ojos vacías, se detienen a 22 policías por su participación en el ataque, hasta ese momento la cifra de desaparecidos ascendía a 67.

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Khristian Hernández

El 29 de septiembre Enrique Peña Nieto cancela su gira por Guerrero sin hacer ninguna pronunciación respecto a los hechos. El 30 de septiembre, 13 estudiantes regresan a casa, 43 continúan desaparecidos, los mismos de los que hoy nada se sabe. El 1 de octubre, José Luis Abarca  y Felipe Flores Velázquez, alcalde y jefe de seguridad pública de Iguala se dan a la fuga. El 4 de octubre, tras el testimonio de uno de los policías detenidos se encuentran varias fosas clandestinas cerca de Iguala, ante estos hechos la PGR decide encabezar la investigación, para determinar si en dichas fosas se encuentran los normalistas desaparecidos. El 6 de octubre, Peña Nieto emite un mensaje tibio en donde condena los hechos, en tanto la Gendarmería Nacional toma el control de Iguala. El 8 de octubre, se realizan movilizaciones a lo largo de México y en las principales ciudades del mundo para exigir al gobierno acciones claras para castigar a los responsables y encontrar a los desaparecidos. El 9 de octubre se realizan manifestaciones en muchas ciudades del país y capitales del mundo. El 10 de octubre se anuncia el descubrimiento de 4 fosas más.

El 12 de octubre, el gobernador de Guerrero afirma que los estudiantes podrían estar vivos, a lo que la PGR responde que no hay motivo para declarar que sean ellos o no. El 13 de octubre estudiantes de la escuela normal y familiares de los desaparecidos incendian el palacio de gobierno de Chilpancingo como acto de protesta y exigencia a las autoridades. El 14 de octubre se reporta el suicidio de Benjamín Mondragón, líder de los Guerreros Unidos, supuesto grupo vinculado con el ataque a los normalistas; en tanto el Procurador General de la República informa que los cuerpos encontrados en las fosas clandestinas no son de los estudiantes desaparecidos. El 15 de octubre mientras estudiantes de universidades públicas y privadas realizan asambleas y movilizaciones para exigir la aparición de los estudiantes se encuentran 6 fosas clandestinas más al poniente de Iguala. El 20 de octubre, el gobierno federal informa que aún no se tiene ninguna información concreta sobre los 43 desaparecidos. El 21 de octubre se inundan las redes con el hashtag #EPNBringThemBack para que el mundo conozca lo que está sucediendo. 22 de octubre se llevan a cabo 120 marchas, concentraciones y paros.

En los días subsecuentes se han dado a conocer los vínculos entre el gobierno de Iguala y el crimen organizado, principalmente con el cartel como Guerreros Unidos. Estos vínculos podrían alcanzar los niveles estatal y federal en un contexto de abuso de autoridad, desaparición forzada, impunidad y abandono del Estado. Guerrero es hoy uno de los estados más violentos del país tomando en cuenta el número de homicidios y desaparecidos e Iguala uno de los municipios más violentos de ese estado, de acuerdo con cifras oficiales, hoy, en Guerrero se vive bajo la estructura de un narco-gobierno.

A casi un mes de estos hechos los 43 estudiantes siguen desaparecidos y no existen conclusiones claras en las investigaciones oficiales. No existe pena para los culpables y el gobierno junto con sus aparatos de control legal e ilegal han generado dolor, rabia e impotencia. Guerrero, hoy, se ha convertido en una fosa.

Cada que pasa se tipifica más el “delito” de ser joven o estudiante en México, y entonces nos preguntamos ¿Y si un día me desapareciera el gobierno como a ti? ¿Qué nos queda si vivimos en un país donde las autoridades desaparecen estudiantes? ¿Qué somos todos nosotros frente a la multiplicación de fosas comunes? ¿Cómo escribiremos después de Ayotzinapa?

¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!

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Alejandro García


 

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