La petición fue publicada íntegramente en The Washington Post. “Somos más de 50 israelíes que una vez fuimos soldados, y ahora nos negamos a ser parte de las reservas. Nos oponemos al Ejército de Israel y a la ley de conscripción.”
Los firmantes, 51 personas en total, nos recuerdan que cada vez que se abre un proceso de reclutamiento, se producen todo tipo de oposiciones, resistencias y deserciones. Y en esta nueva invasión a Gaza, no hay excepciones.
Las críticas van mucho más allá de la Operación Margen Protector que lanzó Israel a principios de julio de este año, e incluso más allá de la ocupación de Palestina. Aunque “tiene una especial urgencia dada la brutal operación militar que está teniendo lugar en nuestro nombre.”
Las razones principales que llevaron a estos ciudadanos a ir contra le ley israelí es su posición respecto de la fuerte unidad existente entre el ejército y sociedad. Declararon: “Deploramos la militarización de Israel y las políticas discriminatorias del ejército”.
Sostienen que para ellos “la actual operación militar y la forma en que la militarización afecta a la sociedad israelí, son inseparables. En Israel, la guerra no es solo la política a través de otros medios, la guerra reemplaza a la política. Israel no es capaz de pensar en una solución a un conflicto político más allá del uso de la fuerza, por lo que es propenso a involucrarse en espirales de violencia sin fin. Y cuando los cañones se disparan, no se ha de escuchar ninguna crítica.”
“Somos soldados de una gran variedad de unidades y posiciones en la familia militar -un hecho del que ahora nos arrepentimos, porque durante nuestro servicio nos dimos cuenta que las tropas que operan en los territorios ocupados no son los únicos que están imponiendo los mecanismos de control sobre la vida de los palestinos. En verdad, todo el ejército está implicado. Por esa razón, ahora nos negamos a participar de nuestras obligaciones como reservistas, y apoyamos a todos aquellos que se resisten a ser llamados a servicio.”
“El Ejército israelí, una parte fundamental de la vida de los israelíes, es también el poder que domina los palestinos que viven en los territorios ocupados desde 1967. Mientras el Ejército siga existiendo con su actual estructura, su lenguaje e ideología nos controlará: dividimos el mundo en buenos y malos, según categorías militares; el Ejército es una autoridad que dice quién vale más y quién vale menos en una sociedad, quién es más responsable de la ocupación, quien puede expresar su resistencia ante ello y quien no, y cómo pueden hacerlo. El ejército juega un rol central en todas las propuestas y planes de acción discutidos a nivel nacional, lo que explica la ausencia de cualquier argumento real para una solución no militar de los conflictos en los que se han visto arrinconados Israel y sus vecinos.”
“Los residentes palestinos de Cisjordania y Franja de Gaza han sido privados de sus derechos civiles y derechos humanos. Viven bajo un sistema legal distinto al de sus vecinos judíos, lo que no es culpa exclusiva de los soldados que operan en esos territorios. Por esto, esas tropas no son las únicas obligadas a rebelarse.”
Las críticas hacia la estructura militar y su función dentro de la sociedad israelí misma son contundentes. Se sostiene en la petición que “En la sociedad israelí, la unidad militar a la que uno pertenece, y la posición que tenga allí, determinará en gran parte el camino profesional que pueda tener en su vida…El ejército busca mostrase como una institución que fomenta la movilidad social, como escalón de ascenso dentro de la sociedad israelí. Pero en verdad, perpetúa la segregación. Creemos que no es casual que los que provienen de familias de medios y altos ingresos ingresen en las unidades de inteligencia de elite, y desde allí usualmente pasen a trabajar en compañías de tecnología, con altos salarios”.
“Los militares consagran la imagen del buen israelí, quien en verdad obtiene su poder subyugando a terceros. El lugar central de los militares en la sociedad israelí, y esta imagen ideal que genera, se articulan para borrar la cultura y las luchas de los Mizrachi, los etíopes, los palestinos, los rusos, los drusos, los ultra-ortodoxos, los beduinos, y las mujeres.”
Asimismo, denuncian una fuerte discriminación y acoso contra la mujer, y contra los judíos de origen árabe (Mizrachi), relegándolos de cargos o unidades de importancia o prestigio.
“Todos participamos, en un nivel u otro, en esta ideología y jugamos a ser el buen israelí que sirve lealmente en el Ejército. El servicio nos hizo avanzar en nuestras posiciones en las universidades y en el mercado de trabajo. Conseguimos contactos y nos beneficiamos del calor del consenso israelí, pero por las razones anteriormente enumeradas, los beneficios no compensan los costos”.
“Por ley, algunos de nosotros todavía estamos registrados como parte de las fuerzas de reserva…Aun así, no vamos a participar, de ninguna manera.”
“Apoyamos a los que resisten: a los estudiantes de escuelas secundarias que se negaron, escribiendo una carta de rechazo; a los ultra ortodoxos que protestan contra la nueva ley de servicio militar obligatorio; a los objetores drusos; y a todos aquellos que no sirven en el servicio militar por su conciencia, su situación personal o su bienestar económico.
Firman la petición Yael Even Or, Efrat Even Tzur, Tal Aberman, Klil Agassi, Ofri Ilany, Eran Efrati, Dalit Baum, Roi Basha, Liat Bolzman, Lior Ben-Eliahu, Peleg Bar-Sapir, Moran Barir, Yotam Gidron, Maya Guttman, Gal Gvili, Namer Golan, Nirith Ben Horin, Uri Gordon, Yonatan N. Gez, Bosmat Gal, Or Glicklich, Erez Garnai, Diana Dolev, Sharon Dolev, Ariel Handel, Shira Hertzanu, Erez Wohl, Imri Havivi, Gal Chen, Shir Cohen, Gal Katz, Menachem Livne, Amir Livne Bar-on, Gilad Liberman, Dafna Lichtman, Yael Meiry, Amit Meyer, Maya Michaeli, Orian Michaeli, Shira Makin, Chen Misgav, Naama Nagar, Inbal Sinai, Kela Sappir, Shachaf Polakow, Avner Fitterman, Tom Pessah, Nadav Frankovitz, Tamar Kedem, Amnon Keren, Eyal Rozenberg.
Fuente: Washington Post/ Noticias Pia