En octubre de 2014, un terrible acontecimiento paralizaba las vidas de Jiordana Mateluna y Jorge García: su bebé de un mes y ocho días de vida fallecía en la Clínica Bicentenario a consecuencia de un desangramiento por el que, a día de hoy, nadie se ha responsabilizado.
El pequeño Jorge Ignacio García ingresó en la clínica con algunos síntomas muy comunes en bebés de esa edad, según nos cuenta su padre, Jorge A. Garcia Venegas. Después de varios de exámenes, el personal de la unidad de urgencias de la Clínica Bicentenario no logró identificar el motivo por el que el bebé presentaba décimas de fiebre.
Los médicos decidieron entonces dejarlo en observación y someterlo a otros exámenes más invasivos, como la punción lumbar. «Nosotros tratamos de oponernos porque encontrábamos que para tener 37 y medio de fiebre el procedimiento era exagerado«, narra el padre del pequeño Jorge recordando la dureza de los acontecimientos.
«Durante la madrugada el bebé presentó mejoras pero el médico jefe de la undiad de pacientes críticos de la Clínica Bicentenario decidió instalarle una vía en el brazo para monitorear y proporcionar medicamentos«, detalla Jorge García.
A las pocas horas, la vía intraarterial se salió de su posición en el brazo del pequeño provocando el terrible desangramiento que ocasionó la pérdida de las constantes vitales del bebé: «Ahí es donde se generan todos los problemas porque la maquinaria de la Clínica Bicentenario no advirtió en ningún momento la salida de la línea arterial del brazo de nuestro hijo«, explica Jorge.
«Las máquinas no funcionaron de forma óptima«, denuncia el padre del pequeño. La enfermera jefe de turno y el médico residente coincidieron en sus declaraciones en que no hubo alarma sonora en la unidad que llamara la atención del personal sobre la salida de la vía del brazo del bebé. Además, el informe técnico posterior al accidente determinó que la máquina presentaba fallas.
El informe técnico emitido por la Clínica Bicentenario determinó tras el análisis de la maquinaria de monitoreo que «la alarma acústica estaba con su volumen en modo alto, sin embargo, cuando se revisó el sistema se constató que el parlante interno de la central de monitories no estaba funcionando«.
Debido a la ausencia de alarma sonora, las enfermeras que estaban de turno no advirtieron de la salida de la vía y el pequeño Jorge perdió gran cantidad de sangre. «Después de 15 minutos de reanimación mi hijo llegó a símbolos vitales cero, le proporcionaron adrenalina y presentó símbolos vitales de nuevo después de 15 minutos«, explica el padre del bebé mientras comparte con nosotros la trágica historia.
Tras el incidente, al pequeño Jorge Ignacio se le practicaron exámenes para determinar si presentaba o no actividad cerebral, pues había permanecido varios minutos sin símbolos vitales, lo que puede provocar importantes daños cerebrales. “En los dos primeros exámenes presentaba una actividad cerebral muy pequeña, pero el tercero no tuvimos resultados inmediatos, sino hasta después de 2 semanas de ocurridos los hechos. Clínica Bicentenario nos aconsejó trasladar a nuestro hijo en ese momento a otra clínica donde las condiciones fueran mejores para practicar una diálisis porque, según ellos, su riñón no estaba funcionando y ese era el problema“, detalla Jorge
Apenas dos horas después de que el pequeño ingresara en la Clínica Alemana y tras practicarle los exámenes de rutina, los padres recibieron el diagnóstico determinante y lapidario: «Nos dicen que nuestro hijo está con muerte cerebral«.
Por increíble que parezca, diez meses después de este terrible suceso, todavía nadie se ha responsabilizado de la muerte del pequeño Jorge Ignacio. La Clínica Bicentenario asegura en un comunicado que «han prestado y prestarán toda su colaboración al Ministerio Público«, pero Jorge García nos desmiente esta información: «La justicia nos dice que la clínica no ha entregado la información requerida por la vía legal, por lo que el proceso no puede continuar (…) La Clínica Bicentenario está asesorada por muy buenos abogados e intenta retrasar la entrega de los documentos con el objetivo de que pasen los años y nosotros nos agotemos y dejemos de molestarlos«, denuncia el padre del pequeño.
«El sistema de justicia en este país es así: hay pruebas e informes técnicos que demuestran que el error fue de ellos y todavía no hay responsables, ni civiles ni penales«, explica Jorge García.
«Queremos que se haga justicia y que salga la verdad. Que la sociedad sepa que no tiene que dirigirse a este centro de atención privada porque es horriblemente malo. No le importa atender niños, ni bebés ni adultos con sus maquinarias malas. Lo único que les interesa es cobrar«, advierte el padre del bebé fallecido.
Es importante explicar que tras el terrible suceso, la Clínica Bicentenario despidió a cuatro enfermeras por su supuesta responsabilidad en la muerte del bebé. Estas trabajadoras fueron a juicio contra la clínica y resultaron ganadoras porque el fallo indicó que no tuvieron responsabilidad en lo sucedido, ya que el problema fue que las máquinas que debían alertar al personal no funcionaron debidamente.
«Tengo informes técnicos en los que estas mismas enfermeras habían informado semanas atrás que las máquinas habían presentado problemas. Pusieron a nuestro bebé en manos de unas máquinas que ya sabían que no funcionaban de forma óptima. Así de terrible es esta gente«, sentencia con indignación y una profunda tristeza el padre del pequeño Jorge Ignacio.
Jorge García junto a su mujer y toda su familia se preguntan qué está esperando la justicia para iniciar una investigación efectiva: «Aquí alguien es responsable de la muerte de nuestro hijo, alguien no hizo su trabajo, y no descansaremos hasta descubrirlo«.